El Zarco
Enviado por JETET • 2 de Junio de 2012 • Ensayo • 477 Palabras (2 Páginas) • 584 Visitas
Titulo: EL ZARCO
Autor: Altamirano, Ignacio Manuel.
Editorial: Ediciones Leyenda, S.A. de C.V.
Primera Edición.2000
Lugar: Yautepec, Morelos
Personajes:
El Zarco: Líder de los Plateados
Manuela: Enamorada del Zarco
Pilar: Ahijada de Doña Antonia
Nicolás: Enamorado de Manuela.
Dona Antonia: Mama de Manuela y madrina de Pilar.
Martín Sánchez Chagollán: Presidente municipal
Una joven de buena familia, Manuela, varias veces ha rechazado las proposiciones matrimoniales de Nicolás, el herrero del pueblo, hombre de origen indígena, muy trabajador y estimado, quien le ofrece cierta holgura económica; pero ella estaba enamorada del color azul claro de los ojos del Zarco, famoso bandolero, salteador de caminos, ladrón y asesino, que por aquel entonces aterrorizaba al país con sus crímenes. La joven huye con el bandolero.
En el amor de Manuela hay una rara mezcla de deslumbramiento, codicia y vanidad, que actúan "como un punzante, pero sabroso filtro mágico". Pero el Zarco es un criminal amoral, un "plateado", como se les decía entonces, forajido de la peor especie, que roba y mata por inclinación natural, y se distingue por su intrepidez, crueldad e insaciable sed de riquezas. La joven pronto se desilusiona de él y se arrepiente de haberlo seguido.
Por otra parte, Nicolás, desengañado de Manuela, vuelca todo su amor en Pilar, la hermana adoptiva de aquélla, joven buena y virtuosa que siempre había amado en secreto al herrero, y proyectan casarse. Este amor hiere profundamente el orgullo y la vanidad de Manuela, a quien amargan los celos, el dolor y la tristeza.
El desenlace de la obra, comprimido en los dos últimos capítulos, resulta un tanto precipitado, efectista y confuso.
En una refriega, el Zarco y su temible banda se enfrentan con un grupo de hombres capitaneados por Nicolás; éste, de un sablazo a la cabeza, deja casi moribundo al bandido. El herrero lleva la noticia del suceso a las autoridades. Mientras, Manuela permanece llorando junto al cuerpo del Zarco, que aún respira. "Al regreso de Nicolás, llena de vergüenza se cubrió la cabeza con su rebozo y no fue reconocida por el valiente herrero."
Ya en poder de la justicia, el Zarco y Manuela son llevados a prisión. El bandido se restablece por completo y cuando, junto con otros "plateados", es conducido a una nueva cárcel, sus hombres emboscan a la tropa, la exterminan y liberan a los presos. El Zarco, ahora más sanguinario que nunca, continúa infundiendo terror y espanto a toda la comarca.
Mientras tanto, llega el día de la boda religiosa de Pilar y Nicolás. Tras la solemne ceremonia de la iglesia, la pareja parte rumbo al pueblo donde residirá. Por el camino se encuentran con
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