EL DIVINO JUICIO DE DANTE

EL DIVINO JUICIO DE DANTE

En el Círculo V del canto VIII del infierno de Dante, es donde son castigados los iracundos, es decir, aquellas personas que manifiestan ira o tienden a sentirla.

Las almas de los iracundos están enlodadas en la pantanosa laguna Estigia. Rabiosas, se golpean entre ellas, y se despedazan a mordiscos. Bajo el agua y hundidos en el lodo, están las almas. Y es Flegias, quién transporta en su barco a Dante y a Virgilio a través de la Estigia

Felipe Argenti se halla entre los iracundos. Fue un hombre grande de persona y nervudo; y de una maravillosa fuerza y más que ningún otro, iracundo. Alighieri y Argenti, fueron adversarios en la vida real, afuera de la obra. El último pertenecía a la facción política de los Negros, los cuales derrotaron a los Blancos de Dante, y ocasionaron el destierro del poeta. Los parientes de Argenti, aprovechando la expulsión de Dante de Florencia, se quedaron con sus bienes.

Es importante destacar que el resentimiento de Alighieri en contra de Argenti se transmite y plasma de lleno en el canto aquí tratado.

Ante todo esto, la pregunta que me sonaba al leer y analizar este canto es: ¿El castigo de Argenti es Justicia divina o dantesca?

Si tenemos en cuenta la “balanza de la verdad”, podemos decir que contamos con dos “pilares”. Por un lado, está la justicia absoluta, la cual, en lo referente a las penas, se supone que corresponde solamente a Dios. Y por el otro está la ira que es una pasión furiosa que con frecuencia hace perder el juicio a quienes tienen el conocimiento, embrutece el alma y degrada todo el conjunto humano. Seguido de esto, me pregunto si Dante, al ubicar a Argenti en el grupo de los iracundos, ¿Estaba bajo el dominio de la ira? De ser esto verdad, es el mismo Dante quién debe ubicarse entre los iracundos.

Continuando con lo sucedido en el canto, en un momento dado, el rival de Dante, intenta volcar la barca de Flegias. Luego se presenta como alguien que llora y Dante responde: “Con lutos y con llanto/ puedes quedarte, espíritu maldito/ pues aunque estés tan sucio te conozco.” (Alighieri; 2012; 41).

Con ésta respuesta por parte de Dante, podemos deducir que alegóricamente, se refleja como Dante es efectivamente "contagiado" del pecado de la ira. Es así que, celebra el destino de su enemigo y luego, hasta celebra que los demás condenados por la ira, lo despedacen en el fango. Seguidamente, es el mismo Dante quien, bajo el dominio total de la ira y la venganza, ruega a Virgilio: "Maestro, mucho desearía/ el verle zambullirse en este caldo/ antes que de éste lago nos marchemos”. (Alighieri; 2012; 41).

Dante expresa hacia Felipe Argenti un sentimiento de odio que resulta muy subjetivo y parece entrar en el terreno personal del poeta, ya que refleja el deseo y el gozo de ver cómo es castigado; es tal su disfrute que

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