El Hombre Que Nunca Mintió

El Hombre que nunca mintió (cuento popular africano)

Érase una vez, vivía un hombre sabio con el nombre de Mamad. Él nunca mintió. Todas las personas en la tierra, incluso los que vivían de los veinte días de distancia, sabía de él.

El rey de Nínive Mamad y ordenó a sus súbditos para llevarlo al palacio. Miró al hombre sabio y le preguntó:

"Mamad, es cierto, que nunca ha mentido?"

"Es cierto".

"Y nunca estarán en tu vida?"

"Estoy seguro de eso".

"Está bien, decir la verdad, pero ¡cuidado! La mentira es astuto y se pone en la lengua con facilidad."

Pasaron varios días y el rey llamó a Mamad, una vez más. Había un grupo grande: el rey estaba a punto de ir a cazar. El rey tenía su caballo por la crin, su pie izquierdo estaba ya en el estribo. Ordenó a Mamad:

"Ir a mi palacio de verano y decirle a la reina voy a estar con ella para el almuerzo. Dile a preparar una gran fiesta. El almuerzo conmigo en ese momento."

Mamad se inclinó y se dirigió a la reina. Entonces el rey se rió y dijo:

"No vamos a ir a cazar y ahora Mamad se acuesta con la reina. Mañana vamos a reír en su nombre."

Pero el sabio Mamad fue al palacio y le dijo:

"Tal vez usted debe preparar una gran fiesta para el almuerzo de mañana, y tal vez no deberías. Tal vez el rey vendrá a mediodía, y tal vez no lo hará."

"Dime qué horas vendrá, o no lo hará?" - Preguntó la reina.

"No sé el tiempo que él puso su pie derecho sobre el estribo, o puso su pie izquierdo en el suelo después de que me fui."

Todo el mundo esperaba el rey. Llegó el día siguiente y le dijo a la reina:

"El sabio Mamad, que nunca miente, mintió ayer."

Pero la reina le habló de las palabras de Mamad. Y el rey se dio cuenta, que nunca el hombre sabio se encuentra, y sólo dice que, que él vio con sus propios ojos

...