El Hombre En Busca De Sentido

Es la historia de un campo de concentración contada por uno de sus supervivientes. Los sucesos que se describen no son de los grandes y famosos campos de concentración si no de los más pequeños donde había más sufrimiento – si nosotros ya conocemos algunos campos de concentración y que eran de lo peor entonces no nos contaron que sucedía en los demás-.

Los capos eran prisioneros que tenían privilegios por ser administradores; los prisioneros que se mencionan no son de renombre por tanto eran más despreciados por los capos, los capos nunca pasaron hambre mientras los prisioneros comunes no tenían ni que llevarse a la boca. Muchos de los capos la pasaron mucho mejor en los campo que en toda su vida; en ocasiones eran mucho más duros que los guardias de las SS – los capos tenían muchos privilegios pero después de ser suplidos volvían a ser comunes, así que pues en mi opinión tenían que aprovechar mientras duraba-.

Solo seleccionaban a los que podían trabajar a los demás (enfermos, niños, inválidos, etc.) se le llevaba a campos centrales que estaban equipados con crematorios y cámaras de gases; esta selección llevaba a luchas entre prisioneros o grupos de prisioneros para no ser llevados a los campos – entonces eran esas personas servidores de los más poderosos y si a ellos ya no les servían los mandaban a matar; no pues yo también me pelearía con los demás para poder salvar mi vida. Al entrar al campo ya no eras Fernando o Roberto, ya no tenias nombre solo eras un numero mas entre muchos-.

Lo único que animaba a estos prisioneros eran sus familias que los esperaban en casa – creo que esa debió haber sido la inspiración de todos-.

Para sobrevivir se les daba vales bueno uno a cada uno los cuales podían cambiar por cigarrillos y los cigarrillos cambiarlos por raciones de sopa; los únicos que tenían el privilegio de fumarlos eran los capos y las personas que ya no tenían una esperanza de vida – los privilegios de los cigarrillos eran de fumarlos para los capos, tu vida dependía de unos cigarrillos que eran los que te daban de comer como dice en el libro solo los que han estado ahí saben cómo se sufre-.

Todos al ser embarcados en el tren pensaban que los llevarían a una fábrica de municiones, al asomarse por una de las aberturas del tren uno de los prisioneros vio una señal que decía Auschwitz y todos tenían en mente los peores horrores del mundo (cámaras de gases, crematorios, matanzas indiscriminadas, etc.) – si a mí me hubieran dicho que me llevarían a un campo donde mi muerte estaba asegurada mejor me hubiera dado un tiro en el momento-.

Al amanecer se rompió el silencio de los vagones con voces de mando y silbatos, los guardias de las SS eran encargados de recoger todos los objetos de valor de los prisioneros (cadenas de oro, anillos, pulseras, etc.) el campo era considerado también una mina de oro por tener un botín que almacenaba. Los primeros cuatro días sobrevivieron con pequeñas raciones de pan – aparte de ser explotados al llegar a la estación los asaltaban quitándoles

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