Derecho de Petición
Enviado por cathria • 25 de Agosto de 2013 • 491 Palabras (2 Páginas) • 427 Visitas
SEÑOR
JUAN MANUEL SANTOS CALDERÓN
PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA
Casa de Nariño
Bogotá D.C.
Respetuoso saludo
Acogiéndome al Derecho de Petición consignado en el Artículo 23 de la Constitución me dirijo a usted para solicitar explicación sobre lo siguiente:
• Si es verdad que el TLC con los Estados Unidos condena al campesino colombiano a consumir semillas “certificadas”, convirtiendo en delito el uso tradicional de sus propias semillas, encareciendo su producción y poniendo en riesgo su seguridad alimentaria.
• Si son ciertos los acontecimientos que denuncia el documental “970” 1 (Victoria Solano) en el sentido de que por orden del ICA se decomisaron de la reserva privada de los campesinos miles de toneladas de arroz en el Municipio de Campoalegre, Huila, las destruyeron y descartaron en un relleno sanitario, con el pretexto de violar la resolución 970 del 2011 relativa a la prohibición de administrar semillas de la propia cosecha.
Si usted como presidente de todos los colombianos cohonesta con este acto de traición y homicidio diferido de la población nacional y va a cruzarse de brazos, o sí por el contrario coincide con que:
• Ese presunto renglón del TLC, y otros de los cuales se hizo pública advertencia en su momento, son un atropello a la soberanía nacional, al respeto a la población colombiana y a la seguridad alimentaria del campesino.
• La resolución 970 de 2011 es irracional, y que convoca una justa protesta e incluso violencia por parte de los afectados, y que merece la solidaridad de cada uno de los colombianos que conozcan estos vergonzosos eventos.
Del análisis de quienes se han dedicado a estudiar estos eventos acopiamos lo siguiente:
• La selección, alistamiento y utilización de la semilla propia es una tradición inveterada e inviolable, no diferente de los derechos que asisten a los pescadores artesanales de San Andrés. Estas semillas se adecúan a las condiciones de su propio suelo y están libres de necesidades artificiales de acondicionadores del suelo y las otras sustancias que imponen el uso de las mal llamadas semillas mejoradas. Sacrificar estos derechos al atropello de las multinacionales es un acto de lesa traición al campesino colombiano.
• Los testimonios de usuarios dóciles en Campoalegre señalan que las semillas mejoradas han incrementado impunemente los costos de producción, y que los resultados no ameritan ni de lejos la sustitución de las semillas nativas, circunstancias que ponen en grave peligro la independencia alimentaria de los campesinos afectados. Cuando los cultivadores han incurrido en pérdidas insostenibles por el uso de esos adefesios, nadie ha respondido por las pérdidas, ni terciado en su favor ante proveedores inescrupulosos y acreedores indiferentes.
• El
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