EOGRAFIA HUMANA DE LÁZARO CÁRDENAS MICHOACÁN
Enviado por Martinmo10 • 18 de Febrero de 2015 • 5.668 Palabras (23 Páginas) • 191 Visitas
GEOGRAFIA HUMANA DE LÁZARO CÁRDENAS MICHOACÁN
GENERALIDADES
Ciudad Lázaro Cárdenas es la cabecera de uno de los 113 municipios que conforman al estado de Michoacán, ubicado al sur del estado, justo en la frontera con el estado de Guerrero, que está delimitada por el río Balsas; Según el más reciente Conteo de Población y Vivienda, realizado en el 2010 por el INEGI, el municipio de Lázaro Cárdenas contaba en ese año con una población de 178,817 habitantes. La ciudad toma su nombre del ilustre general Lázaro Cárdenas del Río, quien fuera presidente de la República Mexicana desde el 30 de noviembre de 1934 al 1 de diciembre de 1940.
Lázaro Cárdenas es punta de lanza del gran proyecto industrializador de la costa michoacana denominado en su conjunto “Cuarto Polo de Desarrollo”, el cual empezó a cristalizarse a partir de la década de los 1970s. Dicho proyecto, fundamentó su viabilidad en los ricos yacimientos ferríferos de Las Truchas, cuya riqueza mineral ya era conocida desde el período post clásico.
HISTORIA
Los españoles llegan a Hueytlaco
Alrededor de 1446, la Provincia de Zacatula (que comprendía desde Petatlán hasta Colima), por ser una zona rica en minerales y producción agrícola, representó en la época prehispánica, un punto de disputa entre los imperios Purépecha y Nahua, sin que se definiera un grupo dominante. Sin embargo, años después tras la llegada de los españoles, esta región se convirtió en un territorio codiciado por ellos, ya que al enterarse de la enorme riqueza de éstas tierras, Hernán Cortés envía un pequeño grupo de hombres encabezado por Gonzalo de Umbría a investigar las minas de oro del señorío de Zacatula (llamada en esa época Zacatotlán), el cual llevó a su regreso, además de oro, a dos “principales” a ofrecerse como “servidores de su Majestad”.
Más adelante, Cortés ordena al Capitán Juan Álvarez Chico, ir a Zacatula recorriendo Tecoantepec, y en la ruta ir plantando algunas cruces en señal de que la corona española había tomado posesión del litoral. Posteriormente, en 1523, Juan Rodríguez de Villafuerte y Ximón Cuenca, fundan “La Villa de Concepción de Zacatula”, y fue ahí mismo en la “Barra de Zacatula”, donde por órdenes de Hernán Cortés, se construyó el primer astillero que hubo en tierras mexicanas. Convirtiendo a esta zona en un centro de importancia comercial y marítima, ya que gracias a su ubicación los españoles lo construyeron con la finalidad de seguir explorando el llamado “Mar del Sur”, casi desconocido para ellos y por otro lado lo utilizaron como punto de salida en sus expediciones a lo largo de todo la costa, en su afán de explorar el norte y el sur del continente.
Al establecerse los españoles en México instauran el sistema de encomiendas, con el objetivo de adoctrinar a los indígenas, despojarlos de sus tierras y utilizarlos como mano de obra. Conjuntamente llegaron los misioneros agustinos encabezados por Fray Juan Bautista Moya fundando doctrinas en Ajuchitlán, Coyuca, Pungarabato y otros lugares de menor importancia; avanzando luego hasta Coahuayutla, Petatlán, Tecpán y Acapulco. Detrás de ellos habían dejado una cadena de misiones que iniciaban en Tiripetío y que continuaban por Tacámbaro, Ario, La Huacana hasta el Balsas.
En 1533 la corona española establece los Corregimientos y Alcaldías Mayores. Estas últimas ejercían vigilancia sobre los encomenderos, y la que controlaba la región, tenía su sede en Zacatula. La explotación desmedida de los recursos de la región, riqueza que en su mayoría, era enviada a España, trajo como consecuencia la casi total desaparición de zonas auríferas en estas tierras. Los encomenderos, debido a las enfermedades, pestes de procedencia europea y al trabajo esclavizante a que sometían a los indígenas, vieron al poco tiempo disminuida la raza que habitaba estos lugares, siendo reemplazados por negros importados del África, cuyo comercio estaba autorizado por los monarcas españoles, y les reportaba además grandes dividendos a ellos y a sus favoritos.
Es a partir del año 1567, que se empieza a conocer como “La Orilla”, a la parte de la desembocadura del Río Balsas sobre el Océano Pacífico. La región permanece sin movimiento hasta que en 1797, Manuel Antonio Otero, un minero de Guanajuato, adquiere la hacienda de La Orilla, que abarcaba los pueblos de Acalpicán, Piche, San Blas, Marmolejo, El Capire y La Orilla, con una extensión total de 14.000 ha. A finales del siglo XIX la Hacienda constituía un latifundio de 93.000 ha, siendo propietario Agustín Luna.
Mediados del siglo XIX y principios del siglo XX
Durante el siglo XIX, en 1855, la región de La Orilla, Acalpicán, Los Coyotes, Los Amates y El Naranjito, pasan a la jurisdicción de la Unión Guerrero. Michoacán lo reclama y se inicia un conflicto por las tierras, hasta que en 1901, el Presidente Porfirio Díaz resuelve que el río Balsas es la división entre Michoacán y Guerrero, luego que Michoacán reivindica para sí, como territorio propio el latifundio de la Orilla.
En 1906 el Señor Salvador Luna, vende La Hacienda de la Orilla, la cual es adquirida por una empresa francesa denominada “Compañía de La Orilla”, con el propósito de explotar la minería de Las Truchas y así mismo dedicarse a la crianza de animales y la siembra a gran escala de cítricos, algodón, ajonjolí, tabaco, etc., ocupando en los campos a negros cimarrones y peones que pronto empezaron a llegar, especialmente de la costa de Guerrero. Y es en 1910 que las fuerzas revolucionarias obligan a los franceses a abandonar la hacienda, y ellos huyen rumbo a Manzanillo en la embarcación “Ives” propiedad de ellos.
En 1907 otra compañía extranjera, llamada Minas y Fierros del Pacífico, obtuvo la concesión para explotar los yacimientos de las “Truchas”, pero luego de pasar 10 años sin ser aprovechado el mineral, la compañía perdió los derechos por incumplimiento de obligaciones fiscales, incorporando el Presidente Venustiano Carranza los yacimientos a la reserva nacional.
Lázaro Cárdenas del Río apoya a Los Llanitos
En el período comprendido de 1928 a 1932, siendo Gobernador del Estado don Lázaro Cárdenas, emprendió una serie de recorridos por la región de La Orilla, para pacificar esta comarca y dar facilidades de que se poblaran los lugares de tierras mejores donde se contara con agua potable, y fue en 1936 que se dieron los primeros remates fiscales a pobladores de la zona y a vecinos de Arteaga, siendo hasta 1939 el mismo Gral. Lázaro Cárdenas, ya como Presidente de la República, quien firmó las primeras Resoluciones Presidenciales que afectaron terrenos del latifundio de la Orilla, dotando de
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