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El Zorro Y El Cuy


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2014  •  529 Palabras (3 Páginas)  •  647 Visitas

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EL ZORRO Y EL CUY

Don Mariano Huallpa tenía un alfalfar y una casita alta de paredes encaladas, la puerta pintada e azul y el techo de tejas. De mañanita se levantaba don Mariano y, sentado en un poyo miraba gozoso su alfalfar. La alfalfa florece en mayo y da gusto mirar la tierra llena de flores moradas.

Don Mariano descubrió un día tremendos destrozos en las sementeras. Por diferentes sitios los tallos aparecían cruelmente roídos. Puso una trampa y una madrugada le pareció sentir chillidos. Se levanto de prisa y encontró un coroto (cuy macho). Con gran indignación lo amarró a una estaca y, por ser todavía oscuro, volvió a su casa. Pensaba preparar schacta, el guiso rica de papas amarillas y cuy gordo. ¡Cómo se relamía Don Mariano!

El coroto estaba muy triste, cundo pasó por allí el zorro.

- Compadre, ¿qué ha sucedido? – dijo

- Nada compadrito – repuso el cuy- ésta es la casa del tal mentado Don Mariano que tiene tres hermosas hijas. Con una de ellas debo casarme pero me tiene amarrado hasta que aprenda comer gallina.

¡Estos hombres solo comen aves! ¿No quisieras tener mi suerte?

El zorro en un santiamén desató al cuy y se hizo atar muy ceñido.

Feliz se marchó en coroto.

Cuando se hizo de día, salió Don Mariano de su casa armado de un cuchillo a fin de sacrificar al cuy. Su asombro fue grande al concentrar al zorro.

- Indignado –le dijo: me las vas a pagar. ¡Con que anoche eras cuy y ahora te has cambado en zorro!

Armado de un zurriago dio al zorro una paliza soberana.

-¡Estoy listo para casarme! ¡Estoy listo! –gritaba el zorro.

Don Mariano le dio hasta que se cansó. Como el zorro no detenía sus voces, rogó le explicara; este le explicó todo y al saberlo le bailaba la barriga de risa a Don Mariano.

Suelto el zorro, anduvo buscando por todas partes al coroto, hasta que lo encontró. El cuy apenas se vio descubierto corrió debajo de una piedra inmensa y parado en dos patitas simulaba sostenerla.

-Compadre, compadrito, que ya me canso – daba voces.

-¿Qué te sucede? – dijo el zorro un poco desconfiado.

- Que el mundo se me viene abajo y hay que ayudarlo.

El zorro entonces lo imitó y sostenía la piedra.

-Que voy por una estaca para apuntalar mejor el cerro –dijo el cuy. Ahora mismo regreso.

El zorro estuvo esperando al cuy mucho tiempo. No se animaba a soltar la piedra por temor a morir aplastado. Al fin, arriesgando todo, dio un gran salto atrás y cerró los ojos. No sucedió nada. Entonces se dio cuenta de a astucia del cuy.

El zorro no tardó en hallar de nuevo al cuy. En una pampa estaba el malicioso. Al ver el zorro se puso a escavar el suelo, con aire muy atareado.

-¡Aprisa, aprisa que el fin del mundo llega ¡Qué lloverá fuego!

Al zorro le dio gran pavor y se puso a ayudar al

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