El Matrimonio... Todo Lo Que Quieres Saber
Enviado por jcpat • 1 de Febrero de 2014 • 4.131 Palabras (17 Páginas) • 299 Visitas
El matrimonio... todo lo que quieres saber Autor: Padre José María de Jesús Fuente: CATHOLIC.NET El Matrimonio no es un simple contrato. Es un compromiso mutuo por el cual cada uno acepta vivir la vida del otro. Las preocupaciones de uno se vuelven las preocupaciones del otro, como también las alegrías son compartidas. INDICE • Introducción general 1.- El amor espiritual 2.- Entenderse en el matrimonio 3.- Familia, en diálogo con Dios 4.- Familia, comunidad al servicio del hombre 6.- Designio de Dios sobre el matrimonio y la familia 8.- Virtudes en la vida conyugal 9.- El Sacramento del Matrimonio 11.- Sexualidad conyugal 12.- La transmisión de la vida 13.- Regulación natural de nacimientos 14.- Santidad y Procreación responsable 15.- Educación de los hijos 20.- Familia creyente y evangelizadora 21.- Apostolado familiar 22.- Participación en la sociedad Para nuestros novios Queridos hermanos: Si los novios mostraran con su Padre del Cielo las mismas atenciones y pruebas del amor que tienen para su amado(a), el rostro del mundo cambiaría. Pues la sabiduría les pide someterlo todo a Dios en primer lugar, ya que nada está vinculado en la tierra que no haya pasado primero por sus manos, y en donde este vínculo no existe, reinan la anarquía y el egoísmo. Por lo tanto, tengan confianza y abran su corazón al Cielo. El Espíritu Santo sabrá aconsejarlos.
Jóvenes, ¿por qué tienen tanta prisa en ir hacia su amada(o), si aún no conocen bien su corazón? ¿Por qué desean tanto seguir los caminos de los hombres y tan pronto? Aprendan primero a conocerse: vean cuales obstáculos pueden surgir en su amor y cómo pueden remediarlos antes de comprometerse por el Sacramento del Matrimonio. Pues el hombre y la mujer son como la vid, que, si no es protegida contra las agresiones exteriores, sufren la enfermedad y la muerte. El viñador admira un día su viña por su belleza y alaba su trabajo con una gran sonrisa, pero si la más mínima hoja es tocada por la enfermedad, toda la viña estará en gran peligro. Sondeen, pues, su corazón y su alma, futuros esposos, y sean humildes uno para con el otro. Reconozcan sus debilidades, sus faltas, sus imperfecciones pero no se detengan en eso. Consideren su “sanación”juntos, pues al unir sus corazones, serán más fuertes en el amor. Tengan un espíritu de discernimiento, y si creen que sus defectos están demasiado anclados en ustedes y que su voluntad es demasiado débil, esperen todavía haberlos probados antes de unir a su vida la del otro ser. Pues sus defectos se volverán las preocupaciones de él (de ella), y serán íntimamente mezclados a su vida, ya que está escrito: “Y los dos serán uno solo” (Gn 2,24). El Matrimonio no es un simple contrato. Es un compromiso mutuo por el cual cada uno acepta vivir la vida del otro. Las preocupaciones de uno se vuelven las preocupaciones del otro, como también las alegrías son compartidas. La complementariedad del masculino y del femenino debe ser mantenida, cueste lo que cueste. Con ayuda de la intuición femenina, los problemas pueden ser resueltos gracias a la esposa si ella acepta aliarse con el Espíritu Santo más que con el poder de sus encantos. Con respecto al esposo, por la fuerza de su voluntad y de su cuerpo, él trae al hogar el orden y el equilibrio. La educación de los hijos debe ser una obra común y los padres deben entenderse para orientarse siempre en la misma dirección. Deben mostrar hacia sus hijos mucho amor y saber castigarlos cuando es necesario. Si en el Matrimonio el padre y la madre no tienen ideas comunes, si sus corazones no son unidos en el Espíritu Santo para dar a sus hijos una educación como Dios lo desea, ¿cómo el vínculo entre los esposos podrá ser duradero? Si está fundado nada más en la atracción de la carne, está condenado de antemano al fracaso, a las disputas, a las frustraciones, a las palabras hirientes, a las burlas, a la insatisfacción, al error y a la mentira. Si se funda ante todo sobre el amor común del Cielo, entonces Dios ilumina a los esposos, los conduce y los guía. El ahuyenta sus temores, libera sus corazones de los asaltos de la impureza y bendice su descendencia. Ya que está dicho que “la carne y la sangre no pueden
heredar el Reino de Dios”(1Co. 15,50), si desean asociar Dios a su vida, no provoquen la carne, pues es débil. Novios, no esperen de su futura unión la legalización de placeres que les serían ya permitidos sin freno: no olviden que también en la pareja casada, Dios no habita en el egoísmo, aun si éste es compartido por los dos. Que los esfuerzos que realizan en este campo antes de su matrimonio no sean por nada una acumulación de tensiones que se desahoguen después aún más vivamente, sino más bien una escuela de voluntad y de autodominio que los lleve a un amor aún más santo y más respetuoso. Si no, como el arco tenso libera la flecha, sus impulsos liberados herirán mortalmente su pureza. Unan sus almas en la oración, en el conocimiento, en la fe, en la caridad más profunda, en el amor, en el respeto y ténganse confianza. Nunca olviden que las menores imperfecciones deben ser combatidas antes del Matrimonio a fin de que cada uno ofrezca al otro el mejor regalo: su persona entera. Un tiempo de prueba es necesario que no debe ser demasiado breve. Si no, numerosos sufrimientos amenazarían con marcar su vida. Si piensan poder aceptarlos y ofrecerlos al Padre, que así sea, pero la vida no es tan fácil. Que el Espíritu Santo los ilumine pues, a fin de que sepan no comprometerse en una vía que quizá no es la buena y cuyas trampas les serían ocultas por su ceguera. Que el Señor los guíe y los inspire. Capítulo 1: El amor espiritual Queridos hermanos: No teman a los apegos cuando son espirituales, pues los vínculos del amor espiritual no pueden ser rotos, sino por el demonio que pone todo de su parte a veces para corromperlo. Una sana amistad y también un tierno afecto nunca han sido condenables. Pero si quieren agradar al Señor, deben en cada instante estar dispuestos a renunciar a todo, incluso sus afectos particulares – entendemos, a renunciar provisionalmente– pues si se apegan demasiado humanamente a cosas o a seres, y que de repente les son quitados, sufrirán mucho e incluso se rebelarán, tan grandes serán su desilusión y su pena. Sí, habrán amado, pero habránamado mal. Habrán amado de manera egoísta, demasiado personal, haciendo siempre girar todo alrededor de ustedes mismos, de su vida, de su comodidad, de su gozo, de sus sentidos. Dichosos aquellos que saben amarse con amor espiritual, pues este amor no muere. Es el amor de los seres que se mantienen espiritualmente unidos en Dios por un mismo amor verdadero y fuerte que nada podrá quebrar, ni la guerra, ni el alejamiento, ni la muerte.
¡Cuántos seres se han amado, han sido separados por las circunstancias en el sufrimiento y han continuado amándose en
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