El Desempleo En El Salvador

Los problemas de la sociedad salvadoreña

La sociedad salvadoreña carga con un sinnúmero de problemas —económicos, sociales, ambientales—, unos más complejos que otros. Todos ellos, en su conjunto, hacen que tanto la vida individual como la convivencia colectiva sean sumamente difíciles. No hay que hacerse ilusiones: los problemas que agobian a los salvadoreños no pueden ser superados de una sola vez ni en el mediano o corto plazo. En contra de los maximalismos del todo o nada, hay que apostar por soluciones inmediatas a problemas que afectan directamente la convivencia cotidiana, aunque en ellos no se jueguen aspectos “estructurales”.

Quien quiera que esté en contra de este planteamiento esgrimirá que, tarde o temprano, habrá que enfrentarse a las estructuras económicas, que son la raíz de los graves males que aquejan a los salvadoreños. Quizás este argumento sea cierto. Sin embargo, no hay porqué esperar a que haya cambios estructurales para que la vida de los salvadoreños mejore aunque sea un poco. Mientras lo estructural aguarda, se pueden intentar resolver problemas menos estructurales, pero más inmediatos. Poner algo de empeño en esto puede, marcar pautas de acción para enfrentarse a otros asuntos más espinosos y de mayor calado.

Hasta hoy no he podido encontrar una cifra que nos oriente sobre el número de empleos que se han perdido en los últimos seis meses en El Salvador. Pero a diario llegan noticias de trabajadores y empleados despedidos, o de puestos de trabajo al borde de perderse.

Según los conocedores, en la construcción se han perdido miles de puestos de trabajo que pueden ser mayores de diez mil. En las maquilas se habla de unas tres mil trabajadoras despedidas. Todas las grandes empresas han despedido trabajadores, cuyo número es variable según el tamaño y el giro de la misma. Se habla de cientos de despedidos por empresa. Según estas cifras el número de despedidos puede oscilar entre los quince a veinte mil trabajadores.

Por ello el mensaje del Presidente Saca haciendo llamados a los empresarios que no despidan trabajadores, simplemente llega demasiado tarde para decenas de miles de familias salvadoreñas. Además él sabe perfectamente que ningún empresario le hará caso.

En estos momentos va quedando desnudada la precaria base económica salvadoreña. Somos un país que abandonó la actividad económica productiva y se dedicó a vivir de las remesas y las maquilas, que además dolarizó su economía. Por ello frente al embate de la crisis económica mundial nuestra vulnerabilidad es altísima.

A los despidos hay que agregar que las remesas han comenzado a disminuir. Hace unos meses nos decían que estas no sufrirían variación y continuarían creciendo al ritmo anual que traían los últimos cinco años. Luego reconocieron que habría una reducción del índice de crecimiento,

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