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El Lenguaje Artístico Y Creativo


Enviado por   •  20 de Abril de 2014  •  3.596 Palabras (15 Páginas)  •  401 Visitas

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La creatividad constituye uno de los atributos esenciales y consustanciales de los seres humanos. Y precisamente debido a su carácter primordial, ella debe convertirse en elemento directriz de las nuevas pautas educativas y culturales que hoy en día se plantean un doble y vital propósito: por un lado, contrarrestar el “vacío espiritual e intelectual” que prolifera en la sociedad globalizada y posmoderna; y, en segundo, recuperar y fortalecer la cosmovisión crítica y humanista que tantas afrentas y desvalorizaciones ha sufrido durante las postrimerías del siglo XX y en el breve pero trepidante transcurrir de la actual centuria.

En efecto, la importancia del ejercicio cotidiano de la creatividad se multiplica conforme avanza en el mundo contemporáneo esa funesta mancuerna constituida por el “pensamiento único” y el “analfabetismo estético”, los dos flagelos más temibles que afronta la subjetividad moderna en los tiempos que corren. Ciertamente, la mayoría de los individuos que pueblan el planeta en estos albores del nuevo siglo y milenio padecen, no obstante las bondades de la revolución cibernética y de la globalización tecnológica, un gravísimo déficit en cuanto a su conciencia crítica y un progresivo debilitamiento de su capacidad para utilizar el arte como un medio idóneo y placentero para hacer más bello el mundo que nos rodea. En qué consiste el analfabetismo estético?

Desde esta perspectiva, y a efecto de contrarrestar tanto la “manipulación de las conciencias” como la “domesticación del gusto” que imponen los medios de comunicación de masas y las grandes corporaciones mercantiles, nada resulta más urgente que reivindicar y al mismo tiempo interrelacionar los beneficios inherentes a la pedagogía crítica y a una educación artística sustentada precisamente en el elogio de la creatividad.

La tarea que proponemos no es sencilla, pues por un lado tenemos la hegemonía de una educación tradicionalista y positivista que se fundamenta en cuestiones como la memorización, la acumulación incesante de datos, la disciplina autoritaria, la imposición de valores discriminatorios, la rigidez conceptual, la ortodoxia metodológica y la sacralización de la razón y la ciencia; y, por el otro, nos enfrentamos a una estructura económica fetichista y despilfarradora que utiliza todos los recursos mercadológicos y técnicos (televisión, cine, videos, Internet, etc.) a su alcance para inducir en las poblaciones un modelo de vida sustentado en el imperio de lo efímero: la masificación de las modas, el consumo suntuario, la manipulación del ocio y la propagación de una sensibilidad kitsch que vuelve a los sujetos incapaces de distinguir lo feo de lo bello, lo cursi de lo sublime, lo trillado de lo original, el seudoarte de la verdadera creación artística.

Para combatir este aciago panorama cultural y educativo (agravado por el predominio del analfabetismo real en los países subdesarrollados y del analfabetismo funcional en los desarrollados), es perentorio apelar a la fructífera simbiosis entre la pedagogía crítica y la educación artística como una alternativa posible y eficaz para salir del marasmo civilizatorio actual. Sólo así, por medio del aprendizaje crítico y estético, estaremos en condiciones de construir una convivencia humana que se fundamente en el ejercicio cotidiano de la creatividad y en el embellecimiento diario de nuestro entorno natural y social. Reflexiona en qué es el analfabetismo funcional y cuáles son sus consecuencias

Tres son las directrices que conforman el horizonte de la pedagogía crítica: el espíritu crítico, la voluntad de invención y la dimensión de lo complejo. El primer concepto se refiere a las tareas de ponderar y cultivar con particular énfasis la capacidad humana de raciocinio, esa potencialidad que tenemos los individuos para aprender a formular preguntas y a cuestionar los valores establecidos con el fin de superar lo caduco y lo erróneo, y, al mismo tiempo, conservar lo que haya permanecido vigente en el movimiento incesante de las relaciones sociales. El amor al conocimiento y la objetividad a la hora de confrontar los cambios ocurridos en la realidad son, sin duda, dos criterios que permitirán mantener vigoroso el espíritu crítico, actitud intelectual sin la cual no ocurriría el avance científico ni la formulación de nuevos conceptos explicativos del acontecer dinámico en la naturaleza y la sociedad.

El segundo concepto, la voluntad de invención, alude al papel destacado que a lo largo de la historia ha desempeñado esta iniciativa humana en donde se amalgaman factores tan diversos como: la imaginación, el riesgo, la aventura, la fantasía, lo inverosímil, la ingenuidad, la incertidumbre y la búsqueda de lo imposible. Actitudes que revelan el intento prometeico de los individuos por alcanzar un dominio y un conocimiento más certeros de la sociedad y la naturaleza. Según lo demostró Arhur Koestler en su célebre libro Los sonámbulos, gracias a este esfuerzo de innovación constante y de elucubración mental sin límites, un estado psíquico parecido a la ensoñación, la ciencia ha avanzado a pasos agigantados y por los caminos más impredecibles. Tal como se atestigua a través de los descubrimientos aportados por algunos de los genios que ha dado la humanidad, deben ser bienvenidas todas las conductas intelectuales que se atrevan a pensar lo incierto, a yuxtaponer los marcos de referencia contradictorios, a concebir el mundo al revés y desde diferentes ángulos, a proponer situaciones absurdas, a tolerar la ambigüedad, a relacionar planteamientos incompatibles, todo ello con el objetivo último de arribar a luminosos y revolucionarios conocimientos que contribuyan a enriquecer y mejorar la existencia humana.

El tercer y último concepto, la dimensión de lo complejo, hace referencia a una manera peculiar y profunda de visualizar la realidad estudiada. Ya no se trata, tal como lo hacía la pedagogía tradicional, de buscar la reducción, el aislamiento y la simplificación máxima del objeto de estudio, sino que ahora lo que se desea es construir categorías dinámicas capaces de aprehender la intrínseca complejidad de las cuestiones analizadas, sean éstas fenómenos naturales o problemáticas sociales. En ambos casos, el cambio de perspectiva es de vital importancia: el objeto de investigación aparecerá ahora como un universo complejo, enigmático, dialéctico, inabarcable en forma absoluta, y el cual, para ser conocido con certidumbre, requiere de una metodología y de conceptos que igualmente sean complejos, dinámicos y creativos al indagar sobre las interrelaciones cambiantes de las partes entre sí y de las partes con la totalidad a la que se integran y en donde adquieren su sentido esencial. A diferencia de la enseñanza tradicional,

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