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El libro de Marco Polo anotado por Cristóbal Colón


Enviado por   •  15 de Enero de 2013  •  589 Palabras (3 Páginas)  •  594 Visitas

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El libro de Marco Polo anotado por Cristóbal Colón

Prólogo

En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo y verdadero

amén. Comienza el prólogo al libro de micer Marco Polo de Venecia sobre

las costumbres y cualidades de las regiones de Oriente, traducido del vulgar

al latín por fray Francisco de Pepuris de Bolonia.

Yo, fray Francisco de Pepuris de Bolonia, de los frailes predicadores, me

veo forzado por muchos padres y señores míos a trasladar de lengua vulgar

al latín en verídica y fiel traducción el libro del prudente, honorable y muy

fiel micer Marco Polo de Venecia sobre las costumbres y cualidades de las

regiones de Oriente, publicado y escrito por él en nuestro vulgar, a fin de

que tanto los que gustan más del latín que del romance como los que no

pueden entender en absoluto o difícilmente la propiedad de otra lengua, por

la total diferencia del idioma o por la diversidad de giros, lo lean ahora con

mayor deleite o lo comprendan con más presteza. Además, los que me obligaron

a tomar este trabajo no podían hacerlo del todo por sí mismos, ya

que, entregados a más alta contemplación y prefiriendo lo sublime a lo ínfimo,

rehusaban tanto entender como escribir de cosas terrenas. En consecuencia,

por acatar sus mandados, vertí el contenido de esa obra fiel e

íntegramente en un latín llano y paladino, pues ese estilo requería la materia

del presente libro. Y para que no parezca tal labor huera e inútil, pensé

que de la lectura de este volumen los hombres fieles podrían obtener de

Dios el merecimiento de muchas gracias, ya que, al contemplar las obras

del Señor, maravillosas por la variedad, hermosura y grandeza de sus criaEl

libro de Marco Polo

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turas, admirarán con devoción su poder y su sabiduría; o al ver a los pueblos

gentiles envueltos en tan densas sombras de ceguera y en tan grandes

indecencias darán gracias a Dios, que, alumbrando a sus fieles con el

resplandor de la verdad, se dignó llamarlos de tan peligrosas tinieblas a su

admirable luz; o condoliéndose de su ignorancia rogarán al Señor por la

iluminación de sus corazones; o se confundirá la desidia de los cristianos

no devotos, ya que los pueblos infieles están más dispuestos a venerar a sus

ídolos que muchos de los que han sido sellados con el hierro de Cristo a

honrar el verdadero culto de Dios; también podrán ser incitados los corazones

de algunos religiosos al acrecentamiento de la fe cristiana, y llevarán

con la ayuda propicia de Dios el nombre de nuestro Señor Jesucristo, entregado

al olvido en tan grande multitud de pueblos, a las naciones ciegas de

los infieles, donde la mies

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