EL COMERCIO EXTERIOR EN LA EPOCA COLONIAL
Enviado por 2300106743 • 7 de Enero de 2013 • Tesis • 5.415 Palabras (22 Páginas) • 1.898 Visitas
A pesar de que no era república, la forma en que se adaptaron las estructuras productivas en la colonia, son el inicio de una tendencia que a priori comenzaría a determinar el futuro comercial del Ecuador. Conocer nuestra vida colonial en materia de comercio exterior es poder hacer un análisis exhaustivo de nuestras exportaciones del por qué de las mismas, de sus estructuras productivas y de las necesidades de bienes importados. El presente dosier intenta dar una visión desde la colonia hasta la época contemporánea actual sin dejar de lado nuestra vida republicana.
No es casualidad que los malos resultados que pudimos haber obtenido tanto en la época de la colonia como en el período de formación de la república y que se acentuaron más en nuestra época contemporánea, sea producto de quienes nos gobernaron y quienes ejercieron la actividad comercial durante los primeros 100 años del comercio exterior republicano. Al igual que sus antecesores, el período actual no dista mucho de la época colonial, mostrando tener una falta de visión, al errar en la formulación e implementación de las políticas vinculadas al comercio internacional.
Desde sus inicios, el comercio exterior estuvo afectado por la falta de autonomía propia de la colonia, pues al ser una real Audiencia dependíamos mucho del Virreinato del Perú, en una política monopólica implantada por la Corona en la administración de sus colonias, aislándolas del resto del mundo por medio del Consejo de Indias y la Casa de la Contratación de Sevilla, instituciones creadas para manejar la política y comercio colonial, la Corona Española prohibió que otros reinos tengan contacto con la América Española. Sumemos a esto el bloqueo para la venta del cacao ecuatoriano impuesto por decreto obtenido desde Caracas penalizando casi por tres siglos a la agricultura de la costa ecuatoriana.
Por una falta de planificación de los gobiernos en las conquistas de los mercados de ultramar, el Ecuador continuó siendo un país desconocido para los importadores europeos de materias primas y productos originarios de nuestro país. Se debe recordar que durante la época colonial, la quina que había sido una fuente principal de ingresos para la audiencia de Quito, se conoció en los mercados internacionales hasta mediados del siglo XIX, por el nombre de “corteza peruana” (peruvian bark).
La pobre concepción de los ecuatorianos sobre cómo introducir y mercadear nuestros productos en los países consumidores, se aprecia en su forma más elocuente, en la deficiente comercialización del sombrero de paja toquilla manabita y cuencano, el cual a partir de la segunda mitad del siglo XIX se convirtió en el segundo o tercer ingreso más importante de divisas para el Ecuador y, a pesar de ello, este auténtico producto ecuatoriano, por una miopía de “marketing”, se conoció en los mercados internacionales como el “sombrero de Panamá” (Panama hat)
EL COMERCIO EXTERIOR EN LA EPOCA COLONIAL
Ya en la colonia poseíamos bonanza de la explotación de productos minerales, agrícolas e industriales, pero la gran mayoría de estos sólo gozaron, debido a su corta vida, de un período de prosperidad. Desde esta época empieza a surgir el cacao experimentando más de un ciclo económico de bonanza.
El primer rubro de exportación fue el oro, actividad congruente con la política comercial que la Corona implantó en la América Española durante el siglo XVI y parte del XVII. Durante dicho período, la mayor parte de las exportaciones fueron generadas por las minas auríferas de Cuenca, Zamora y Zaruma. El volumen de embarques a España era de alrededor de 800.000 pesos anuales, pero al pasar los años esta cifra comenzó a decaer alrededor de los 300.000 a 400.000 pesos por año. En aproximadamente un siglo el saqueo fue tan grande que el oro se había extinguido, y en el año de 1630, las exportaciones alcanzaban la cantidad de 3.696 pesos.
El cacao se inició con gran auge, pero en un primer ciclo fue de corta duración. Entre 1600 y 1615 se exportó alrededor de un millón de pesos por año. Pero en la década siguiente decayó debido a la caída en los precios internacionales, la destrucción de Guayaquil y las primeras prohibiciones de exportar el grano, casi se llegó a exportar unos 24.000 pesos y por algunas décadas se mantuvo a niveles de los 100.000 pesos anuales.
Entre 1620 y 1660, los astilleros se convirtieron en el principal rubro generador de dinero, en momentos en que la actividad aurífera y cacaotera se encontraban en su nivel más bajo. Por muchos años la construcción de embarcaciones y carenamiento aportaron unos 300.000 pesos anuales.
En este año en 1660 los obrajes serranos empiezan a asumir el liderazgo, los astilleros se mantuvieron en segundo lugar hasta 1740. La actividad de los obrajes adquirió inmensas proporciones y fue una colosal fuerza económica en todas las provincias de la sierra. Entre 1660 y 1720, la exportación de los productos textiles (paños, lienzos, bayetas, cuerda, etc.) aportó con más de un millón de pesos por año. Pero en 1720 inicia su descenso y lentamente fue pasando a un segundo plano. Para 1795, el volumen anual fue inferior a los 100.000 pesos.
El segundo ciclo del cacao se inició a partir de 1773, cuando sus exportaciones sobrepasaron los 300.000 pesos. El monto de las mismas, se mantuvo en constante aumento, con excepción de ciertos años de mermas de producción y/o caídas de los precios, hasta sobrepasar los 500.000 pesos en 1799 y 1800.
Productos como la madera, quina, zarzaparrilla, copé, tabaco, suelas y café, estuvieron presentes entre los rubros de exportación y algunos de ellos se vendieron al exterior desde los primeros años de haberse fundado la Audiencia de Quito. Salvo la madera y la quina que aportaron cada una con unos 30.000 y 40.000 pesos por año, los demás productos no jugaron un papel decisivo dentro del total de las exportaciones. La contribución individual de ellos fluctuó entre un 2% y 5% del total.
De un análisis global de las exportaciones se observa que los niveles máximos de prosperidad se logran en los siguientes períodos: 1575 a 1615 con exportaciones hasta por un millón de pesos por año; 1660 a 1720 es el período de mayor esplendor de la Real Audiencia de Quito, las exportaciones sobrepasaron los dos millones de pesos; 1773 a 1810 bordearon las exportaciones los 700.000 pesos; y, 1817 a 1820 las exportaciones alcanzaron los 900.000 pesos. De estos cuatro ciclos económicos los dos primeros son los que dejan mayor riqueza per cápita durante la larga historia de la Real Audiencia de Quito.
Estos son los períodos que tuvieron saldos positivos, pero en muchas ocasiones durante Real Audiencia de Quito, el comercio exterior arrojó saldos negativos en su balanza, por las enormes remesas de capitales
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