Educación, Calidad Y Evaluación De La Calidad: Dilemas De Un Novel Evaluador

“Frente a los numerosos desafíos del porvenir, la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social”, de esta forma inicia Delors (1996) su informe de la UNESCO sobre la educación para el siglo XXI.

¿Cuanto de este ideal se cumplido en el Perú? La verdad es que se ha progresado en cobertura educacional, pero comparado con otros países que tiene la misma cobertura, nuestros estudiantes están rezagados en logros cognoscitivos distribuidos de manera desigual entre los estratos sociales. Por ello solo se hace necesario medir la calidad del servicio que se brinda.

Calidad es definida por la DRAE como “propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor”. Por ese algo podemos entender el producto o servicio que se ofrece, pero ¿quién es el que juzga? ¿el que ofrece el producto o servicio? ¿el que hace uso del éste? ¿con que criterios? ¿Cuáles son los indicadores que empleara el evaluador?

Ahora, si ese algo es la educación estaremos hablando de evaluación de la calidad educativa. Castillo Arredondo (2002) menciona “el concepto de calidad siempre estará asociado al de evaluación de la calidad, que a su vez estará asociado al evaluador”.

En el siglo pasado, la homologación internacional, el aumento de la competencia y la mayor concienciación de los consumidores han hecho variar el concepto de calidad, trayendo como consecuencia una preocupación por prestar buenos servicios, atender las necesidades de los clientes y ser una organización excelente.

Por esta razón el concepto de calidad ha ido variando, tan así que Harvey y Green (1993, citado por Gonzáles Galán, 2004) afirma “es un concepto multidimensional” y que las definiciones dadas por otros estudiosos se pueden ajustar a esta clasificación de cinco categorías: calidad como excepción, calidad como perfección o consistencia, calidad como ajuste a un propósito, calidad como transformación y calidad como relación coste-beneficio

Pero prefiero la definición de calidad dada por Towsend y Gebhart (citado por Castillo Arredondo, 2002) según la cual “existen dos tipos básicos de calidad: la calidad de facto y la calidad por la percepción. La calidad de facto seria la conformidad a las exigencias o la aptitud para el uso… En este caso el juicio es impersonal o técnico, apoyado en características objetivas del producto o servicio. La calidad por la percepción es subjetiva, es como el cliente ve y siente el producto o servicio; depende tanto de su percepción como el grado en el que el producto o supera sus expectativas. Según estos autores, la calidad de un producto o servicio seria la resultante del producto de estos dos conceptos, esto es, si alguno de ellos recibe un cero la calidad también será cero” (p. 298).

A partir de esta dicotomía en el concepto de calidad

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