Edad Media Mio Cid
Enviado por tokiozombie • 20 de Diciembre de 2014 • 1.159 Palabras (5 Páginas) • 227 Visitas
1.- Poema de Mío Cid
2. Transcriba los versos al castellano moderno como si le hubieran encargado una transcripción para lectores actuales (sin interpretar ni inventar, y añada las palabras que le resulten desconocidas al glosario del curso online).
Creciendo va la riqueza de mio Cid de Vivar,
Cuando mio Cid vio a toda la gente junta,
Mio Cid don Rodrigo no lo quiso retrasar,
Se dirigió a Valencia a atacar,
Bien la cerca mio Cid sin artimañas,
No les permite salir ni entrar.
Sonando van sus noticias a todas partes,
Más le vienen a mio Cid, sabed, que se le van.
Les puso un plazo por si les viniesen a ayudar;
Pasados nueve meses, sabed, sobre ella yace,
Cuando vino el décimo, se la tuvieron que entregar.
Grande es el gozo que recorre este lugar,
Cuando mio Cid ganó Valencia y entró en la ciudad.
Los que iban a pie se hicieron caballeros;
¡El oro y la plata! ¿Quién os lo podría contar?
Todos cuantos estaban allí eran ricos.
Mio Cid don Rodrigo la quinta mandó tomar,
En monedas treinta mil marcos le caen,
Y los otros bienes ¿quién los podría contar?
Alegre estaba el Campeador con todos los que había,
Cuando su enseña caudal se alza sobre el alcázar.
Ya descansaba mio Cid con todas sus tropas,
A aquel rey de Sevilla la noticia le llegaba,
Que Valencia había caído y no se la amparaban.
Los fue a atacar con treinta mil armados;
Detrás de la huerta tuvo lugar la batalla,
Les arrinconó mio Cid, el de la barba larga.
Hasta dentro de Játiva duró la persecución,
Al pasar el Júcar veríais el barullo que se armaba,
Moros en retirada a contra corriente tragando agua;
Aquel rey de Marruecos con tres golpes escapa.
De vuelta está mio Cid con toda esta ganancia,
Buena fue la de Valencia cuando ganaron la ciudad,
Pero mucho más provechosa, sabed, esta batalla;
A todos los inferiores les cayeron cien marcos de plata,
Las noticias sobre el caballero ya ves hasta dónde llegaba.
Hay gran alegría entre todos los cristianos
Con mio Cid Ruy Díaz, el que en buena hora nació,
Ya le crece la barba y se le va alargando.
Dijo mio Cid por su boca:
- ¡Por amor del Rey Alfonso, que de su tierra me ha echado,
Ni entraría en ella tijera, ni cortaría un pelo! –
Y que hablasen de esto moros y cristianos:
Mio Cid don Rodrigo está descansando en Valencia,
Con él, Minaya Álvar Fáñez que no se aparta de su lado;
Los que salieron de su tierra de riqueza son colmados.
A todos les dio en Valencia casas y bienes
Los que estaban satisfechos, el afecto de mio Cid ya lo iban probando;
Los que fueron con él y los de después, todos fueron recompensados.
Mio Cid vio que con las propiedades que habían sido tomados,
Que si se pudieran ir, lo harían con agrado.
Esto mandó mio Cid, Minaya se lo había aconsejado:
Que ningún hombre de los suyos que no se despidiese o no le besase la mano,
Si le pudiesen coger o alcanzarlo,
Que se le confiscarían las propiedades y le colgarían en un palo.
A fe de que todo esto está apuntado,
Con Minaya Álvar Fáñez él se deja aconsejar.
- Si vos quisierais, Minaya, quiero tener apuntado
Los que están aquí y conmigo han ganado algo,
Que si alguno huyese o le fallaran, se devolverían los bienes
Para mis vasallos que cuidan de Valencia y andan patrullando. –
Allí dijo Minaya:
- El consejo es apropiado. –
Los mandó venir a la corte para estar todos juntos,
Cuando los encontró, los contó,
Tres mil seiscientos tenía mio Cid de Vivar.
Se le alegró
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