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El Terror Del Sexto B


Enviado por   •  26 de Octubre de 2012  •  955 Palabras (4 Páginas)  •  951 Visitas

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¿Cuántos de Nosotros hemos dejado las tareas para última hora?

Introducción

Cuenta como Juan Guillermo va posponiendo la realización de su actividad escolar con la simple disculpa “la hago después” Así transcurre el fin de semana atormentado por no realizar las obligaciones estudiantiles. Llega el lunes y no hay clase como una recompensa circunstancial a su irresponsabilidad.

Era domingo a la peor hora, las seis en punto de la tarde. Al día siguiente, colegio. A Juan Guillermo se le empezó a formar un nudo en el estómago. Ahí estaba su mochila intacta tal cual él la dejo el viernes, con todos los libros guardados y los deberes sin hacer.

Pensó hacerlas el viernes, para olvidarse, pero su amigo Pablo lo fue a buscar y ambos se fueron andar en bicicleta. Entonces decidió que las haría el sábado por la mañana, pero el sábado se fue de compras con la abuela. Después se celebraba el cumpleaños de Silvia y, al volver, estaba muy agotado que pensó: “Mejor el domingo por la mañana”.

Pero el día domingo fue de flojera y se levantó muy tarde y más encima la televisión presentaba muy buenos programas tentadores de ver y, además, le tocó ordenar su cuarto y salir a comer fuera, y así sucesivamente. En fin no tuvo tiempo para hacer sus deberes.

Era domingo a la peor hora y el nudo en el estómago crecía cada vez más. Para disimular los nervios puso la televisión. Pero al encender el televisor sintonizó un programa donde apareció en la pantalla un mago famoso, de acento extranjero. Con las cejas fruncidas intentaba doblar una cuchara y ¡magia! la cuchara se dobló. Juan Guillermo, como millones de televidentes, buen niño obedeció sus órdenes: fue a la cocina y trajo un tenedor. Hizo todo tal cual lo indicaba el excelentísimo y famoso mago para sacar la energía magnética del cerebro y doblar las moléculas del tenedor.

Uffff, nada, el tenedor no se inmutó. Juan Guillermo debió finalizar su prueba y no pudo continuar con ella, porque en ese instante fue llamado para cenar.

Después de la cena vio una película hasta que se fue a acostar. “Mañana en la parada le pido a Andrés que me explique los ejercicios de matemáticas, por si me sacan a la pizarra”, pensó. Y con esa brillante idea se tranquilizó un poco y disminuyó un tanto el nudo en el estómago y se durmió profundamente. Aquella noche, Juan Guillermo soñó con el mago y con sus ejercicios de control mental.

El lunes sonó puntual el despertador ¡a las seis en punto de la mañana! Juan Guillermo se acurrucó entre las sábanas para despedirse del sueño y se despertó una hora más tarde con los gritos de mamá:

-¡Vas a perder el autobús! Como me toque llevarte....

Y así fue. Por mucha prisa que se dio, no llegó a tiempo: el autobús había pasado su parada y no pudo alcanzarlo. Volvió

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