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El empleo


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2014  •  Informe  •  1.519 Palabras (7 Páginas)  •  129 Visitas

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Hay muchas formas de diferenciarnos de los animales, por ejemplo, el pensamiento, la creación artística, el lenguaje; Sin embargo, en este tema, la más importante es el trabajo; Esta diferencia se debe a que tiene intelecto, planes, acción, su objetivo es (en la visión capitalista) apropiarse y/o transformar la naturaleza para liberarnos; Además surge, sin duda, una relación social. Entonces, el trabajo, como relación social, nos vincula con los demás, crea movimiento (fundamental para evitar la muerte de una sociedad). Como dice Dominique Meda, “nos permite acceder a los demás, a nosotros mismos y a la norma social” . Es decir, nos hace sentir útiles en una sociedad que, en un mundo ideal, nos da de igual manera.

A pesar de esto, toda relación social es excluyente; El claro ejemplo del trabajo es el surgimiento de las relaciones desiguales entre el obrero y burgués. La asimetría en las relaciones se ha mantenido y, cada vez, cobra mayor fuerza, porque a la hegemonía burguesa le deja ganancia. En este proceso (donde el burgués paga un terrible salario para emplear a un obrero) termina por enajenar, deshumanizar y destruir al trabajador.

El empleo, con el tiempo, ha pasado por muchas etapas. Antes de la década de los veinte, se creía que el mercado se regulaba sólo; el eje central era el mercado, donde aún no se establecían leyes y reglas, pero, a pesar de esto, se podían crear planes con expectativas a largo plazo. A esto se le llamaba capitalismo salvaje. Después, de manera sucesiva (inicios de la década de los veinte a la década de los ochenta), aparece el estado de bienestar, el fordismo o populismo en América Latina. Aquí, el trabajo es continuo, el estado crea leyes que median la relación tensa del obrero y el capitalista, hay una protección social muy importante, pues existen sindicatos, seguros de desempleo, buenas prestaciones y, lo más importante, la carrera universitaria aseguraba un trabajo bueno y duradero. Esto, sin duda, trajo, como su nombre lo indica, un estado social de bienestar, de tranquilidad donde “el tiempo se percibía como una dimensión lineal y progresiva, con posibilidades de una planificación y control normalizado, según parámetros muy colectivos” , es decir, una vida que cumplía, en la mayoría de la población, con los roles asignados a la edad.

Sin embargo, de 1980 a la actualidad, surge una teoría económica llamada neoliberalismo, apoyada, aquí en México, por los últimos 6 presidentes. El eje es el mercado, pero mediado, esta vez, por la oferta y la demanda que repercute en el contrato de los obreros. Este periodo, aparentemente inacabable, tiene muchas deficiencias. La principal característica es el desgaste de la personalidad del obrero, pues el nuevo burgués, con su afán de obtener mayor plusvalía, se dio cuenta de que esta ganancia no sólo se obtiene como decía Marx, a partir del proceso (control de fuerza física e intelectual), sino que también a partir del control de la psicología del sujeto, es decir, controlar sus emociones y sus sentimientos.

En esta sociedad, el tiempo se está cambiando, con ello, se cambia la forma en la que vemos el mundo. Últimamente, los divorcios han aumentado significativamente, los jóvenes muestran desprecio al compromiso, se cambia constantemente de trabajo y de vivienda (pues se renta, ya no se compran casas); ¿a qué se debe esto? A que las empresas no permiten, desde sus estructuras en redes con ‘proyectos’ de contratación rápida, tener un empleo continuo y, con ello, crear planes a largo plazo, pues ya no hay estabilidad de ningún tipo, es imposible, con esta base insegura y cambiante, intentar, al menos, crear planes para el futuro (no hay una narración de larga duración), cómo el matrimonio o cómo comprar una casa, etcétera.

Esto en el obrero tiene consecuencias físicas terribles, porqué, con estas contingencias, surge el estrés y con ello un sin fin de problemas (por ejemplo, eyaculación precoz) y también, como diría Richard Sennet: “nada a largo plazo es el principio que corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos” , esto se traduce, en la debilidad de los lasos entre las personas, la individualización.

Otra herramienta para controlar al obrero es la flexibilidad en el empleo. Esto es la creación de nuevas estructuras de poder. Los empleados deben saber hacer muchas cosas, pues la rotación del trabajo (apoyada por el punto anterior, nada a largo plazo) y la exigente movilidad que se pregona, incluso, en los estándares de los empleos más sencillos, los obliga a tener que aprender cientos de cosas (tal vez, en ninguna expertos, lo que causa frustración).

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