El Orientador Vocacional Como Elemento De Acompañamiento En La Toma De Decisiones

El orientador vocacional como elemento de acompañamiento en la toma de decisiones

Hablar de decisiones y del proceso que interviene en la elección de un camino, generar una acción, partir de un punto de inicio, etc., para muchos no siempre es un asunto medular, sólo actúan y ya está. No pasa de que los resultados esperados no sean satisfactorios, se vuelve a tomar el camino o se vuelve a actuar, y se sigue adelante.

Generalmente, al decidir para uno mismo, esas acciones o decisiones, tienen un costo y si lo asumimos, no hay problema o al menos, reconocemos nuestra responsabilidad en torno a los resultados. Sin embargo, decidir o apoyar la decisión acerca de una profesión; es decir, encaminar o apoyar una decisión vocacional, es otro asunto y para muchos de nosotros, orientadores vocacionales por profesión, es un gran compromiso.

Es punto de partida de esta disertación, el hecho de que ese compromiso no siempre está latente y claro en nuestra labor, podría parecer cotidiano y común este trabajo en nuestro actuar como profesionales de la orientación, pero, sería pertinente reflexionar en torno a ello.

Esto es los jóvenes o quienes se nos acercan a solicitar nuestro apoyo, confían (y ahí está el compromiso), en nuestra madurez y visión, para comprender su potencial y encausarlos.

Precisamente ahí está el punto crucial, porque debemos diferenciar entre orientar a un adolescente hacia que tome una decisión vocacional y plantearle la profesión que debe seguir. En este sentido, se requiere necesariamente reducir el margen de error en la elección y hasta ahora, a pesar de lo que muchos pudieran pensar, no hay una clave precisa o una fórmula exacta para conducir y materializar en forma de asesoría o consultoría, la elección propuesta o conducida.

Por otra parte, se tienen como factores medulares para la decisión, los personales y los socio-económicos, identificando cuáles prevalecen y en mi propia experiencia, esto es medular, porque el estudiante podría tomar una decisión por conveniencia o por sentirse muy bien. Ojo, ese es un riesgo, en lo particular, me inclino a sugerir que concatenen el gusto con la habilidad o capacidades para estudiar esa profesión: es decir, visualizar al estudiante como tal, pero dentro del escenario educativo que distingue a la carrera de su elección. Partamos de la premisa de que no siempre lo que nos gusta lo hacemos bien ni siempre lo que nos disgusta o nos es indiferente, lo hacemos mal.

Para muchos estudiantes, la visión de un apoyo por parte de sus orientadores, implica que la respuesta vocacional sea el producto de un sentimiento nacido en el momento. En realidad, al tomar una decisión, sobre todo en este caso, se debe comprender que se necesitan: análisis, conversaciones, revisiones de habilidades, valores, conocimientos, en fin la racionalización de cada elemento de la decisión como si fuera un problema y

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