ELOGIO DE LOS JUECES HECHO POR UN ABOGADO. Comentarios A La Lectura
Enviado por Manuel_DF • 28 de Octubre de 2012 • 1.271 Palabras (6 Páginas) • 2.434 Visitas
ELOGIO DE LOS JUECES HECHO POR UN ABOGADO
PIERO CALAMANDREI
Para entender mejor el libro debe considerarse que la primera edición de 1935 contenía los siguientes doce capítulos:
I. De la fe en los jueces primer requisito del abogado.
II. De la urbanidad (o bien de la discreción) de los jueces.
III. De ciertas semejanzas y diferencias entre jueces y abogados.
IV. De la llamada oratoria forense.
V. De cierta inmovilidad de los jueces en audiencia pública.
VI. De ciertas relaciones entre los abogados y la verdad, o bien de la justa parcialidad del defensor.
VII. De ciertas aberraciones de los clientes, que los jueces deben recordar en disculpa de los abogados.
VIII. De la predilección de abogados y jueces por las cuestiones de derecho o por las de hecho.
IX. Del sentimiento y de la lógica en las sentencias.
X. Del amor de los abogados por los jueces y viceversa.
XI. De algunas tristezas y heroísmos de la vida de los jueces.
XII. De cierta coincidencia entre los destinos de los jueces y de los abogados.
Para la segunda edición de 1955 se añadieron los siete capítulos denominados:
• Consideraciones sobre la denominada litigiosidad.
• De las relaciones entre la justicia y la política.
• Del sentido de responsabilidad y del amor de la vida tranquila.
• De la independencia o del conformismo.
• De ciertas servidumbres físicas, comunes a todos los mortales.
• De la arquitectura y del moblaje forense.
• De ciertas tristezas y de ciertos heroísmos de la vida de los abogados.
Con los que se conformaron los 19 capítulos de la obra como actualmente se conoce.
Lo anterior nos lleva a apreciar la lectura en dos momentos históricamente diferentes, pues en 1935 en Italia predominaba el fascismo encabezado por “el Duce” Benito Mussolini, con su política expansionista y una política interna extremista y partidista que dominó a la sociedad italiana de la pre guerra y la segunda guerra mundial y los capítulos añadidos en 1955, corresponden a una etapa de pos guerra que vivían los italianos con una economía de complicada reconstrucción y reacomodos sociales enfocados a una democracia y con una herencia de corrupción difícil de combatir.
Esta circunstancia lleva al lector a percibir la lectura de dos libros diferentes entremezclados en uno sólo, por lo que pareciera ir de una época a otra y de un criterio a otro en el transcurso del libro, o también puede dar la impresión de estar leyendo a dos autores diferentes, pues en algunos capítulos es sutil y amable y en otros se convierte en crítico agudo e irónico, claro está sin perder esa caballerosidad que distingue a la obra.
El libro en sí podría ubicarse parcialmente en las categorías de deontología, sociología y novela. Esto por supuesto no demerita el libro que definitivamente es lectura obligada para todo abogado litigante o juzgador, pues contiene reflexiones que no pierden actualidad a pesar de haber sido escrito hace 76 y 56 años respectivamente.
El gran aporte también debe centrarse en el acervo de frases cortas llenas de gran mensaje y que se refieren a las relaciones abogado – cliente, abogado – juez, justiciable – juez y viceversa de todas ellas, en sus protocolos, peculiaridades y deseada sencillez dentro de un protocolo, lo que no siempre se logra.
Algunas de las frases que más me agradaron son:
“Se cree que basta leer y coordinar las reglas escritas en el Código de Procedimiento Civil o en el de Procedimiento Penal, para tener una idea fiel del funcionamiento práctico de la justicia” (página 36). De este pensamiento acuñó más tarde el autor su célebre frase “SABER LEYES NO ES SABER DERECHO”.
“Pecado grave en el juez es la soberbia; pero es acaso una enfermedad profesional” (página 52).
“La fe de ciertos clientes, especialmente gente humilde e ignorante, tienen en las virtudes de los abogados y
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