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ESCUELA PÚBLICA, EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA Y FORMACIÓN DOCENTE.

Samlina25 de Octubre de 2012

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TEMA 2.-

ESCUELA PÚBLICA, EDUCACIÓN DEMOCRÁTICA Y FORMACIÓN DOCENTE.

1.- QUÉ PAPEL ES ASIGNADO AL MAESTRO FRENTE A LOS CAMBIOS QUE SE HAN DADO A LO LARGO DE LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS.

A partir de la década de los setenta del siglo pasado el Estado mexicano inició una reforma educativa que respondía a las necesidades del momento, misma que ha seguido evolucionando y transformándose según lo exige el sistema; en algunos casos lo ha hecho de manera satisfactoria y en otros con carencias palpables y difíciles de superar. Las dificultades que han surgido del proyecto tradicional de aprendizaje, las que se sustentan en la retención y reproducción de conceptos, ideas y hábitos de las sociedades, no son resultado del progreso de investigaciones o de la ciencia, tampoco lo son de las teorías de psicología; germinan a partir de la mezcla de los cambios que la tecnología ha conseguido, de los movimientos sociales acontecidos, así como de los efectos culturales desencadenados por la búsqueda incesante del progreso.

Los pensadores posmodernos aplicando la hermenéutica, en lo que respecta al avance de los pueblos, han apostado por la educación como el medio eficaz para conducirlos a la construcción de un mundo mejor: “frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social” (DELORS, 1997:9). Éste autor en su informe presentado a la UNESCO, prepondera como las características esenciales para la educación en el siglo XXI, cuatro premisas que todos los gobiernos mediante su sistema educativo, deben implantar: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a trabajar en grupo.

Las naciones podrán sustentar su avance en todos los rubros si logran diseñar y aplicar procesos que generen resultados a partir de la propuesta anterior. Las sociedades actuales, envueltas en la cantidad de información que es generada por los medios productivos y de comunicación, no pueden tener las mismas demandas de aprendizaje que en épocas anteriores. Un sólo tema puede ser escrito por cientos de autores, con visiones y propuestas diferentes; asimismo un individuo, puede gastar su vida entera, tratando de obtener y aprender dicha información sin poder concretar algo, puesto que memorizar sería su principal barrera.

Para desarrollar las habilidades propuestas por la UNESCO, sólo existe el camino del aprendizaje constructivo, mismo que apoyará el despliegue de habilidades cognitivas en los alumnos. ¿Cómo propiciar cambios de estructuras mentales cognoscentes en los estudiantes de cualquier grado escolar? ¿Cómo conducir al alumno hacia el trabajo en equipo? ¿Cómo enseñar a aprender? Son algunas de las incógnitas que surgen en la mayoría de los docentes, y que sólo ellos pueden responder, cuando realmente se involucran en el proceso enseñanza-aprendizaje, desde su inicio, hasta la culminación del mismo y de la propia retroalimentación. Para el logro de cualquier objetivo, que se plantee como meta en una clase, un periodo determinado o un ciclo escolar, deberán los maestros aplicar las llamadas estrategias de aprendizaje. “Lo que la escuela y el maestro puedan lograr por medio de su labor será mínimo si no organizan e integran claramente objetivos, actividades y recursos dentro del marco de una planeación didáctica” (MORENO, 1994:90). Son un conjunto de actividades, técnicas y medios que se planean, en concordancia con las necesidades de la población estudiantil o social a la que se dirigen, los objetivos que persiguen y la naturaleza de las áreas y cursos, con el fin de lograr mayor efectividad en el proceso de aprendizaje.

“Las estrategias de aprendizaje constituyen el aprendizaje de los procedimientos de autocontrol y autorregulación cognitiva sobre la atención, la memoria y la comprensión” Es importante puntualizar que sumadas a los contenidos, los objetivos y a la evaluación de los aprendizajes, forman los elementos fundamentales del proceso de aprendizaje.

2.- EN QUÉ MEDIDA LA FORMACIÓN DEL MAESTRO DE LOS AÑOS 70 Ó ANTES, CUENTA CON PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS.

La educación refleja inevitablemente las contradicciones de su época y las presiones que sobre ella pueden ejercer los poderosos. En Latinoamérica, de hecho esta relación ha plantado cambios que han pasado desde el laicismo en la enseñanza como requisito para superar la producción feudal e implantar la capitalista, pasando por la promoción de la metodología llamada “tecnología educativa”, en momentos en los que se impulsaba la política desarrollista; la generación de carreras técnicas de corta duración, para lograr la “suplantación de importaciones”; más tarde la incorporación de técnicas de planificación estratégica; hasta llegar, desde la segunda mitad de la década de los años 80, al impulso de una postura neoliberal.

La respuesta de los sectores democráticos y de izquierda, en los años 60 y 70 se concentró básicamente en la Educación Popular y en la presentación de propuestas estratégicas de transformación que partieron de algunos gremios docentes vinculados con otras organizaciones populares. Estas propuestas se centraban en la necesidad de la toma del poder político en manos del pueblo trabajador, como garantía y requisito para lograr una educación que apuntara a la liberación de nuestros pueblos y a la vida personal de las mayorías también en libertad. De allí surgían propuestas pedagógicas que impactaron en la Educación allí donde los maestros de avanzada las asumían y, a la vez, surgía la oposición firme a las imposiciones educativas del imperialismo que trabajaba las reformas educativas de nuestros países en la Universidad de Nuevo México (en los años 70) o generalizaba una misma propuesta, como sucede hasta hoy cuando repiten la misma receta cada uno de nuestros países y, también, para sectores populares especialmente de inmigrantes en Estados Unidos y Canadá.

Frente a la destrucción de los regímenes del mal llamado “socialismo real”, todos los medios de los sectores dominantes, dentro y fuera de nuestras fronteras, fueron usados para convencer a los pueblos de que “la historia llegó a su fin”, que “vivimos una aldea global” y que llegaba el tiempo de un “nuevo orden mundial” globalizado, de paz y desarrollo. Todos los instrumentos del Estado capitalista y del imperialismo se sumaron para convencer al mundo de que los anhelos de mejores condiciones de vida eran solo utopías irrealizables, que las medidas neoliberales eran las únicas posibles y que la técnica estaba al margen de la política, con lo que se daba patente de corso y careta científica a los paquetazos y toda clase de medidas para quitar a los pobres y entregar a los ricos una porción cada vez más grande de riqueza social. El peso de tal ofensiva ideológica llevó efectivamente a debilitar las posiciones democráticas y de avanzada en la mayoría de países y a permitir una rápida aplicación de los dogmas neoliberales. Pero la verdad, es que ese “nuevo orden” no era más que una nueva careta para una vieja dominación.

Veamos, en una síntesis muy general, los ofrecimientos neoliberales y sus resultados reales:

• En primer lugar, los neoliberales plantearon que su esquema generaba crecimiento de la economía del mundo. Más allá de éxitos momentáneos en ciertos países que nos fueron puestos como vitrinas del camino a seguir y que fueron despedazándose, unas tras otras, las tasas promedio de crecimiento del producto, de la inversión, de la productividad del trabajo y de los salarios reales a partir de 1973 se encuentran entre un tercio y la mitad por debajo de los valores obtenidos durante el apogeo del keynesianismo (años 40-70), mientras que las cifran del desempleo han crecido bastante por encima del doble (Brenner, p.3). Así, a nivel mundial el PIB ha caído al 2.1% anual, menos de la mitad del período anterior al neoliberalismo; las exportaciones bajaron del 8.6% al 4.7% y el desempleo creció del 2.6% al 5.7% de la fuera laboral mundial.

Lógicamente, hay diferencias claras pues la brecha entre ricos y pobres tiene un crecimiento continuo, tanto a escala mundial como al interior de cada país. La brecha entre ricos y pobres ha crecido en 250% desde 1960.

Esa brecha, cuando se habla de países, se explica por la explotación que los países imperialistas realizan sobre las colonias, lo que permite a los países industrializados, en este mar de pobreza, ver entre 1975 y 1999 crecer su Producto Interno Bruto en un 50% mientras en las naciones pobres la caída es del 15%, en el mismo período.

• Tampoco se ha logrado el anunciado equilibrio de las cuentas fiscales mediante la aplicación de las políticas ortodoxas del neoliberalismo. El déficit fiscal se ha convertido en un rasgo crónico de los capitalismos avanzados, y mucho más notorio en los países latinoamericanos. El déficit cero propuesto en este año para enfrentar la crisis en Argentina, dudosamente alcanzable, requería de un paquetazo brutal que significaba la tercera reducción salarial de los empleados públicos y maestros, esta vez en promedio en el 13%, junto con elevación de tarifas de servicios básicos y reducción de las pensiones de los jubilados.

• El neoliberalismo tampoco logró resolver el tema de la vulnerabilidad financiera de las principales economías del mundo. Esa fue la manifestación de la crisis en los llamados Tigres Asiáticos, en Japón, Rusia, México, Brasil, entre otras. Desde el segundo semestre del 2000 la crisis ha golpeado con fuerza a Estados Unidos que se encaminó rápidamente

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