El Oficio DEl Jurista
Enviado por mitela • 6 de Septiembre de 2011 • 942 Palabras (4 Páginas) • 1.553 Visitas
A propósito del capítulo X “Un planteamiento prudencial acerca del oficio del jurista” del libro de Gabriel Mora Restrepo “Ciencia jurídica y arte del derecho”
IVAN ALEXIS PEREZ HERRERA
Docente: Dr. Eduardo Talavera
Asignatura: Introducción al derecho
CORPORACION UNIVERSITARIA DE CIENCIA Y DESARROLLO
FACULTAD DE DERECHO
BUCARAMANGA
AÑO 2009
Tabla de contenido
Página
Justificación………………………………………………………………………………..3
Escrito………………………………………………………………………………………3
Glosario…………………………………………………………………………………….4
Bibliografía…………………………………………………………………………………5
Enlaces……………………………………………………………………………………..5
Justificación
En desarrollo de la cátedra de introducción al derecho es requerida la presentación de un escrito que muestre nuestra postura respecto de una lectura propuesta, como evidencia de la actividad extraclase encargada por el docente.
Escrito
A propósito del capítulo X “Un planteamiento prudencial acerca del oficio del jurista” del libro de Gabriel Mora Restrepo “Ciencia jurídica y arte del derecho”
Muchos son los tratadistas1 que ofrecen sus propias concepciones y opiniones sobre cómo se ejerce la profesión de jurista2, misma que algunos sentimos como vocación y otros reconocen como oficio.
No obstante la variedad de opiniones expuestas por los doctrinantes hay una línea común que todos trazan y que tiene que ver con la importancia de los principios y el carácter epistemológico de la formación de aquél que siquiera aspire a ocupar la posición de jurista.
Claramente vemos que es posible encontrar operadores judiciales que no se ajustan a un código de comportamientos morales probos; Esto va en contravía de uno de los presupuestos básicos necesarios para el ejercicio del oficio del jurista, tal es observar un proceder ejemplar que lo haga merecedor del respeto de la sociedad en general.
Esta respetabilidad es una consecuencia necesaria de una búsqueda permanente de lo correcto en el proceder de lo privado y de lo público en nuestra interacción con los demás elementos del medio familiar, laboral y social.
No podemos pretender un ejercicio libre de los presupuestos de la justicia y la equidad, y como esto solo puede ser producto de un sólido componente moral en nuestras vidas; el abogado tendrá como pieza fundamental en su propia construcción el observar una tendencia al apego por el aprendizaje de lo correcto, una costumbre de ejercer sus deberes como una expresión de su habitual manera de proceder.
El conocimiento de las escuelas del derecho y de interpretación del mismo permite al jurista orientarse en el desarrollo de su oficio profesional.
Somos entonces llamados al estudio y la reflexión sobre la doctrina (en el amplio y común sentido) como elemento constructor de la naturaleza que se espera de nosotros en el desempeño de la labor que la sociedad nos encomienda. Pero la adecuada ilustración no logra nada si se aplica lo aprendido solo
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