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EDUCACION COMO PROCESO ANTROPOGENICO


Enviado por   •  14 de Junio de 2015  •  1.490 Palabras (6 Páginas)  •  1.191 Visitas

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La educación como acción eticizadora al través de la cual se alcanza un ideal de ser humano y en el que se refleje la postura que el alumno ha adquirido sobre el tema.

EDUCACION COMO PROCESO ANTROPOGENICO

Resulta imposible abordar la cuestión educacional sin referirse al anthropos o realidad humana. Lo humano y lo educacional constituyen «significantes-significados». Las dificultades que se encuentran al intentar definir el concepto de hombre se convierten en estorbos cuando se intenta aclarar el concepto de educación.

Relacionar antropología filosófica y procesos educacionales es el asunto que de gran importancia dentro de la tarea de una antropología de la educación. La antropología se ha desarrollado en tres direcciones epistemológicamente diferenciadas.

Una doctrina que responda al puesto del hombre en la historia y al sentido que prueba seguir en la existencia no puede quedar limitada a ninguna ciencia. Esto no significa que una antropología filosófica pueda, y deba, hacer menos los datos ofrecidos por las ciencias empíricas, sean éstas de la naturaleza o sociales. Un saber acerca del significado del fenómeno humano no es una tarea fácil dado que el hombre es realidad abierta y nada precisa. Los hechos conocidos o acaso tan sólo construidos por las diversas ciencias resultan, pues, imprescindibles para la labor del filósofo antropólogo.

El concepto mismo de antropología no puede menos que acusar las variaciones temporales de lo humano. La evolución semántica del significado depende del proceso histórico. Montaigne, en el siglo XVI renacentista, entiende al humanista como a aquel autor que escribe únicamente sobre temas humanos y filosóficos al margen de la teología. Los tiempos medievales han quedado atrás. Descartes, en el siglo XVII francés, intelige al hombre como dualismo de alma que piensa y extensión corporal. El alma, que no es materia, se libra del determinismo de la naturaleza y pasa a ser libre. Tal bifurcación de lo humano pesará sobre las antropologías posteriores, materialistas unas, espiritualistas otras. El empirismo del siglo XVIII se inclinó por ver en el hombre a un ser tan solo observable. El sueco Linneo acaba, en el mismo siglo, por inscribir al ser humano como una especie biológica más dentro del reino animal. El alemán Kant, fallecido en 1804, en su curso de Lógica formula tres graves preguntas: ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer? y ¿qué puedo esperar?; epistemología, ética y teología. Advierte que los tres interrogantes se resumen en uno solo: ¿qué es el hombre?, o sea en la antropología. El éxito del siglo XIX Darwin enfoca el estudio del hombre desde el positivismo, desde lo ofrecido a la sensibilidad. El hombre es, y solo es, su aparición a la experiencia sensible. Pero a lo largo del siglo XX nace otro enfoque, una de cuyas corrientes más significativas es la filosofía existencial, con autores como Kierkegaard, Jaspers, Heidegger y Sartre. En Francia, durante el siglo XIX, surgen dos orientaciones contrapuestas en el enfoque antropológico: una, representada por Maine de Biran, entiende todo lo humano desde el sentido intimo; la otra, presidida por Augusto Comte, se hace cargo del hombre arrancando del hombre social.

Descartes, en su libro Meditaciones, sentó que el ser humano queda constituido por el hecho de tornar directamente conciencia de sí mismo como un ente cuya existencia se descubre en el acto de pensar: «Je pense, donc je suis». Pero en la Meditación VI afirma que, si bien es verdad que la esencia del hombre reside en el pensamiento, no es menos verdad que la integridad de lo humano queda definida por la unidad de una sustancia pensante y de un cuerpo extenso. Las pedagogías psicologistas o sociologístas jamás darán cuenta de la complejidad del anthropos porque pierden el sentido o significación del fenómeno humano, limitándose a elaborar ciencia a partir de los datos. La antropología filosófica, en cambio, analiza las condiciones de posibilidad del proceso educativo, y dichas condiciones no son hechos, sino aprioris que es preciso analizar con métodos no científicos, como pueden ser el fenomenológico y el hermenéutico.

EDUCACION COMO PROCESO ETICIZADOR

La idea de que el problema de lo humano es “tener que hacerse”, que no hay otro modo de “humanizarse” sino a través de la educación, y que por ello es necesario hablar de una estructura educanda del hombre. Educarse, entonces, es hacerse parte de un modo de ser humano, lo que nos habla del carácter de lo educativo como proceso creador de sentido y orientado a finalidades propias

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