EDUCACIÓN INCLUSIVA

La integración de niños y niñas con N.E.E. ha sido la gran meta de trabajo en los establecimientos educacionales de nuestro país. Para el logro de ésta se han implementado proyectos para brindar los apoyos necesarios, ya sea humanos o materiales, con la finalidad de facilitarles el acceso al currículo. Pero hoy en día, nuevos desafíos se han presentado. Un enfoque con una mirada diversificada, que pretende un cambio social y cultural basado en el respeto y valoración de las diferencias, considerando que todos y todas los/as estudiantes poseen los mismos derechos de acceso a la educación.

Este nuevo modelo de educación inclusiva supone un cambio significativo ya que es necesario crear de manera progresiva las condiciones necesarias que permitan introducir las transformaciones que se requieren, a partir del análisis de cada contexto.

Este modelo denominado “Inclusión” hace referencia a una mirada diversificada, que valora a la persona como tal, el respeto y la dignidad hacia ésta, y de las competencias, eliminando categorías.

Respecto a lo anterior, el modelo inclusivo hace mención a la atención a la diversidad, la cual implica varios aspectos relevantes que debemos considerar al llevar a cabo nuestras prácticas pedagógicas. Es primordial que como docentes sepamos satisfacer las necesidades de nuestros alumnos/as de forma pertinente, a tiempo y propiciar todas las herramientas posibles para que los estudiantes tengan aprendizajes verdaderamente significativos.

Actualmente se está dando bastante énfasis a la adquisición de los aprendizajes. La interrogante es ¿cómo lo adquirimos? Se sabe que éste siempre ha estado ligado a un aspecto, específicamente en función a actividades cerebrales. Incluso, podríamos decir que existen bastantes estudios en relación a esto, pero hoy en día se habla de una nueva teoría que ha generado discrepancia en cuanto a los postulados de algunas de éstas. Dicha teoría trata de "percibir cómo comprendemos" de acuerdo a la estructura cerebral que cada uno de nosotros posee, la cual se va estructurando mediante las experiencias personales que nos ocurre en el transcurso de la vida. Esta teoría es denominada “neuroeducación”.

Claramente la neuroeducación va ligada a los aprendizajes, y para lograr de manera efectiva éstos, debemos considerar aspectos importantes los cuales se generan desde la etapa perinatal, etapa en donde se produce el primer vínculo afectivo directo del bebe con su madre. Este vínculo lo llamamos apego, es por ello la importancia de éste, ya que si se genera recíprocamente, permitirá en la persona la seguridad en si mismo, la autoconfianza, entre otras, el cual será determinante en el acceso a ciertos pensamientos, sentimientos y recuerdos.

Es decir, las etapas fundamentales del ser humano son aquellas desde la concepción a la niñez, puesto que en ellas es donde se generan las experiencias, interacciones las cuales posteriormente se asimilan, traduciéndose y/o consolidándose en aprendizajes.

Desde la concepción a la vejez existen cambios, siendo éstos graduales y ordenados, los que pueden ser cuantitativos como cualitativos. Algunas de las atapas del

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