El Maestro Todo Poderoso
Enviado por Monica84 • 1 de Mayo de 2014 • 1.574 Palabras (7 Páginas) • 231 Visitas
El maestro todopoderoso
Francois Dubet
Danilo Martucceli
El maestro todopoderoso
Los alumnos están fuertemente subordinados a las catego¬rías y normas escolares por la omnipotencia del maestro. En esta vinculación entre el escolar y el maestro, se manifiesta +con más claridad la aspiración a una fuerte unidad, no desprovista
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de conformismo. Los niños se presentan evocando el nombre de su docente, y la relación maestro-alumno se construye sobre la búsqueda de un reconocimiento por el maestro.
"El maestro nos conoce". Frente al maestro, los niños se sienten "transparentes", tienen la impresión de que el maestro ve a través de ellos. "La maestra conoce el carácter de los niños, si trabajan o no, si son voluntariosos o no." La maestra es todo¬poderosa, logra verlos aun cuando esté dándoles la espalda y escribiendo en el pizarrón. "Tiene ojos detrás, a los lados de la cabeza." Esta transparencia, este conocimiento íntimo de los niños por los maestros, no deja de provocar una cierta angus¬tia. Puesto que el maestro conoce a los alumnos, propone sólo ejercicios adaptados a su nivel, lo que impide toda protesta y obliga a sentirse potencialmente culpables. "Yo sentiría ver¬güenza pues ella pensaría que uno no trabaja bastante, que uno sería demasiado vago, demasiado perezoso." Por lo cual el maestro sigue siendo el mejor colocado para saber si es necesa¬rio o no que alguien repita el año, y la mayoría acepta no pasar a la clase superior si no tienen el nivel: "No sirve de nada, si los maestros y las maestras dicen que ella tiene que repetir, vale más que repita". Este temor infantil va a la par con los progre¬sos constantes del entusiasmo "científico" por los niños, por los conocimientos que apuntan a distinguir mejor al individuo en germen de la infancia, a veces en contra del niño mismo. La intrusión en la intimidad de la infancia, asegurada por las cien-cias humanas, contribuye probablemente a ese sentimiento de transparencia en los niños.8 Pero ya se trate del psicólogo, del censor moral o del pedagogo, el maestro conoce mejor al niño que lo que éste cree conocerse.
Por eso el juicio sobre sí depende totalmente del juicio del maestro. En la escuela, los chicos se describen a sí mismos en el lenguaje del maestro. Así, los niños deben ser juzgados en fun¬ción de su trabajo escolar. "Pienso que hay que juzgarlos por el
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trabajo." Tanto más cuánto el conjunto de los rasgos de la per¬sonalidad están muy fuertemente subordinados a la calificación escolar. "Los malos alumnos son los menos gentiles de la clase... Se burlan de todo el mundo. Son muy desagradables." Los buenos alumnos y los grupos hasta llegan a afirmar: "Yo no diré las palabrotas que ellos (los malos alumnos) se dicen entre sí". El mal alumno es siempre un mal chico. "Hay uno en nues¬tra clase, no aprende sus lecciones, le va con el cuento a la maestra y todo el tiempo saca malas notas." El mal alumno no hace lo que se le pide: "Hace dibujitos mientras uno trabaja". Los alumnos retoman, por su cuenta, el discurso de los docen¬tes: "Sus padres no lo hacen trabajar".
La continuidad implícita entre la imagen de la persona y el juicio escolar aparece aún más claramente cuando preguntamos a los alumnos, en un juego de asociación libre, los adjetivos vinculados con "buen" y "mal" alumno. En cuanto al buen alumno, es definido en el vocabulario mismo de los docentes: "perseverante", "trabajador", "atento", o sea, según el lenguaje del boletín escolar: "resultados satisfactorios". Por otra parte, muchos "caracteres" son esbozados con ayuda de las categorías del juicio escolar: "cabeza dura", "perezoso", "trabajador", los "buenos", los "imbéciles", los "hipócritas", los "que siempre pelean"... Los rasgos de la personalidad quedan sometidos a definiciones escolares, como si los alumnos se juzgaran, como niños, según los ojos del maestro. La misma observación se des¬prende de los diversos juegos de roles a los cuales fueron invi¬tados los alumnos: encuentro entre los padres y la maestra alre¬dedor de un boletín mediocre, escena familiar alrededor del mismo boletín... El mal alumno, que también es un mal chico, tiene por añadidura malos padres. En la representación de los niños, como en la de los docentes, los problemas escolares tie¬nen siempre su fuente fuera de la escuela: los padres no se lle¬van bien, no se ocupan de las tareas...
Todo depende de la mirada del maestro. Así, el trabajo per¬sonal en clase es fuertemente valorado por los escolares porque "si uno trabaja bien en clase, no se tiene nada que hacer en casa
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después". Pero, sobre todo, trabajando ante el maestro el senti¬do del trabajo es inmediato. "El alumno prepara las cosas
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