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El Suicidio Aspecto Médico-Legal EL SUICIDIO DENTRO DEL CONTEXTO MEDICO-LEGAL


Enviado por   •  12 de Abril de 2018  •  Trabajo  •  7.483 Palabras (30 Páginas)  •  294 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR

PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

UNIVERSIDAD GRAN MARISCAL DE AYACUCHO

BARCELONA- ESTADO ANZOÁTEGUI

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EL SUICIDIO DENTRO DEL CONTEXTO MEDICO-LEGAL

MEDICINAL LEGAL

 Profesor:                                                                               Elaborado por:  Jhonny rondon                                              

                                                                      Oropeza, Erick      V-19.203.814

                                                    3er. año de Derecho

Barcelona, 26 de Enero del 2016

INTRODUCCIÓN

En la presente investigación destacaremos distintos puntos de gran relevancia referente al suicidio y su carácter médico-legal.

El suicidio a través de la historia se ha considerado un tema tabú, y en la antigüedad, debido a la escasa información, fue considerado de diversas formas en las distintas sociedades. En tal sentido debemos destacar que esta forma de obtener el resultado letal voluntariamente a través de distintos modos de comisión, en la actualidad ha sido objeto de estudio por distintas personas que se han dedicado a descifrar, el por qué una persona puede ocasionarse voluntariamente la muerte y desistir de la vida, siendo este el tesoro más preciado por el ser humano.

En el caso que nos ocupa destacaremos el suicidio como forma de darse muerte voluntariamente y lo estudiaremos desde el punto de vista médico-legal, partiendo desde su definición, causas, tipos, procedimientos empleados, como también destacaremos la eutanasia como forma de suicidio, el diagnostico médico-legal del suicidio y un diagnostico diferencial entre homicidio, accidente y suicidio, donde nos enfocaremos en el proceso policial, y forense para determinar la causa de la muerte y si esta es efectivamente el resultado de una manifestación de voluntad de la víctima en la determinación de quitarse la vida.

Tocaremos puntos específicos, como el decálogo del moribundo, la relación médico paciente, y a través de la teoría de algunas autores explicaremos este fenómeno llamado “el suicidio”.

   

MARCO HISTÓRICO DEL SUICIDIO

El suicidio es un fenómeno tan antiguo como la existencia misma de la humanidad. A lo largo de la historia, las distintas culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de manera distinta, en función de los principios filosóficos, religiosos, intelectuales, sociales y económicos que han ido imperando en cada momento.

Época antigua y culturas primitivas

En la antigüedad el suicidio, era aceptado en la mayor parte de las sociedades. Así en Mesopotamia era asumido hasta el punto que, según un mito, el primer hombre fue modelado con barro y sangre del dios suicida él.

En Egipto la muerte voluntaria no fue condenada (incluso la primera nota de suicidio de la historia conocida fue firmada por un consejero faraónico del siglo III a.C.) y Cleopatra VII (69-30 a.C.) nos legó una escena legendaria al dejarse morder por un áspid para evitar el ultraje de presenciar la victoria de Augusto.

Los galios, celtas, hispanos, vikingos, nórdicos y visigodos consideraron razonable el suicidio por vejez, muerte de los esposos, muerte del jefe o enfermedad grave o dolorosa. En China el suicidio era un acto de honor y lealtad mientras que en Japón se llevaba a cabo mediante un acto ceremonial, motivado por expiación o por derrota. En Meso América los mayas veneraban a Ixtab, Diosa del suicidio, en una práctica tolerada, para defenderse de situaciones extremas, salvar el honor de una persona, de la vergüenza pública o de las desgracias.

Sólo entre las tribus africanas se rechazaba el suicidio, al considerar que reflejaba la ira de los antepasados y se asociaba a brujería. El contacto físico con el cuerpo del suicida era visto como maligno y terrible, e incluso se quemaba la casa y el árbol donde se hubiese ahorcado el suicida, enterrándose el cuerpo sin los ritos habituales

En la Roma Imperial se consideraba honorable entre políticos e intelectuales, y estaba prohibido entre los esclavos. Cicerón (106-43 a.C.) lo condenaba, con las excepciones del acto heroico y el propio sacrificio en defensa del honor. Séneca (4 a.C.-65 d.C.) entendía el suicidio y su consumación como la puesta en práctica de la libertad que posee el ser humano para abandonar una vida que considera ya indigna e impropia de su razón. Honor y libertad son los dos pilares que sustentan su teoría sobre el suicidio como un acto moral y valiente, nunca de desesperación ni cobardía.

Edad Media

En la Edad Media surgió una mentalidad social y cultural que consideró el suicidio tabú y marcó una clara ruptura con la Antigüedad Clásica, apareciendo la prohibición absoluta del suicidio junto al castigo social y religioso. San Agustín arremete contra la muerte voluntaria, apoyándose en las Sagradas Escrituras y el V Mandamiento “No matarás”. Considera que este mandamiento no va dirigido únicamente al prójimo sino a cualquier ser vivo en general, así el que se mata a sí mismo comete pecado contra el V Mandamiento. Sin embargo, para explicar los suicidios cometidos por los Santos, San Agustín opta por retomar la idea de Platón, “si es el mismo Dios el que realiza el pedido, no nos es lícito despreciar los mandatos de Aquél”  El cristianismo ve como virtuoso y fuerte al hombre que soporta todas las infamias de la vida, la salida racional de la existencia ya no es una prueba de valor sino más bien de cobardía frente a la vida, una mente débil, que no puede soportar una vida miserable. Durante esta época el suicidio es penado rígidamente por las leyes religiosas. El Concilio de Arlés (452) declaró que el suicidio era un crimen. En el Concilio de Braga (563) se dictaminó que el suicida no fuera honrado con ninguna conmemoración en la liturgia, y se prohibió su entierro en el camposanto. En el Concilio de Auxerre (578) se determinó que el cuerpo de los suicidas debía ser enterrado en la encrucijada de los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados. Posteriormente Santo Tomás de Aquino (1225-1274) anexiona al argumento de San Agustín sobre el suicidio como un atentado contra la ley natural y contra Dios y el pensamiento aristotélico del perjuicio a la comunidad, por lo que suicidarse es un pecado y además conlleva otro gran mal, el no tener tiempo para una penitencia que pueda expiar tan horrendo pecado que va en contra de Dios, de la comunidad y de uno mismo. Poco a poco ideas folclóricas sobre el suicidio como algo demoníaco fueron incorporadas en el discurso religioso, fortaleciendo su valoración como acto condenable por estar ligado a tendencias sombrías.

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