El contexto cultural

INTRODUCCIÓN

E

ste proyecto nace a partir de observaciones sobre las manifestaciones culturales en torno a la pulsión sexual, que nos conducen a mirar lo que de algún modo, está prohibido ver ya sea por prejuicios morales, o porque instituciones religiosas, sociales o políticas, objetan este comportamiento. Por otra parte si tenemos en cuenta que los medios masivos de comunicación, la publicidad, las revistas de farándula, junto al internet, buscan despertar en cualquier individuo el deseo sexual para vender diferentes productos, nos daremos cuenta que, la presencia de las instituciones morales y las instituciones comerciales muestran nuestro contexto cultural contradictorio.

Partiendo de esta contradicción, el proyecto pretende hacer una lectura interpretativa del deseo de mirar al otro (teniendo en cuenta el deseo sexual), pero en realidad no se trata de mirar sino de observar, escudriñar, y pensar de otra forma el cómo mirar, esto teniendo en cuenta los mensajes discordantes a los que un sujeto se encuentra enfrentado en su cotidianidad.

Para lograr mí objetivo se hace ineludible indagar sobre la mirada, y distintos enfoques que se han hecho entorno a este tema, junto a algunas variables como la época, sus creencias religiosas y el entorno popular. El mercado sexual se expone a los ojos del público, las revistas del jet set nos invitan con una sugestiva portada, el carrito de los helados nos seduce con una seductora fotografía de una modelo y su paleta, cuando camino hacia la universidad me ofrecen relaciones sexuales a cambio de dinero, pero entonces si esto es lo que me ofrece a diario la sociedad porque siento remordimiento cuando caigo en alguna de estas tentaciones o mejor porque juzgo a otra persona cuando se deja cautivar por el deseo sexual.

En este amplio repertorio de consumo sexual para la vista, se encuentran una amplia variedad de objetos y productos que buscan ser de mayor y mas fácil adquisición, es decir entre más masivo el producto mejor. Por otra parte en esta búsqueda de saciar el apetito sexual se ha hecho cada vez más estrecha la línea que traspasa lo permitido por la sociedad, dicho en otras palabras, la forma en la que se ha manejado la moralidad y el deseo sexual solo nos ha conducido a tener más oferta y demanda de productos sexuales explícitos, que habría pasado si nos enseñaran a ver el cuerpo como algo natural y hermoso despojándolo de esa carga de pecado, enfrentando nuestros deseos como algo natural del ser humano.

Este proyecto no busca hacer una acción documental, pero sí pretende evidenciar como testigo ocular, los comportamientos y mecanismos de la producción cultural, enfocada al consumo sexual, con este proyecto no se pretende aportar a la proliferación de objetos de consumo (de deseo), se trata de plantear un cuestionamiento desde la imagen a nociones como moral, lujuria, pecado, deseo, consumo, palabras que son ambiguas y que poseen “distintas” definiciones según cada individuo, pero que a su vez permiten las configuraciones culturales en las que transcurre nuestro devenir cotidiano.

En la parte plástica este proyecto se concreta adoptando medios como la pintura y la instalación, que configuran una sola obra, y busca proponer disímiles lecturas interpretativas tanto del tema central de mi indagación como del trabajo en sí.

REFERENTES

E

n el proceso de indagación de este proyecto puedo subrayar que los referentes artísticos se incorporan desde diversos terrenos, algunos previos y otros hallados a lo largo del progreso de la exploración en torno, al deseo sexual y su relación individual con la mirada.

Es pertinente enunciar que los referentes artísticos relacionados con este trabajo sobrepasan los aquí mencionados, por esta razón decidí presentar como acertados los artistas que han sido constantes a lo largo de mi carrera y otros que complementan mi panorama desde un ámbito más actual. Aunque cada uno despliega una temática y un discurso diferente poseen características similares, ya que les preocupa desarrollar trabajos autorreferenciales cargados de erotismo, sensualidad, goce, honestidad, y por supuesto tensión o pulsión sexual.

La obra de estos artistas ha sido reconocida internacionalmente por su capacidad provocadora, donde dejan de lado la hipocresía moral de su época. Sus obras están enfocadas en distintas técnicas como la escultura, la fotografía, el video y la instalación, proporcionándome pautas para desarrollar mi trabajo. Pero ante todo, respaldan las preocupaciones artísticas propias del proceso de mi formación académica.

Este artista surrealista de origen polaco desarrolló su trabajo en Berlín y más tarde en París debido al nazismo. Lo que me interesa de Bellmer es que con sus “muñecas” expone una sexualidad cruda, para nada sutil, porque distorsiona el cuerpo femenino sin compasión, se puede percibir cierta perversión en la mirada, aunque su obra es evidentemente surrealista, no busca agradar a la vista y no respeta ninguna convención social.

Sus obras reflejan los instintos más básicos y primitivos, el amor y el sentimiento están desterrados, es evidente que la época histórica (III Reich) en la que tiene que vivir impregna sus construcciones. Tal vez es por esto que su trabajo representa el lado oscuro del ser humano. Es también importante destacar, que si observamos el conjunto de sus muñecas encontraremos un encanto por la infancia perdida, las niñas convertidas en mujeres objeto de deseo.

La relación directa con este artista es fundamental, es mi primer referente porque ha logrado plasmar en su obra la atracción hacia lo prohibido, escabroso, indecente, y más perverso del sexo con una crueldad sutil poco común en lo que a arte se refiere. Esto sin querer decir que es lo que busco plasmar en mi obra.

Hans Bellmer

Contemporáneo de Hans Bellmer, Molinier era pintor, fotógrafo y un "fabricante de objetos”, este artista introdujo una iconografía erótica en torno al cuerpo de la mujer con alusión a la religión; lo divino y lo demoniaco. Estas mujeres hacen gala de una sexualidad pedante y auto suficiente.

Siendo una persona colérica y violenta no le importó mantener la hipocresía moral de su época, por el contrario manifestaba su comportamiento sexual y una crítica aguda hacia la religión, lo cual le acarreó ser objeto de rechazos incluso por parte de artistas de la talla de André Breton.

Es importante señalar el evidente fetichismo que

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