EDUCAR UNA LABOR COMPARTIDA
Enviado por Shasim • 25 de Abril de 2017 • Ensayo • 1.330 Palabras (6 Páginas) • 228 Visitas
“EL ACTO DE EDUCAR; UNA LABOR COMPARTIDA”[pic 1]
INTRODUCCIÓN
La tarea de educar ha sido una actividad que siempre ha existido en la cotidianeidad del ser humano, en todo devenir de su evolución, el proceso de educar se ha hecho presente, es decir, desde el propio momento en el que el hombre empezó a poblar la tierra tuvo la necesidad de estructurar mecanismo y estrategias de enseñanza que lo llevaran a solventar situaciones problemáticas que en lo individual eran, por las circunstancias en las que vivía, muy difíciles de poder atender y resolver, por lo que se dio a la tarea de aleccionar en, lo individual así como a un grupo de personas, quienes en conjunto resolvieran las situaciones problemáticas que se estaban haciendo presentes, así como el dejar el legado de lo que se había adquirido, sin que éste fuera su propósito final, sin embargo se obtuvo.
En todo este proceso de enseñar y de aprender siempre ha estado presente la figura y función social que representa la familia, a partir de este supuesto, propongo el siguiente planteamiento, el acto de educar como una labor que es compartida entre los docentes, quienes desempeñamos la función académica y los padres de familia, quienes desempeñan la función formadora. Sin embargo la función de educar no ha estado centrada en una sólo figura, no únicamente corresponde al académico, o al instructor, ni es exclusividad del tutor y guía, todos somos susceptibles de enseñar, de educar y de ser educados, sin importar la edad, la escolaridad o la propia experiencia en el proceso de enseñar y de aprender.
DESARROLLO
El concepto de educación es polisemántico, se le ha señalado como un proceso en el cual el ser humano se plantea un constante crecimiento; como lo plantea Savater, el proceso de socialización de los saberes se da de una persona madura hacia una persona inmadura[1], por lo que el efecto de la madurez que se ejerce sobre la inmadurez se plantea desde el seno familiar, con la participación de los padres de familia hacia los hijos. Ante tal planteamiento se puede señalar que, indistintamente de la condición o función social que desempeñemos dentro de la sociedad, la propia socialización con nuestros iguales y desiguales, nos brindará un conjunto de procesos y procedimientos que permiten que todo humano acceda a la cultura y por supuesto que acceda a ella.
La educación al transcurrir de los años, se ha ido consolidando, hasta llegar a convertirse en un sistema, estructurado, metodológico y por supuesto organizado, ya constituido como sistema, tiene como objetivo principal, permitir que una gran parte de la sociedad reciba el mismo tipo de educación y formación a lo largo de su vida. Surge con la necesidad de los estados modernos de afianzar su poder sobre gran parte de la sociedad. Se caracteriza por estar presente a lo largo de toda la infancia y adolescencia de los individuos que forman la sociedad.
Desde la presente perspectiva, se puede señalar que, en fortalecimiento de lo planteado por Savater, el niño pasa por dos gestaciones la primera en el útero materno, y la segunda en la matriz social en que se cría sometido a variadísimas determinaciones simbólicas como el lenguaje y a usos y rituales propios de su cultura[2], mismas que se desarrollan y fortalecen en la convivencia social.
Según Savater, el ser humano pasa por dos etapas de socialización, la primera de ellas se realiza en el seno familiar y la segunda se da en el momento de incursionar en su formación académica, es decir, en la escuela. Si la socialización primaria se ha realizado de modo satisfactorio, la socialización secundaria será mucho más productiva, el niño contará con elementos más sólidos que lo lleven a enfrentar situaciones académicas y de socialización de forma más certera, decidida y por ende más fructífera.
Por lo tanto, cuando los niños tienen una primera etapa fortalecida con el acompañamiento de sus padres, estarán en las condiciones precisas para enfrentar su segunda etapa de una forma llena de seguridad o por lo menos con los recursos suficientes y necesarios para hacerla más llevadera. Es decir, cuando los niños, antes de ponerse en contacto con los maestros, que ya han experimentado ampliamente la influencia educativa de su entorno familiar y de su medio social[3], su desarrollo será más significativo en el contexto áulico.
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