EL LENGUAJE DEL HAMPA Y DEL DELITO FRENTE AL DERECHO
Enviado por marias62 • 1 de Septiembre de 2013 • 2.361 Palabras (10 Páginas) • 840 Visitas
EL LENGUAJE DEL DELITO FRENTE AL DERECHO
Por Manuel Antonio Arias Echeverri (1)
“Idioma que mana fango, vocabulario pustuloso en el cual cada palabra parece un anillo inmundo de un monstruo de cieno y tinieblas. Semeja en efecto, una horrible bestia que fue hecha para la noche y que acaba de ser sacada de su cloaca...”
Victor Hugo
El arcaísmo del lenguaje judicial parece tener correlación inversa con las expresiones surgidas del mundo delincuencial; no es casual que hayan sido juristas, penalistas y criminólogos los primeros (a fines del siglo XIX y principios del XX) en ocuparse, por ejemplo en Argentina, del lunfardo porteño. Estas formas lingüísticas de transgresión viven de la novedad, frente al conservadurismo en las formas de expresión de los representantes de la justicia.
Para el semiólogo HALLIDAY los denominados “antilenguajes” son expresión de una “antisociedad” que los genera, por medio del cambio de palabras viejas por nuevas; es decir, un lenguaje relexicalizado. De manera que esperamos encontrar nuevas palabras para tipos de acto delictivo y para clases de delincuentes y de víctimas; para herramientas del oficio; para la policía y otros representantes de la estructura de aplicación de la ley en la sociedad; para penas, instituciones penitenciarias y cosas por el estilo. De ahí que, mientras el lenguaje de los transgresores de la ley está signado por la novedad, el de los Jueces y Fiscales que deben sancionarlos se caracteriza por su antigüedad.
¿CÓMO SE EXPLICA QUE DESDE EL SABER JURÍDICO SE LLEGUE A DISCIPLINAS FILOLÓGICAS Y LEXICOGRÁFICAS?
Precisamente el abogado y lunfardólogo argentino DANIEL ANTONIOTTI ha sido uno de los más importantes hombres del derecho, estudioso del lenguaje jergal porteño, que en su opúsculo sobre EL EXPEDIENTE JUDICIAL UNA FUENTE PARA LUNFARDÓLOGOS, sostiene que en el origen del habla popular rioplatense, tal como se dio cuando se conformó la Buenos Aires cosmopolita y aluvional a fines del siglo pasado y principios de éste, fueron en buena medida los hombres del hampa y del bajo fondo quienes emplearon este idioma desviado del canon académico. En parte porque el origen sociocultural de la mayoría de los que delinquían era de los estratos más bajos. Y también porque existía un aspecto funcional en este vocabulario: no ser entendidos; hablar en clave, de manera que sólo a los cófrades del oficio se les hiciese inteligible lo que se hablaba.
Los primeros hombres letrados y de formación universitaria que se familiarizaron con este novedoso lenguaje que aparecía en los sumarios policiales, en las causas penales y en las declaraciones de los procesados, fueron los abogados. Allí tenemos a LUIS MARÍA DRAGO, el mismo que cosecharía fama como internacionalista por la doctrina que lleva su nombre, redactando en 1888 un estudio criminológico: ”Los hombres de presa”, en el que le dedicó un capítulo al habla de los delincuentes. Una figura fundante del positivismo criminológico en nuestro medio, EUSEBIO GÓMEZ, contribuyó con un vocabulario jergal volcado en su obra de1907 “La mala vida en Buenos Aires”. A otro hombre de leyes, ANTONIO DELLEPIANE, se le deben los primeros intentos lexicográficos de esta jerga, que se plasmaron en el libro: ”El idioma delito” en 1984, donde se incluyó un diccionario lunfardo - español.
Casualmente se atribuye este lenguaje especial al bajo mundo, al mal vivir o a la delincuencia común u organizada conocida como el hampa. La palabra “hampa” pertenece a la lengua Germanía y se emplea para designar la vida de los maleantes y, concretamente, la “clase social” maleante; está documentada por primera vez en 1605, en la pícara Justina; QUEVEDO habla de “los galanes del ampa”; el Diccionario de las autoridades define este vocablo: “bravata, baladronada: lo que es mui usado entre los hombres que hace profesión de “guapos”, y también de las mujeres de mal vivir, a que llaman Gente de la hampa” y cita el siguiente texto de la obra que constituye su primera documentación: “Como el vellaco oyó que le hablaba de lo de venta y monte, y que yo había tomado el adobo de la hampa que él practicaba, le pesó de vello”.Cita también ALONSO HERNÁNDEZ algunos textos interesantes del Siglo de Oro, donde llama la atención que sus referencias se hagan precisamente sobre personajes andaluces y castellanos: “Soy el Corvatón de Utrera y de toda la hampa el trueno .....el joven de toda la ampa castellana y andaluza......”
En cuanto al origen de este lenguaje peculiar denominado "argot" o jerga se remonta a la Roma Imperial, donde la plebe de rufianes y proxenetas hablaban un "dialecto peculiar", que los gramáticos han apodado "sórdida verba".Y nadie más apropiado que el poeta y novelista Francés Victor Hugo, quien logró escudriñar tan profundamente en el alma de sus contemporáneos y así mismo describir tan propiamente al hombre de la calle con su tremenda miseria, sus enfermedades y vicios, contraponiéndolo a la Aristo¬cracia Francesa, siendo este literato quien denominó al lenguaje peculiar, como "argot", con las siguientes palabras: "El idioma de la mise¬ria o disfraz con que se cubre la lengua cuando va a hacer algo malo, es una lengua espontánea y reptil que va, viene, salta, se arrastra, babea y se mueve monstruosamen¬te en esa inmensa bruma oscura compuesta de lluvia, de noche, de hambre, de vicios, de mentira, de injusticia, de desnudez, de asfixia, de invierno, es el medio día de los MISERABLES”.
EL ARGOT se trata entonces, de un lenguaje propio de una categoría de seres humanos, delincuentes y en general de las gentes de mal vivir, mediante el cual se expresan y comprenden, quienes se agrupan, los que se valen de este medio renovándolo constantemente, por gusto o moda o para no dar tiempo a que las autoridades e indeseables logren familiarizarse con sus términos.
Lo anterior explica como esa comunicación verbal se torna por épocas en un lenguaje oculto, ya que parece concebido en clave y está en permanente evolución, que en algunos países tiene una variada denominación, así:
En Francia, "argot"; en Holanda, "bargoens"; en Checoslo¬vaquia, "hantyrka"; en China, "hianchang"; en España, "jeringonza, jerga, germanía"; entre los gitanos, "caló"; en Alemania “kokamloschen” o “torhwelsch”;
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