ESTRATEGIAS PARA FOMENTAR VALORES CÍVICOS PATRIÓTICOS DENTRO DE LA FORMACIÓN CIUDADANA DIRIGIDO A LOS DOCENTES DE LA I ETAPA DE LA ESCUELA BÁSICA BOLIVARIANA "TULIO FEBRES CORDERO", MUNICIPIO RIVAS DÁVILA, DEL ESTADO MÉRIDA

INTRODUCCIÓN

El proceso educativo, ha centrado su interés en lograr el sueño de una formación que propicie mayores niveles de satisfacción a la sociedad civil. En esta perspectiva, el Ministerio del Poder Popular para la Educación tiene como propósito establecer entre los individuos vínculos sociales derivados de diferencias éticas, afectivas y culturales comunes dentro de las cuales se respeta la diversidad y la realidad de sus propias culturas.

Sin embargo, esta meta debe enfrentar a la modernización, el crecimiento acelerado de la orientación de la población, la intensidad de cambios sociales y culturales, la disgregación familiar donde la mayoría de padres no tiene tiempo para dedicarles a sus hijos seguimiento y orientación del proceso educativo. Aunado a esta realidad los niños y las niñas se encuentran en un ambiente escolar poco motivador. Todo esto presenta causas que conlleva a un fracaso escolar y personal.

Ante esto, es fundamental replantear el concepto de valores cívicos para que sea entendido como un proceso experimental en el marco del cual el sujeto reflexione sobre su propia realidad y fortalezca una escala de valores que facilite la formación ciudadana dentro de una sociedad democrática.

Bajo esta concepción, al plantear un concepto de valores, se hace necesario señalar que como ejes fundamentales orientan la vida humana y a su vez constituyen la clave del comportamiento de las personas. Por tanto el tema de los valores forma parte del ser, de la realidad y corresponde a un elemento importante del convivir, de la acción y de la vida.

Es por ello, que ante las nuevas realidades coexistentes en la sociedad se requiere de un docente creativo, participativo, investigador, innovador, reflexivo, analítico y crítico con el objetivo de promover cambios significativos que conduzcan a la formación de un ser humano, capaz de participar dentro de la sociedad cambiante, valores que revisten de particular importancia.

De allí, se sugiere implementar estrategias para fomentar valores cívicos patrióticos dentro de la formación ciudadana dirigido a los docentes de la I Etapa de Educación Básica de la escuela Básica Bolivariana “Tulio Febres Cordero”, Municipio Rivas Dávila del estado Mérida.

Es por esta razón que la metodología empleada en el presente estudio, se fundamenta en un Proyecto Factible, apoyada en una investigación de campo, tipo descriptiva, en concordancia a lo señalado anteriormente el trabajo especial de grado se encuentra estructurado en seis capítulos a saber:

Capítulo I, refleja el planteamiento del problema, donde se da a conocer una visión general de la problemática a estudiar, de igual forma el capítulo contiene la justificación del porque se hace este trabajo, los objetivos tanto general como específicos, y la delimitación que se planteo para llevar a cabo la presente investigación.

Capítulo II, versa sobre el marco teórico que sustenta la investigación, donde se incluyen los antecedentes de la investigación y las bases teóricas, bases legales y operacionalización de variables.

Capítulo III, corresponde al marco metodológico para el desarrollo del trabajo planteado se incluye el tipo de investigación utilizada. En relación a la población y muestra se hace una descripción detallada de esta, así como también el instrumento aplicado y las técnicas para la recolección de datos.

Capítulo IV, constituye el diagnóstico que sustenta la Propuesta, análisis de los resultados en los cuadros y gráficos y conclusiones del diagnóstico de los resultados.

Capitulo V, se presentan las conclusiones y recomendaciones. Capítulo VI, se destaca la Propuesta con la presentación, justificación, Fundamentación, estructura, factibilidad y administración. Y por último se presentan los materiales de referencia y los anexos.

CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

En la sociedad actual, la educación debe contribuir a formar personas que puedan convivir en un clima de respeto, tolerancia, participación y libertad y que sean capaces de construir una concepción de la realidad que integre a la vez el conocimiento y la valoración ética y moral de la misma. Esta cívica y humanista de la educación es la que propugna la Constitución venezolana.

En consecuencia, la educación promueve la preparación del individuo para integrarse a la vida social activa, participativa y responsable, fortaleciendo los valores que propicien la convivencia, la responsabilidad familiar y social, la solidaridad y el acuerdo. De allí que el término educar conlleva implícitamente una experiencia de vida, basada en la acción, que moviliza las emociones y los sentimientos necesarios para una comprensión plena del mundo y de la propia y más cercana realidad.

Es por ello, que la educación tiene una variedad de ideales y valores compartidos, que le dan una coherencia institucional a la labor educativa requerida para lograr una óptima convivencia e integración social que justifica la labor de la escuela, al convertirse en un “espacio de construcción de valores comunes”. (Bolívar, 2002, 45) que sin estar alejados del medio en

que vive el estudiante expresan una “articulación entre los de la propia comunidad y aquellos que sería razonable promover” (ibídem).

Ahora bien, en los últimos años, las sociedades democráticas, y de manera muy notable la sociedad venezolana, han experimentado profundos cambios sociales, políticos y económicos que han originado la aparición de un ciudadano más individualista, que tiende a basar sus valores y comportamientos en elecciones personales y a depender menos de la tradición y del control social ejercido por aquellas instituciones que tradicionalmente eran las depositarias y las intérpretes de los códigos de conducta: familia, iglesias, grupos sociales, partidos políticos, entre otros. Frente a los códigos grupales emerge una escala de valores menos uniforme, una moral de situación que parece fragmentar la vida personal y social en mil visiones distintas y, muchas veces, contrapuestas.

Es así que, Wynne (1986) citado por Woolfolk (1996) confirma ese planteamiento al afirmar que a los niños se les debe enseñar no sólo a adoptar principios morales abstractos, sino a comportarse en forma moral en los aspectos cotidianos de la vida. De hecho, todas las personas e instituciones de una sociedad, familia, escuelas, instituciones religiosas, organizaciones de la comunidad, medios de comunicación social; se deben modelar y enseñar los valores morales. Más aún, en los

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