El efecto pigmalión

El efecto pigmalión surge de un mito griego. El escultor Pigmalión se enamora de una de sus creaciones, Galatea, y la trata como si estuviera viva. Después de un sueño de Pigmalión, la escultura cobra vida por obra de Afrodita al ver el amor que éste siente por la estatua, que representa a la mujer de sus sueños.

¿Y qué tiene que ver esto con una empresa y con sus empleados?

En psicología, se conoce como efecto pigmalión a un principio de actuación a partir de las expectativas ajenas. Según este principio, la conducta de una persona depende de las expectativas y creencias que otra persona tiene respecto a él.

Este efecto puede ser positivo y negativo.

El primero, provoca un efecto positivo en la persona, afianzando el aspecto sobre el que se produce el efecto. El segundo, provoca una disminución de la autoestima de la persona y del aspecto sobre el que se actúa.

Dentro de una empresa, el líder puede provocar el efecto pigmalión sobre sus empleados con la actitud y la forma de actuar y hablar con ellos.

Un buen líder debería de provocar el efecto pigmalión positivo en sus empleados. ¿Esto en qué consiste?

Cuando el lider reconoce las capacidades y logros de sus empleados, si sus expectativas hacia el trabajo de sus colaboradores son positivas, es muy posible que aumente el compromiso de estos hacia la empresa, influyendo además de forma positiva en su motivación y autoconfianza, lo que les llevará a mostrar un mejor desempeño de sus tareas y funciones, y por lo tanto su rendimiento también será más alto, consiguiendo los objetivos que la empresa espera de ellos.

Si por el contrario, el líder cuestiona las capacidades del empleado a diario, hará que aumente la desmotivación y la indiferencia por parte del trabajador, lo que conllevará un descenso en la calidad y la cantidad de su trabajo.

Etiquetar a las personas es algo que hacemos con frecuencia. Nuestro comportamiento hacia las personas se basa en la etiqueta que les hemos puesto y al mismo tiempo, la actitud de esa persona también se adecua a lo que los demás piensan de él, lo que hace que nos lleva a la “profecía autocumplida”, la persona etiquetada cumple las expectativas que se habían puesto sobre él con esa etiqueta.

Aquí os dejamos una frase de Ferrán Adriá que ejemplifica lo que acabamos de contar “En el ámbito profesional, aunque te esfuerces, no eres lo que a ti te parece, sino lo que los demás piensan que eres”.

¿Creéis que la frase es cierta?, ¿Las etiquetas realmente afectan en el comportamiento de las personas?, ¿Se puede influenciar en el comportamiento de alguien a través de las expectativas que tenemos sobre él?

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