El Realismo Como Expresión Y Crítica De La Mentalidad Burguesa.
Enviado por rafaelfer_5 • 19 de Diciembre de 2011 • 1.767 Palabras (8 Páginas) • 1.410 Visitas
El Realismo como expresión y crítica de la mentalidad burguesa.
Extraño, pero cierto. El realismo fue tanto la expresión de la mentalidad burguesa, como su crítica.
¿En qué sentido expresaba esta mentalidad? Pensemos, por ejemplo, en el capitalismo que se está desarrollando en el siglo XIX: la más evidente tendencia del capitalismo es la objetivación. Es decir, se aspira a desligar todo el aparato de una empresa económica de la influencia directamente humana. El sistema se independiza de quienes lo sostienen y se convierte en un mecanismo cuya marcha no puede detener ninguna fuerza humana. Uno de los rasgos fundamentales del realismo es su aspiración a la objetividad, todo lo que tiene que ver con el mundo interior del individuo (en tanto escritor) no interesa, sino que, por el contrario, se apunta a dejarlo de lado. El ideal romántico de la expresión del yo profundo es lo que se buscará eliminar (se aspira a que el sistema narrativo se independice de las expresiones individuales).
Por otra parte, pensemos en el orden en que se presentan las novelas realistas: un orden lineal, una perfecta organización de los contenidos, que responde también a esa mentalidad burguesa de organización (por eso se dice que la creación de la Comedia Humana de Balzac linda con lo romántico y medieval, por su superposición y mezcla). La fe en la ciencia, única capaz de proveer objetividad, se refleja tanto en el mundo burgués como en las novelas realistas, poco a poco todo aquello que no responde a la razón y a los sentidos va siendo eliminado. El deseo de conocer y asir el mundo en su totalidad es un deseo netamente burgués (y de los escritores realistas, ni que hablar, narradores objetivos y omniscientes). El ideal de “progreso” es perseguido por todos.
En lo que respecta a los temas tratados, por ejemplo en el caso de Balzac, nunca dejamos de conocer la situación económica de los personajes, dice Mántaras: “Conocemos exactamente sus estados de cuenta, el monto de sus ingresos, su origen, los avatares de su fortuna”. El dinero, gran motor en la sociedad capitalista en la que vive Balzac, es también motor en las novelas de este escritor (Vautrin, uno de sus más trabajados personajes dice en Papa Goriot: “dime cuánto tienes y te diré como piensas”). Es en este punto donde comienzan a mezclarse expresión y crítica. Como ya les había adelantado, la relación con la burguesía de algunos realistas es de amor- odio. Desprecian completamente la situación social de ascensos y descensos en una lucha inescrupulosa, y se encargan de mostrar esa realidad en sus obras, principalmente a modo de crítica. Muestran lo despiadado del mundo, la pérdida de valores, o más bien el cambio de valores (ahora apuntados a lo económico). En Papa Goriot veremos a dos hijas desalmadas dejar morir a su padre, sólo preocupadas por el dinero, y a un Rastignac decidido a enfrentarse al mundo despiadado, siendo más despiadado que él.
La técnica realista.
Cuando hablamos de las características de la narrativa realista, debemos recordar que existen matices entre Flaubert (esteticista, más impersonal), Balzac (realista más romántico) y los rusos (Tolstoi y Dostoievski con la novela social y psicológica en su máximo desarrollo), pero, también debemos reconocer que a la vez, ciertos aspectos conectan a estos escritores, y que, al fin de cuentas, la técnica es la misma: hay un intento de reflejar la realidad (que se identifica con la verdad) y una acción narrativa casi siempre situada en el presente (ya que es la única observable), rasgo que marca una ruptura con la evocación medievalista de los románticos. Ahora bien, ¿qué entienden los escritores por “realidad”? Más allá del odio que algunos autores sienten por la burguesía, la concepción de realidad es claramente burguesa: la realidad es todo lo que puede ser captado por los sentidos (básicamente, por la vista) y admitido por la razón. Todo lo irracional queda excluido, y esa es una exclusión muy hegeliana. Por otra parte, se emplea casi siempre un estilo objetivo, sea o no impersonal, más controlado que el de los narradores románticos, e incluso que el de Balzac; de ahí la preferencia por el narrador exterior.
El narrador suele ser, además, omnisciente, rasgo que es representativo del optimismo decimonónico hacia la ciencia: la mentalidad del XIX es profundamente optimista, hacia el progreso, el comercio y la revolución industrial (aunque la escritura es, en buena parte de los casos, disidente). Hay gran expectativa por el conocimiento absoluto, en el supuesto de que el hombre puede saberlo y explicarlo todo; de ahí la sintomática omnisciencia del narrador. Por otra parte, esta elección cumple con las exigencias de claridad del público.
Esa claridad también se manifiesta en la construcción lineal de la trama, síntoma de una mentalidad historicista, que cree que la historia es una línea evolutiva progresista; la linealidad de la trama permite, además, seguir el desarrollo evolutivo del personaje.
Por otra parte, para el Realismo resulta fundamental comprender la motivación de los personajes; la motivación suele estar explicitada o ser, al menos, claramente deducible. La motivación, la comprensión de las causas que mueven al personaje, permiten comprender su conducta; es, también, un factor de claridad.
Otro elemento técnico presente en la novela realista es una caracterización completa del personaje: lo conocemos física y espiritualmente, incluso su historia; en general,
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