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El Arte De Las Cosas


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2013  •  458 Palabras (2 Páginas)  •  444 Visitas

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Una de las cosas que amo es la armonía, que haga brotar paz desde los adentros más profundos del alma y se manifieste en lo extremamente exteriorizado. Es poder disfrutar cada instante y sentirme bien, contar con la disposición del destino para realizar los sueños más descabellados y utópicos; pero aún así ser lo suficientemente razonable para mantener la cordura, y entender que no todo puede ser como yo quiero.

Y cuando esperar se vuelve la única opción, el saber cómo hacerlo garantiza el cien por ciento de acierto, más sin embargo, hay momentos en los que la excepción a la regla me enseña que nada es perpetuo, aun las leyes se pueden quebrantar, al menos las que hemos creado o configurado a nuestro antojo, esto para que la improbabilidad nunca llegue a ser algo más allá de un simple termino.

Cuando lo sublime se torna una insignia que me identifica y me otorga el renombre, la satisfacción que gano es prácticamente incomparable. Es ese sentimiento que llega cuando hago las cosas bien. Y aun cuando no las hago por si solas se mueven como entendiendo perfectamente lo que deseo procurando mi felicidad y estabilidad.

Pero la realidad es modificable, se maneja de acuerdo al antojo de quien la percibe, como cada quien que crea sus propios paradigmas, entiendo que tengo el poder de hacer ver que lo que está mal parezca lo mejor, eso sí, sé que hay momentos buenos y malos y que para llegar a ver el sol antes debe llover.

Todo tiene una razón aunque a veces sea ilógico, lo mejor es, en esos momentos, los de sufrimiento, dolor, desesperación angustia, tristeza, melancolía o afán tener un apoyo, en donde vaciar las penas y no buscar respuestas inmediatas Todo proceso es necesario. Y si no hay salida recuerda siempre mirar hacia arriba, de allí siempre recibiremos la respuesta.

Entendí que el arte de las cosas está en poder descubrir, cantar, soñar, reír, llorar, vivir, no esperar a que me lo cuenten es ir en busca de quilla utopía, y luchar por permanecer en ella. Está en la sutileza de un cuento convertido en leyenda, procurando la inmortalidad de mis hechos más que de mis palabras. En gozar y esperar con agrado el porvenir.

Y esperando que sea lo que no espero para no desanimarme, y confiado no de mi mismo, o de mi intelecto, o de mis capacidades, sino de la divina providencia que me encamina por las sendas rectas por las que he de vivir. La razón de mi existencia ya no es razón si no tengo nada porque vivir, entonces buscar lo que me motive a avanzar es aquel motor que me inspira a seguir a la expectativa de lo venidero.

Tendré límites cuando el cielo los tenga.

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