El Diario Como Instrumento Para Transformar La Práctica.

Desde el inicio de la historia el ser humano ha tratado de plasmar las experiencias de su vida diaria, y la expresión escrita ha sido parte aguas en nuestro desarrollo como seres sociales, al paso de los años el arte de la redacción ha pulido sus diversas técnicas y formas, y gracias al lenguaje, dice Octavio Paz, nace la ambivalencia de enriquecer nuestro intelecto a partir del lenguaje y ser también instrumento enriquecedor del mismo.

La redacción de un diario se apega a la manera más natural de comunicación con nosotros mismos, añadiendo la posibilidad de organización que nos ofrece.

Encontrar en un diario un recurso constante y periódico de expresión es sin duda un potencial método de identificación y adquisición de conciencia de las cosas que nos suceden y sin duda alguna el beneficio que da posteriormente la incómoda espina de lo que podemos cambiar para ser mejores.

Inevitablemente la vocación docente va de la mano con el espíritu de transformación, es decir, un maestro debe tener la voluntad de cambiar las cosas que no se encuentran bien, la energía va de la mano con la juventud de la que gozamos, sin embargo ignorar o considerar banal lo que ocurre en nuestro entorno estorba esta cualidad de ser factores de cambio, es por eso que el diario y el profesor deben estar de la mano, proponerse redactar un diario de la experiencia áulica es primordial, escribir es exteriorizar lo que se piensa, organizarlo, es compartirlo al mundo, en secreto o a viva voz, es escribirlo para alguien más que probablemente pueda ser un alter ego crítico de nuestra persona.

El análisis, el silencio, la interiorización, la reflexión, darán como resultado un silencioso e imperceptible cambio de pensamiento que hará desear uno o bastos cambios, no somos seres estáticos y eso nos da la inmensa ventaja de cambiar constantemente, y al hacerlo podemos cambiar nuestra aula, nuestra familia, nuestra localidad, etc. Sujetarnos de un recurso íntimo como es el diario es el inicio de evidenciarnos en el juicio más estricto que es el de nosotros mismos y retarnos para convertir eso tan propio en una realidad mejor que beneficie a muchos.

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