Dinámica y conducción de grupo (sesión 1)

EMERGER EN  EL TIEMPO APROPIANDOSE A LA CULTURA (ETAC)

MATERIA:

Dinámica y Conducción de Grupos en el Aula

SESIÓN 1:

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ASESORA:

Mtra. Lesly Cerón

Maestría en Docencia

ELABORADO POR:

Denise Jocelyn Sánchez Domínguez

Toluca, Méx. a 25 de mayo de 2016

INTRODUCCIÓN

Las transformaciones que está viviendo el mundo en materia económica, educativa, social, política y cultural, asociado a los grandes avances de la ciencia, la tecnología y la información en los tiempos actuales ha producido un nuevo contexto socio histórico donde la humanidad debe asumir los cambios y retos que le impone la sociedad de la información y el conocimiento.

Esta realidad conlleva al surgimiento de nuevos requerimientos y prácticas de gestión para el docente, para responder de forma eficiente y efectiva a los cambios que experimentamos hoy en día.

Existen dos caminos para la adquisición del conocimiento: el aprendizaje teórico y el aprendizaje vivencial. Es de esta manera que se le da la importancia a la dinámica grupal dentro del aula, pues en gran medida, de ello depende que el docente cumpla su objetivo educacional.

Para poder tener una introducción al campo de la dinámica de grupos, surge la elaboración del presente ensayo, en el que se analizarán temas relevantes como: el papel del docente actual, las debilidades del modelo tradicional, el aprendizaje significativo y técnicas de evaluación y el aprendizaje colaborativo.

El papel del docente actual.

El profesorado se establece como una de las figuras esenciales en la educación y formación del menor (tomando en cuenta que la educación no sólo depende de lo aprendido en la escuela, sino también influyen factores como la familia y la sociedad), ya que será éste el referente educativo dentro del marco escolar.

En palabras de Rivera (2013), “corresponde al docente ser el facilitador de cambios en el contexto educativo, por ser el papel importante que se relaciona directa (enseñanza presencial) e indirectamente (enseñanza virtual) con el alumno; es el moderador en los espacios de discusión en el aula, es el guía, el orientador, es uno de los elementos que complementan el currículo, mismo que ejecuta junto con el currículo oculto y, es también, quien evalúa los aprendizajes”.

En ese sentido se entiende que, dentro del aula, el docente debe procurar cumplir con:

1. Ser un gestor de procesos de aprendizaje.
2. Fungir como guía y orientador: teniendo la capacidad de ampliar la información así como ejecutar, vincular y aplicar lo aprendido a la realidad o el entorno social, económico, político y cultural actual.
3. Estar en constante actualización.
4. Promover la práctica de valores éticos y morales.
5. Ser creativo y de fácil adaptación al medio: debiendo ser capaz de crear opciones que permitan solucionar situaciones nuevas e innovadoras que se presenten; por lo que es necesario adaptarse a las circunstancias en que éstas ocurran.

El docente tiene que adaptarse y desarrollar nuevas competencias que los alumnos requieren para enfrentarse al mundo actual. Por eso, además de las competencias tradicionales de conocimiento de las materias que se imparte, debe ser capaz de desarrollar nuevas habilidades y estar a la orden del día en cuanto al uso de las TIC, aprovechando las ventajas que éstas ofrecen, para lograr su labor docente.

Las debilidades del modelo Tradicional.

El modelo educativo tradicional refuerza el esquema en el cual el profesor es el protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es él quien decide casi por completo qué y cómo deberá aprender el alumno y es el único que evalúa cuánto ha aprendido, mientras que el estudiante participa solamente en la ejecución de las actividades seleccionadas por el profesor.

Este modelo presenta graves desventajas para la educación actual, pudiéndose citar entre ellas:

• La inexistencia de retroalimentación en el proceso enseñanza-aprendizaje
• El uso del autoritarismo y la inflexibilidad en la enseñanza de los contenidos
• Es limitante en cuanto al interés por la investigación y la autodidáctica.
• Los alumnos poseen poca capacidad de análisis, además escaso pensamiento crítico y científico
• Escasa utilización de las Tecnologías de Información  y Comunicación
• No existe un interés por la educación continua y actualización del conocimiento docente
• El estudiante se preocupa por obtener una buena nota y no lograr aprender de manera efectiva

En la pedagogía tradicional, el elemento base del aprendizaje es la memoria a través de la repetición, además de la imitación y la copia. “Los contenidos curriculares están constituidos por las normas y las informaciones socialmente aceptadas” (Posso, 2009).

Aprendizaje significativo y técnicas de evaluación.

“La concepción cognitiva del aprendizaje postula que el aprendizaje significativo ocurre cuando la persona interactúa con su entorno y de esta manera construye sus representaciones personales, por lo que, es necesario que realice juicios de valor que le permiten tomar decisiones en base a ciertos parámetros de referencia” (Rivera, 2004).

El aprendizaje significativo se logra tomando como referencia el aprendizaje adquirido relacionándolo con experiencias previamente obtenidas, así, de esta manera, el alumno puede encontrarle un sentido al proceso enseñanza-aprendizaje. En este sentido, el alumno participa activamente, muestra interés y seguridad, se vuelve autónomo y propicia la imaginación y la creatividad.

En base a esto, las técnicas aplicadas en la evaluación de dicho aprendizaje deben estar orientadas hacia el modelo basado en competencias y en objetivos. Para lograr este fin, es importante conocer y responder a cuestionamientos como ¿qué evaluar? y ¿cómo evaluar?

Para responder al primer cuestionamiento es necesario que “durante el proceso se evalúe el desarrollo de las distintas capacidades propuestas en los objetivos, como:

• La comprensión de los conceptos que fundamentan la práctica.
• El dominio de procedimientos.
• La capacidad de resolución de problemas.
• La capacidad de reflexión sobre la propia práctica y los criterios que la orientan.
• Las habilidades para la comunicación oral y escrita” (Avolio de Cols e Iacolutti, 2006).

Una vez delimitado el qué, debe planearse el cómo, teniendo en cuenta “lo que el alumno es capaz de realizar con relación a los propósitos establecidos y los contenidos curriculares” (Rivera, 2006) como:

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