EQUIDAD DE GENERO

Equidad de género

El concepto de equidad de género es amplio y aparece en distintos ámbitos de la realidad social. Algunos de ellos pueden ser la familia, la cultura, la educación y el trabajo. En ellos se pueden dar situaciones tanto de desigualdad como de igualdad de género.

Algunos ejemplos más concretos pueden ser, por ejemplo, en un contexto familiar, el reparto de las tareas domésticas sin valorar aspectos de género.

Equidad de género en la familia y autoestima

La familia es la “reunión de personas que co-habitan y, por tal, comparten responsabilidades y derechos económicos, reproductivos, domésticos, sociales, civiles y culturales, entre otros.” Pero, ¿esto es verdad en la práctica? Llevarlo al ejercicio pleno ¿puede modificar la autoestima en sus miembros?

Para analizar estas preguntas, me gustaría desarrollar un ejemplo cotidiano en nuestra sociedad, hagamos un ejercicio e imaginemos un día en “Una familia común”:

Mamá es la primera que se levanta para preparar el desayuno y los almuerzos de papá e hijos, después de haberse arreglado para salir a trabajar. Mientras ella se encuentra en la cocina y su hija cuidando al bebito, su esposo y su hijo están arreglándose para ir al trabajo y a la escuela, respectivamente. Después pasan a la mesa a pedir su desayuno y mamá está dividida entre servir y arreglar al más pequeño para llevarlo a la estancia infantil. Cuando están tomando sus alimentos, los niños más grandes empiezan a discutir entre ellos y la niña, enojada, golpea a su hermano; éste empieza a llorar y su padre le dice que no llore - “O qué, ¿eres mujercita?” -. Sale mamá a tratar de calmar las cosas y les explica a sus pequeños que la mujer debe respetar al hombre y en el hombre llorar es una debilidad. Se “tranquilizan” y vuelven a sus roles de niño y niña. Mamá limpia rápidamente la mesa y salen a sus quehaceres. Papá a su trabajo, hijo e hija a la escuela, mamá a dejar al bebito a la estancia para, posteriormente, llegar a su empleo. De regreso, mamá pasa por el nene y al supermercado a comprar lo necesario para la cena, sus hijos ya deben estar en casa, en cambio papá se fue un rato con sus amigos para eliminar el estrés. Mamá llega al hogar, en tanto sale la cena, baña al niño y pone una carga de ropa en la lavadora (para ganarle al tiempo). Después de dar de cenar, limpia la casa, plancha, prepara lo necesario para realizar las actividades del día siguiente y, en algunas labores le pide ayuda a su hija. ¿Su hijo qué hace? Jugar o ver la televisión, porque ya cumplió con las tareas de la escuela. Llega papá, pide su cena, termina, se asea, ve un rato las noticias del día y se acuesta a dormir. Mamá por fin casi termina sus tareas domésticas y acaba su día a medio morir.

Tal vez este ejemplo no mencione todas las desigualdades que se pueden encontrar en nuestras familias o quizá parezca algo exagerado, pero describe suficientemente la problemática. Ahora pasemos a desglosar un poco esta madeja de emociones y sentimientos que se desprenden de vivir en un hogar gobernado por la discriminación.

De principio a fin, la mamá está saturada

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