ELECCIONES ADELANTADAS EN REINO UNIDO: LA LIEBRE Y LA TORTUGA

ELECCIONES ADELANTADAS EN REINO UNIDO: LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Por: Esaú Franco Valle

Todos hemos escuchado alguna vez el cuento de la liebre y la tortuga, de cómo una liebre destinada a ser la ganadora se deja arrebatar el gran premio por su exceso de confianza, al mismo tiempo que vemos cómo la menospreciada tortuga consigue el galardón por su empeño y perseverancia.

El Reino Unido celebra elecciones adelantadas este día jueves; ha sido una de las campañas electorales más intensas y atípicas de las últimas décadas. Estas elecciones son la gran carrera donde se medirán la liebre y la tortuga. Esta carrera que debía tener al Brexit (proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea), como pista central, se vio trasladada hacia empinadas colinas del campo de la “seguridad” y “terrorismo” gracias a los atentados en Manchester y Londres.

Theresa May, la actual Primer Ministra, viene a ser nuestra liebre del cuento. El objetivo de May al adelantar los comicios, que podrían haberse celebrado en 2020, era aprovechar la aplastante ventaja y popularidad que ella y su partido, los Conservadores (llamados Tories), tenían en los sondeos. Esto fortalecería su imagen de cara a las duras negociaciones del Brexit con la Unión Europea. La oportunidad era única: un ambiente internacional inclinado al repliegue proteccionista con Trump como su máximo exponente, una Unión Europea todavía marcada por la crisis económica y por una crisis de representatividad ciudadana en sus instituciones, pero ante todo su principal adversario, el Partido Laborista, sumido en divisiones internas y con bajo apoyo en las encuestas.

Justamente, el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, es nuestra tortuga en el cuento, pues asistió al inicio de la competencia sin posibilidades reales del triunfo, subestimado por propios y ajenos, acusado de cargar en la carrera con un pesado caparazón, un discurso populista de izquierda. Corbyn es un veterano diputado que se mantuvo en el ala izquierdista de su formación política, lleva poco más de año y medio como líder de su partido, y ya ha enfrentado y derrotado las rebeliones intestinas de su organización; y al mismo tiempo, ha conseguido su postura crítica a los poderes económicos, el cual es cuestionado por sus detractores por que argumentan que es imposible ganar elecciones con tales posiciones radicales.

La campaña electoral inició con May queriendo proyectar una imagen de fortaleza, orden y estabilidad; constituirse en la Margareth Thatcher del siglo XXI mostrar un gobierno a su imagen y semejanza: austeridad, firmeza, eficiencia y tenacidad. pero pronto las cosas comenzaron a salirse de control. Así como la liebre se recostó a un lado del camino, los Tories de May pecaron de soberbia e introdujeron propuestas de gobierno bastantes criticadas; la más polémica fue la propuesta de sustitución de la Ley de Salud Mental, la cual era percibida como una trampa para subir impuestos a las personas seniles o que tuvieran enfermedades mentales y degenerativas como Parkinson o Alzheimer, con el argumento de que esas condiciones generan mucho gasto al sistema público de salud. Tales propuestas de gobierno tuvieron un fuerte rechazo en la opinión pública y debieron ser explicadas primero, corregidas luego, y finalmente eliminadas del programa electoral; esas inconsistencias mostraron una Theresa May contraria a la imagen de firmeza y estabilidad que pretendía proyectar.

En la misma carrera Jeremy Corbyn propuso lo que sus colegas detractores al interior de su partido tanto temían, un plan enfocado en denunciar y compensar los abusos que las élites económicas habían producido en los servicios del Estado; también la negativa de Corbyn de utilizar como propuesta una posible segunda convocatoria a referéndum para reconsiderar el Brexit, y sumándose además el rechazo del líder laborista en explotar el ambiente nacionalista. Todo esto era la receta perfecta para una derrota histórica y desastroza del laborismo, era interpretado como no sólo correr lento como tortuga, sino quedarse encerrado en su caparazón. Sin embargo, las ideas de una mayor y mejor distribución de la riqueza y de fortalecer y proteger el Estado contra los abusos de los grandes monopolios y lobbies económicos no habían estado tan pasadas de moda como creían. Las propuestas comenzaron a hacerse eco entre la ciudadanía, sobretodo entre los obreros y jóvenes. La propuesta más llamativa fue la popularmente conocida como “plan Robin Hood”, que vendría a ser una reforma fiscal para subir los impuestos a las excesivas ganancias de algunos sectores para destinar lo recaudado en inversión social que alcance a la mayoría de la población; es así que mientras la liebre dormía la tortuga comenzaba a avanzar firme y recortando distancia.

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