EMPATIA Y ALTRUISMO EN LOS ALUMNOS

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                       CURSO DE TITULACION    

                                                                               ENSAYO: EMPATIA Y ALTRUISMO EN LOS ALUMNOS

MAESTRA: HEIDI LETICIA FLORES ARAIZA

PROFRA: EUNICE ORTIZ CACHO

INTRODUCCION

A continuación hablaremos sobre las competencias emocionales  que se pueden enseñar: podemos enseñar a los niños a ser optimistas, a ser altruistas (ayudar sin pedir nada a cambio), a ser empáticos (ponerse en lugar del otro: sin clasificar) y a ser compasivos (con-moverse con lo que siente y le sucede al otro).

Somos compasivos por naturaleza, un ejemplo de ello son los niños. Nuevas investigaciones fortalecen esta afirmación, pues se ha confirmado cómo niños  ayudan a alguien que no conocen cuando éste lo requiere: el niño es apto de pensar en lo que necesita el adulto y brindar su ayuda.

Los niños son más amables cuando se les elogia por su conducta positiva, que cuando por ella reciben una recompensa. Los tres elementos para un buena enseñanza socio-emocional en la escuela son: Reconocimiento Institucional: desde las escuelas y Gobiernos, la educación socio-emocional debe ser reconocida como uno de los modelos educativos en la actualidad.

La empatía nos incita a auxiliar a los demás, al entender cómo se sienten, e impide una posible conducta agresiva. La condición positiva: el optimismo, nos promete un aumento en nuestra calidad de vida, nos permite vivir más, más sanos y más felices. Y esta idea, que considera una obviedad, ha sido confirmada científicamente, al igual que el optimismo empobrece a medida que crecemos.

Uno de los secretos para vivir momentos felices es ser más altruista. Los episodios de bondad y ayuda a los demás nos facilitan una mejora de nuestro grado de felicidad: Altruismo = Felicidad. La conducta altruista es capaz de traspasar y contagiarse y permite mejorar nuestro ambiente más próximo.

DESARROLLO

Tomando  en cuenta que vivir en sociedad involucra satisfacer una serie de necesidades básicas y una serie de deseos, todo aquello que ayuda a la satisfacción de las dos cosas resulta apreciable. Es por ello que todas las acciones que se realicen para que se puedan satisfacer esas necesidades o cumplir esos deseos cobra un enorme valor. Indiscutiblemente estas acciones que se conocen como comportamientos pro-sociales, conductas de ayuda y/o altruismo y que, además que se aprecian como valiosas están precedidas de un principio de solidaridad.

El comportamiento pro-social ha sido investigado desde finales de la década de la primera representación, y fue asociado con la conducta altruista y luego con la conducta de ayuda. Éstas, posteriormente fueron denominadas comportamiento pro-social. La disputa sobre el uso de estas tres percepciones tiene que ver esencialmente con si ayudar a otro tiene o no un objetivo visiblemente determinado. En términos estrictos, la conducta de ayuda en general es el estudio de una conducta, aparte de los motivos o los fines, mientras que la conducta altruista involucra fijar si hay un propósito en la conducta de ayuda, aunque sea a largo plazo.

Actualmente vemos: En primer lugar, para algunos el comportamiento pro-social es un comportamiento más general que se aplica a las conductas que benefician a otras personas y se ejecuta de manera voluntaria. Este comportamiento, además los actos de ayuda, puede estar basados es una mezcla de motivaciones altruistas y de otro tipo que incluye las competencias sociales y ayuda al bienestar psicológico o físico de otra persona.

Por otra parte,  la conducta de ayuda es entendida como una subcategoría del comportamiento Para las personas, se trata de beneficiar a otro ser vivo o a un grupo mediante un acto intencional.

En particular, el altruismo es una forma de comportamiento de ayuda, a veces costoso, que muestra interés por el prójimo y se realiza sin expectativa de beneficio personal. No existe un interés específico por la persona que expresa el comportamiento de ayuda y  su motivación es la de ayudar a optimizar el bienestar del otro, provocando y manteniendo efectos positivos.

En este se resalta que quien ayuda no debe recibir beneficio personal, no se anticipan recompensas a corto o a largo plazo y se realiza de manera voluntaria.

Desde el comienzo, la Humanidad ha logrado hacer frente a las exigencias de la existencia y satisfacer sus necesidades, cooperando y ayudándose solidariamente. Hasta nuestros días, la familia, por ejemplo, ha sido un elemento social de gran importancia y gracias a ella se han cubierto todo tipo de exigencias, desde la crianza, el cuidado y la educación de la infancia, la atención de sus miembros enfermos, el intercambio afectivo y la protección de los ancianos y discapacitados. Ha sido muy notable la creación del Estado de Bienestar, lo que ha posibilitado la defensa de la población y la promesa de servicios de salud y educación, entre otros aspectos.

 En gran medida, esa ayuda, facilitó liberar a las familias (y en específico, a las mujeres) de  las cargas de atención y cuidado. El  papel de la familia, no obstante, gano peso en las últimas décadas.

ALTRUISMO EN LOS ALUMNOS

El niño por naturaleza tiende al egocentrismo. Su desarrollo evolutivo implica el paso de una conciencia únicamente centrada en sus propias necesidades y deseos, a otra en la que se toma en consideración el mundo interior de los demás. Las exigencias que admite el ser miembro de una comunidad son el estímulo básico para que el niño prospere en sus habilidades sociales y su capacidad de adaptación a un grupo. La colaboración evoluciona paralelamente a la inteligencia.

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