ENSAYO DE MUJERES Y LA AMILENTACION
Enviado por mari.luna • 4 de Septiembre de 2012 • 3.153 Palabras (13 Páginas) • 596 Visitas
Las mujeres y los estudios de alimentación y nutrición: una mirada hacia atrás
Al hacer un recuento sobre la incorporación de la teoría y perspectiva de género en los estudios de alimentación y nutrición en México, se observa que ésta es escasa: por un lado se encuentran sólo unos pocos datos desagregados por sexo, lo que no permite extraer conclusiones definitivas, y por el otro, se aprecia una reiterada confusión entre lo que es género y lo que es sexo. No obstante, en los últimos años se ha venido destacando con creciente interés la necesidad de realizar análisis que tomen en cuenta la problemática de los géneros. A continuación se revisarán algunos trabajos.
La preocupación por estudiar la situación nutricia de los países en América Latina está presente desde hace varias décadas, sobre todo en México donde, a partir de 1957 y de una manera sistematizada, el Instituto Nacional de Nutrición, ahora llamado Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, ha realizado una serie de encuestas en los planos local y nacional. Por otra parte, el Hospital Infantil de México, a través de su Centro Rural en el estado de Morelos, también fue precursor de la investigación epidemiológica de la nutrición.
Durante los primeros años, las encuestas apuntaron a conocer la magnitud de la situación nutricia infantil y preescolar del país y a determinar las principales zonas geográficas con mayores problemas. Fue así como se identificó al sureste de la República mexicana y algunas regiones del centro, como las áreas más afectadas por la desnutrición. Las prácticas alimentarias estudiadas en las primeras encuestas de nutrición se reducían a investigar la duración de la lactancia materna, la edad de la ablactación, los alimentos más utilizados en este periodo y la edad del destete. Los instrumentos de recolección y las técnicas utilizadas en estas encuestas, desde finales de los años cincuenta hasta principios de los setenta, fueron las de "pesas y medidas" de siete y tres días y las cualicuantitativas de registro de consumo de alimentos en las últimas 24 horas en los ámbitos familiar y preescolar, aunadas al estudio de algunos signos clínicos en la población menor de cinco años. Para 1974, se habían realizado más de 35 encuestas en la República mexicana.13,14 Desde el punto de vista metodológico, la información derivada de estos estudios tenía la limitante de que se desconocía, con excepción de la alimentación del/de la niño/a entre 1 y 5 años, el consumo real de cada uno de los miembros de la familia; lo que se sabía era únicamente la ingesta promedio per cápita diaria. Asimismo, los aspectos clínicos, bioquí¬micos y antropométricos de la población infantil también se estudiaban, aunque rara vez se analizaban según el sexo.
Entre 1974 y 1996 se realizaron varias encuestas nacionales de alimentación en comunidades rurales15-17 y aunque en la de 1996 sí se investigó el consumo de alimentos de las mujeres, el tipo de análisis efectuado no difirió en absoluto al de las encuestas anteriores, ya que sólo se limitó a describir las cantidades de los alimentos y de los nutrimentos consumidos, así como los porcentajes de adecuación con respecto a sus recomendaciones. La Encuesta Urbana de Alimentación de 1995,18 que recabó información tanto de hombres como de mujeres, mostró que el sexo masculino, entre los 18 y los 39 años y de 50 a 69 años, se encontraba ligeramente en mejor situación nutricia que el femenino.
Por su parte, la Secretaría de Salud, junto con el Instituto Nacional de Salud Pública han llevado a cabo varias encuestas nacionales de nutrición.19-21 La encuesta de 1999 ofrece datos desagregados sobre el estado de nutrición de los preescolares con base en la estatura para la edad, como indicador de desnutrición crónica, además de que permite evaluar discriminación en términos de alimentación. Esta última información, al ser interpretada a través de una visión de género, permite concluir que, de acuerdo con el indicador talla y peso para la edad, "los niños y niñas en México se encuentran en condiciones semejantes de nutrición y no existen evidencias para pensar en una discriminación en contra del género femenino".9,20 Resalta la presencia de sobrepeso y obesidad entre el grupo femenino debido a patrones de alimentación inadecuados, aunados a hábitos como el tabaco y la vida sedentaria de las mujeres mexicanas, que propician la aparición de enfermedades crónicas.
En cuanto a la información derivada de la ENSANUT 2006,21 la relacionada con la población preescolar hasta el momento no se encuentra desagregada por sexo, a diferencia de los datos de la población escolar, adolescente y adulta. La prevalencia de baja talla en niños de 5 a 11 años de edad del sexo masculino fue de 10.4% y del femenino de 9.5% y la prevalencia de sobrepeso y obesidad comparada con los datos de 1999, aumentó en ambos sexos de manera similar. Por lo que respecta a los datos de sobrepeso y obesidad de las y los adolescentes, no presentaron grandes diferencias, ya que la población femenina registró 23.3 y 9.2%, respectivamente, y la masculina, 21.2 y 10.0%. La prevalencia de sobrepeso fue más alta en hombres que en mujeres mayores de 20 años; en cambio la de obesidad fue mayor en mujeres. Al sumar las dos prevalencias, se observa que las mujeres (71.9%) padecen más estas enfermedades que los hombres (66.7%). Aun cuando no se haya realizado todavía un análisis con perspectiva de género, se considera como un gran avance la desagregación de los datos según sexo de las diversas encuestas nacionales de nutrición y de alimentación. El adentrarse en lo que hay más allá de los datos es una tarea pendiente para entender cuáles son los determinantes de las altas prevalencias de sobrepeso y obesidad entre las mujeres.
De una manera paralela a la realización de estas encuestas, se llevaron a cabo otras investigaciones en México que, a diferencia de las nacionales, se abocaron a estudiar el estado nutricio de la población infantil, el valor nutritivo de su ingesta habitual, la correlación del estado de nutrición con el desarrollo psicomotor, los factores del medio ambiente asociados con la desnutrición, y algunos conceptos existentes en la población materna acerca de la causalidad de algunas enfermedades, entre otros, en algunas comunidades rurales del país. Destacan los estudios longitudinales de crecimiento y desarrollo de Chávez22 y Cravioto,23 pioneros de estas investigaciones en México y que a fines de los años sesenta echaron mano de dos estrategias principales: los estudios multifactoriales y los de observación clínica y experimental, con énfasis en factores individuales específicos. En esas investigaciones algunos datos fueron desagregados por sexo.
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