Dulce Lily
Enviado por dulcesar • 26 de Noviembre de 2012 • Informe • 428 Palabras (2 Páginas) • 419 Visitas
Dulce Lily era una niña muy feliz, una niña que inspiraba felicidad, una niña que te contagiaba su bella sonrisa, en verdad. Dulce Lily vivía con sus padres, Dulce Lily vivía.
Hay que ser carente de alma para irnos de paso y no regalarle una sonrisa a esa niña. Esa sonrisa que obviamente reflejamos de ella. Es lo menos que podemos hacer, regalarle nuestra sonrisa.
La joven niña, era exactamente eso, una niña tierna e ingenua en físico y en corazón, nariz pequeña, boca tierna y delicada como nada que haya podido ver antes en mí no tan corta pero suficiente existencia física y terrenal. Tenía unas pequeñas piernas tiernas y blancas como malvavisco de las que gustaba siempre presumir, nunca lo olvidare, se aseguró muy bien de que nadie lo olvidara, era una pequeña muy segura de su belleza.
La pequeña Lily tenía un pequeño amigo, el Príncipe Alexander, un conejo pequeño y blanco como la pequeña y blanca Lily, al que le hacía falta una pata, cosa que Lily justificaba todo el tiempo contando a la gente que un Rey moribundo que pedía asilo con desesperación, encontró al pequeño Alexander y este le obsequio su pata en señal de su fe y la creencia de que el rey recuperaría al final su merecido trono. Claro, esto a cambio de que se le otorgara un título real como gratitud.
Lily dice que su primer nombre es Príncipe. Príncipe le fue obsequiado a la pequeña Lily nada más y nada menos que por el mismísimo Rey, a razón de haber sido la niña más hermosa que habían contemplado sus ojos jamás, al verse esta disgustada y distante por la falta de extremidad del pequeño amigo, el Rey le cuenta esta historia agregando la frase ‘me salvo la vida’ y encantada, esta lo acepta.
Desde entonces, esta nunca dejo de creer que era el conejo más valiente de todos, hasta el momento de su muerte. Cosa que nunca le permitió tenerle miedo jamás a nada.
El miedo, es algo que necesita el ser para ser, no para temer, para sobrevivir…
‘Vivir con miedo es sobrevivir’
-Cesar E. Puentes
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