EL TEJIDO URBANO, UNA CONSOLIDACIÓN DE LA FORMA A TRAVÉS DE LA PROYECCIÓN CONCEPTUAL.

EL TEJIDO URBANO, UNA CONSOLIDACIÓN DE LA FORMA A TRAVÉS DE LA PROYECCIÓN CONCEPTUAL.

Estefanía Silva Siatova

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El lugar, como argumento principal de la concepción espacial, está ligado a determinantes que ante la eventualidad de su desarrollo determinan la construcción de la forma.

Toda imagen formal exige identidad, estructura y significado. La forma tomada como estructura abstracta carece de significación, por ello partimos del concepto. Este, lleva implícito tanto el carácter morfológico, como el contenido  (lo que vale decir que la construcción física del lugar entonces, está constituido totalmente por el concepto).

De  manera que al definir y asumir determinantes conceptuales sobre un contexto, esté dependerá altamente de las condiciones biográficas y de las determinantes que puedan influir en el desarrollo de la idea sobre los niveles en los que se ha previsto.

Tengo, sin embargo, el convencimiento de que el factor que más influye en la formación del lugar, es el ambiente inmediato, esto es, la serie de planteamientos, polémicas, obras construidas, influencias o adhesiones que forman el discurso de una representación física implantada y proyectada sobre un concepto general.

Hablar de forma y arquitectura parece tan obvio que se hace difícil incluso justificarlo: todo en arquitectura es forma o acaba tomando una forma y los argumentos entorno a ella no parecen agotarse. El cuerpo físico acaba por definirse en tres dimensiones, haciendo que las variantes de intervención sobre las que se construye el carácter, partan de la consideración estructural del lugar. Las condiciones que intervienen un proyecto ya no se conciben como sistemas independientes, es una relación directa del exterior con los elementos que componen un tejido físico y conceptual integrado en la geometría que se adhiere al contexto del que está haciendo parte.

… De ahí se desprende cómo los problemas que afronta hoy la arquitectura son más de "carácter urbano". "Salmona", dice, "ha empezado una concientización de que no hay edificio suelto y de cómo éste se cose con la ciudad". En este sentido para ella, el arquitecto deja de ser "hacedor de obras maestras" para pasar a ser "hacedor de ciudades".1        

Cada parámetro por el que es concebido el tejido urbano, denota una lectura del lugar, construida a partir de una densidad volumétrica e histórica, asimilación que tiende a perderse bajo factores que representan principalmente los sistemas de movilidad y actividades propias del comercio (formal e informal) que intervienen en la lógica del espacio como demostración.

 La condición visual deteriorada, por factores ya mencionados, expone la necesidad de repensar los elementos urbanos como espacios públicos incluyéndolos dentro del marco tradicional que compone el entorno.    

“La construcción del lugar, alude a la concepción por los que fueron establecidos los parámetros de inserción e implantación física, la conceptualización de un uso formal que integre las actividades requeridas, entendido como el conjunto de variaciones que integran una condición urbana de uso general” 2

Al integrar, al plano formal, ciertas consideraciones técnicas, estéticas y funcionales, el lugar siempre se encuentra en una búsqueda espacial cada vez más ambiciosa, que consolida aspectos de integración con el contexto existente y los refuerza con otros nuevos que marchan en la misma dirección.

La forma aparece nuevamente como indagación sistemática, objeto que integra innovadores factores de percepción tales como la luz natural sobre las superficies, juegos volumétricos, nuevas relaciones entre espacios abiertos y paisaje natural aludiendo una preocupación creciente por el espacio público urbano frente a las formas de captación no visuales de la arquitectura

La construcción de los tejidos urbanos enlaza la actividad formal con el contexto donde se afianza, las apreciaciones de circulación y actividades fijas (permanencias) se desarrollan como una herramienta primordial a la hora de crear los espacios que formaran el lugar, y en él, áreas de acceso, transición y función, Pero más allá de una funcionabilidad, la construcción del concepto debe arraigar experiencias dentro y fuera de su geometría, una percepción de los sentidos sobre el lugar.  

“La arquitectura es parte esencial de nuestra experiencia vital como seres humanos. Rescatar el valor de la experiencia arquitectónica como vivencia consciente de los lugares habitados y, por extensión, de la calidad poética de las edificaciones y ciudades, en  la integración de componentes conceptuales incluidos en la construcción de una visión perceptual como lo es el lugar habitado.” 3

La evolución ha caracterizado a la ciudad por pertenecer y regirse con aspectos fundamentales que la conforman, son elementos morfológicos propios de esta.  La arquitectura y el urbanismo moderno, realizan cambios determinantes en el espacio, pudiendo no encontrar un patrón de organización que trasmita de manera clara y organizada una sola intención de conjunto.  

La constante interacción del entorno y el hombre, se hace cada vez más tangible, la ciudad trasmite y origina una comunicación única con el que la vive.  Si la interacción que se comparte entre los dos conceptos en estudio (Ciudad Vs  Sociedad) el resultado será enormemente satisfactorio, se despertara un recuerdo, interacción y sentimiento único por el lugar donde se ha producido el conjunto.

Dicha interacción sensorial, se produce bajo dos términos, el objeto percibido y la naturaleza de quien lo percibe.  Varias teorías rigen conceptos y esquemas integrados que consisten en una extracción casi involuntaria de la información más necesaria dentro del ambiente, las secuencias que se producen dentro de la interacción permiten así una identificación plena de un todo y su resultado transmitido con éxito.

Los vínculos que se mantienen en un recorrido formal, siempre conservan las sensaciones, ya sean producidas por la condición climática, social, económica, política, etc. De allí se considera un aspecto de interés formal, enfocado directamente en la imagen de una ciudad.

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