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El Poder De La Publicidad


Enviado por   •  19 de Marzo de 2015  •  1.341 Palabras (6 Páginas)  •  447 Visitas

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El poder de la publicidad y el del consumidor

La publicidad irrumpe en la vida del consumidor constantemente. Le inunda de mensajes y trata de convencerle de que necesita comprar un producto o servicio determinado. La publicidad crea tendencias, indica cómo vestir, cómo comer o incluso cómo ser. Ese es el poder de la publicidad.

Una buena publicidad muestra lo que se necesita antes de que se piense. Crea una serie de ideales que son absorbidos por la mente del consumidor (el ideal de belleza, la vida ideal…). El público piensa según la perspectiva de la marca y de la gente que trabaja detrás de los anuncios.

Gracias a la publicidad, una bebida inventada por un farmacéutico en 1866, Coca-Cola , se convirtió en un fenómeno de la cultura pop. Las agencias publicitarias llevan a cabo sus campañas con la idea de que todo es posible. Es el caso, por ejemplo, de Saatchi & Saatchi , que llevó al poder a Margaret Tatcher vendiendo la marca Tory al público británico.

Actualmente, los anunciantes cuentan con multitud de plataformas y medios donde anunciarse, desde la televisión a la web. Sin embargo, el consumidor quizá no tenga que pensar por sí mismo, pero sí tiene poder de decisión para afirmar qué es creíble y qué no. La publicidad es parte de la existencia humana, pero la buena noticia es que los consumidores tienen el poder de elegir.

La ubicuidad de la publicidad hace que generalmente no reparemos en su efecto y en lo que significa para el orden de las cosas. A lo mucho consideramos sus mensajes como una molestia menor y zappeamos o bloqueamos instintivamente sus imágenes cuando navegamos por Internet o vamos por un horizonte urbano. Pero seamos consciente o no de su presencia, esta se filtra a lo más profundo de la psique colectiva e influye en el mundo que habitamos.

La era de los medios masivos de comunicación es también, indisociablemente, la era de la publicidad. Ya que la publicidad, una industria anual de medio billón de dólares, fondea la comunicación en todo el mundo, la información está en buena medida determinada por las grandes corporaciones que inyectan miles de millones de dólares a los consorcios mediáticos. Recordemos que en el sentido más básico la información es lo que programa nuestra realidad. Ahora bien, la publicidad sirve a una serie de intereses, el principal de ellos: la propagación de un estilo de vida.

Uno de los padres de la publicidad fue Ed Bernays (sobrino de Sigmund Freud), para quien la publicidad es un eufemismo de la propaganda (después de Goebbels este término fue relegado justamente como una estrategia de marketing de la misma publicidad). Bernays desarrolló una serie de conceptos que marcarían el destino de la publicidad, entre ellos el de “ingeniería del consenso” o “empoderamiento a través del consumo”, implementando el modus operandi fundamental de la asociación de un producto con el inconsciente (algo que tal vez aprendió de su ilustre tío). Actualmente, gracias a Bernays y a otros más, la publicidad es la propaganda del consumismo por todos los medios posibles. Más allá de un mensaje puntual de tal o cual producto, la publicidad promueve siempre el consumo y esto es algo que tiene serias consecuencias en el individuo y el planeta.

El profesor Justin Lewis, de la Universidad de Cardiff, ha escrito un notable ensayo sobre los peligros de la publicidad en el mundo actual, haciendo hincapié en que podemos estar acercándonos al punto en el que la publicidad se convierta en un serio peligro para el planeta.

Lewis advierte que la publicidad es el género principal de TV que vemos. Un espectador británico ve en promedio 48 comerciales de televisión al día; en Estados Unidos una persona se expone a 25 mil comerciales año. En Australia una tercera parte del tiempo de TV es publicidad; en Estados Unidos la cifra se acerca al 40%. Y si bien muchos de nosotros nos sentimos inmunes a la publicidad, ya que supuestamente tenemos criterio y somos analíticos, numerosos estudios muestran que el cine y la televisión penetran nuestro inconsciente afectándonos de diversas formas.

La multimillonaria

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