Diferencias
Enviado por JuanSebasLDR • 16 de Mayo de 2015 • 8.328 Palabras (34 Páginas) • 116 Visitas
Nietzsche y Wittgenstein:
herramientas para pensar la diferencia y la Pedagogía
Alfredo Veiga-Neto *
Traductora
Olga Marín
... porque no hay nada igual en sí mismo...
(Nietzsche. La gaya Ciencia, § 111)
La representación panorámica permite la comprensión, que consiste
precisamente en ver las conexiones. De ahí la importancia de encontrar y
de inventar articulaciones intermedias.
(Wittgenstein. Investigaciones filosóficas, § 122 )
Diferencia y Nietzsche
En la actualidad, pensar la diferencia se ha convertido en un imperativo ineludible. Como en
ningún otro momento de la Historia, cada vez nos enfrentamos más y más con la anisotropía del mundo.
La cuestión no se resume a saber si y cómo el mundo es cada vez más heterogéneo, o si las diferencias
son incluso más comunes. Lo que quizás importa más es que el mundo nos parece cada vez más
heterogéneo, con el resultado de que actuamos y nos movemos de acuerdo con esa representación que nos
hacemos de él. Unas veces nos sentimos perturbados con esa diferencia, otras veces indignados al ver la
diferencia transformarse en desigualdad, a veces estupefactos por nuestra dificultad para lidiar con ella, a
veces desanimados por nuestra incapacidad para cambiar tal estado de cosas. Aunque hayamos dejado
atrás el gastado sueño moderno de construir un mundo isotrópico –y, que por el contrario, incluso
elogiemos la notable y creciente visibilidad e importancia que asumen los diferentes– no hay manera de
renunciar al deseo de vivir en un mundo en el que tales diferencias no se transmuten en crueles
desigualdades.
Muchas son las teorías y perspectivas filosóficas, sociológicas y psicológicas invocadas para
entender la diferencia y para hacer frente a esta extraña sensación de creciente diferencialismo, en un
mundo globalizado de modo tan desigual y tan injusto. En el ámbito de la educación esto es de suma
importancia, sobre todo teniendo en cuenta que, al mismo tiempo en que gran parte del ethos de este
campo apunta en un sentido prospectivo, los paisajes sociales parecen cada vez más borrosos, con un
futuro incierto, incluso sombrío. Fue en gran medida provocado por la diferencia entre el "¡tenemos que
cambiar!" y el "¿qué y cómo [hacer] para cambiar?" que florecieron con algunas importantes
contribuciones pedagógicas (teóricas y prácticas) en las últimas décadas. No cabe duda de que las más
difundidas de estas contribuciones se situaban –y es evidente: todavía se sitúan– a la izquierda del amplio
espectro político. Sin embargo, se está propagando una corriente todavía poco difundida, en mi concepto
A. Veiga-Neto, O. Marín / Nietzsche y Wittgenstein:
herramientas para pensar la diferencia y la Pedagogía
Mutatis Mutandis. Vol 2, No 1. 2009. pp. 122 – 133
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muy prometedora y que ha tenido alguna resonancia muy productiva en nuestro país, que tiene su mayor
exponente en el perspectivismo relativista de Friedrich Nietzsche.
De hecho, en línea con el creciente interés por el pensamiento de Nietzsche que se observa en las
últimas décadas, han sido cada vez más frecuentes los estudios que tratan de extraer de la obra
nietzscheana nuevos elementos para considerar los problemas sociales y educativos y que afligen a la
mayoría de nosotros. No es necesario hacer aquí un inventario de lo que se ha producido entre nosotros,
pero debemos mencionar las recientes contribuciones en este campo, que casi siempre directamente
toman al filósofo como referente mayor. Me refiero en particular a los libros escritos y/o organizados por
Larrosa (1998, 2001 y 2002), por Rago, Orlandi y Veiga-Neto (2002), por Larrosa y Pérez de Lara
(2001), por Larrosa y Skliar (2001) y a los diversos artículos que componen el expediente "Diferenças" en
el número 79 de la revista Educação e Sociedade (CEDES, 2002). Estas referencias son apenas una
muestra de los escritos que se renuevan cada año: se está redescubriendo a Nietzsche para la Educación,
no sólo en artículos dispersos, sino que varios autores de inspiración nietzscheana –cuyos ejemplos más
significativos son Foucault y Deleuze– están siendo estudiados y utilizados en el campo de la Educación.
En este contexto, a mediados de 2002, preparé algunas de las posibilidades que nos ofrece
Foucault, a partir de Nietzsche, para pensar la diferencia en el campo de la educación, con el fin de dirigir
la discusión en el Seminario de la UNICAMP [Universidad Estadual de Campinas], organizado por
Regina Maria de Souza y Silvio Gallo, durante el segundo semestre del año. Más concretamente, me
ocupé del candente tema actual de la exclusión social del diferente y de su inclusión en y por la escuela,
de acuerdo con algunos movimientos progresistas pedagógicos. Propuse como base para mi debate un
capítulo de un libro y dos artículos que había escrito recientemente en este campo (Veiga-Neto, 2001a,
2001b y 2002). Igualmente, me apoyé en las herramientas conceptuales que Foucault había tomado de
Nietzsche y que había desarrollado principalmente en el eje de sus investigaciones genealógicas. Fue
durante el desarrollo de estos acontecimientos que se me presentó otro personaje.
La llegada de Wittgenstein
Comienzo haciendo un breve informe metodológico, a fin de dejar claras las razones que me
llevaron a buscar articulaciones que no tenía previstas cuando comencé a preparar el material para el
debate en el seminario. Este informe sirve también como un ejemplo de la naturaleza circunstancial del
desarrollo de una investigación. Incluso cuando se eligen de antemano las perspectivas teóricas, los
autores, los instrumentos metodológicos y el corpus de una investigación –elementos con los que
construimos nuestros problemas, formulamos nuestras preguntas, y llegamos a algunas respuestas, que a
su vez plantean nuevas
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