ESTRATEGIAS ORIENTADORAS PARA EL DESARROLLO DE POTENCIALIDADES HUMANAS.
Enviado por 28668432 • 28 de Abril de 2013 • 278 Palabras (2 Páginas) • 495 Visitas
LOS EVANGELICOIDES:
Los “evangelicoides” no son adoradores;
Son odiosos, chismosos y murmuradores.
Los “evangelicoides” no exaltan al Señor;
Predican infierno, demonios y terror.
Los “evangelicoides” son legalistas
que de tradiciones guardan largas listas.
Los “evangelicoides” son tremendos religiosos,
“sepulcros blanqueados”, inescrupulosos.
Los “evangelicoides” en la congregación
imponen la doctrina de la condenación.
Hacen vano de Cristo el sacrificio,
pues, sin misericordia emiten duro juicio.
Iguales que Caifás, quien condenó a Jesús,
Los “evangelicoides” dicen que pecas tú.
Los “evangelicoides” persiguen al profeta
Y a los evangelistas lanzan saetas.
Los “evangelicoides” son un grave problema:
Ellos quisieron matar a Magdalena,
apedrearon a Pablo, asesinaron a Esteban,
lograron que Moisés la paciencia perdiera,
acusaron a Cristo –el amor y la luz-
Y lo condenaron a morir en la cruz.
Los “evangelicoides” no van para el cielo,
a ellos les espera oscuridad y fuego,
a menos que desistan de esa posición
se arrepientan, se conviertan y entren en razón,
ya que el Señor perdona al que pida perdón
y Dios no es Dios de obras, sino del corazón.
Así como estuvieron en la iglesia de antier,
ayer permanecieron y hoy siguen también
criticando a los pastores y a los predicadores,
contra todo liderazgo levantando rumores,
a santos calumniando, repartiendo dolores,
mentiras propagando, atando a maldiciones,
amargura sembrando, causando divisiones,
hiriendo a las almas con sus acusaciones
y auto exaltándose en sus conversaciones.
Hipócrita llamó Jesucristo al fariseo
que con el herodiano y con el saduceo
buscaban ocasión de hacerlo caer
porque aquellos escribas no podían creer
con sus mentes cautivas, hijos de Lucifer,
que el Señor de Señores pudiera nacer
en la pequeña Judea y pudiera crecer
entre aquellas aldeas y al diablo vencer
el Gran Rey de Reyes, el Rey de Israel.
Pero Él resucitó, la tumba está vacía,
Él nos fortaleció, Él es el gran mesías,
El hijo de Dios que predicó Isaías,
al cristiano genuino lo llenó de días.
Qué gozo y qué alegría.
AUTOR: PONCIANO CONDE.
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