El Elogio De Los Jueces
Enviado por CYRCUS1980 • 11 de Noviembre de 2013 • 676 Palabras (3 Páginas) • 449 Visitas
IV. BREVE PASAJE POR SU OBRA "ELOGIO DE LOS JUECES ESCRITO POR UN ABOGADO"
Sin embargo, más allá de las evidentes diferencias, subyace en la obra una fe en la justicia, que constituye al Elogio de los Jueces en "el libro de la justicia y de sus sacerdotes; no el abogado, viendo, contemplando, al juez, sino la mutua contemplación, con serenidad, con imparcialidad, con suave ironía, de tintas melancólicas.
En lo concerniente a la "fe en los jueces", primer requisito del abogado, se revela una convicción en la justicia que, aun después de los años difíciles, indica que para hacerse dar la razón por el juez basta la honesta convicción en el fundamento de la causa y el respeto de las formas procesales adecuadas, eliminando las malas artes del foro.
En el estudio de la urbanidad (o de la discreción) en los jueces una especial referencia se hace a la probidad (puntualidad) y se refiere a que el oficio judicial que no demanda vociferaciones y supone la consideración profesional.
El estudio de ciertas semejanzas y de ciertas diferencias entre jueces y abogados indica que el abogado es la bullidora y generosa juventud del juez, en tanto que el juez es la ancianidad reposada y ascética del abogado. A su vez, mientras el abogado, al asumir una defensa tiene su camino trazado, el juez se enfrenta a un solo deber: el juzgar, más allá de las naturales limitaciones del alma humana.
En su estudio de "la oratoria forense" señala finalmente que es mejor que quien gane sea la justicia aun en desmedro de la oratoria forense.
También critica la somnolencia de los magistrados, cuyo disimulo no pocas veces logran al asistir a las audiencias con anteojos negros.
En lo referido a ciertas relaciones entre los abogados y la verdad, Calamandrei analiza la obligada parcialidad del defensor, en ese sentido señala "el abogado, como el historiador, traicionaría su oficio si alterase la verdad relatando hechos inventados; no la traiciona en cambio mientras se limita a recoger y a coordinar, de la cruda realidad, sólo aquellos aspectos que favorecen su tesis".
Luego Calamandrei desnuda la "diferencia existente entre el gran abogado según el público y aquel que en realidad lo es", este ultimo debe ayudar a los jueces a decidir según justicia y a los clientes a hacer valer sus propias razones.
En el estudio de la "litigiosidad", destacando que "el abogado probo debe ser, más que el clínico, el higienista de la vida judicial".
En el análisis de las predilecciones de abogados y jueces por las cuestiones de derecho o por las de hecho Calamandrei reivindica la importancia de la cuestión probatoria, base para una sentencia justa y no meramente bella.
En la revisión del sentimiento y de la lógica en las sentencias,
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