El monólogo cómico
Enviado por AndresNavarro129 • 3 de Abril de 2014 • Tesis • 809 Palabras (4 Páginas) • 237 Visitas
El monólogo cómico [editar • editar código]
El monólogo cómico (también conocido como comedia en vivo o 'stand-up comedy') es una técnica teatral interpretada siempre por una sola persona normalmente de pie y sin ningún tipo de decoración o vestuario especial. Normalmente el intérprete o monologuista expone un tema o situación de la que va haciendo diversas observaciones siempre desde un punto de vista cómico con la intención de provocar la risa. Durante el transcurso del monólogo el público se va haciendo partícipe de la situación con planteamientos muchas veces ridículos y absurdos, y con frecuencia suele utilizarse un tono picante o reivindicativo de algo que suele ser una utopía. Es muy típico ver monólogos cómicos en diferentes locales de la vida nocturna (bares, películas clubs, discotecas, etc.). Su popularización se está incrementando notablemente en los últimos años en España, si bien es un arte que existe desde hace mucho tiempo.
Todas las madres del mundo hacen y dicen exactamente las mismas cosas. Yo creo que les dan un cursillo secreto en el que aprenden esos comportamientos que llamamos “cosas de madre”. Quién no ha escuchado alguna vez el clásico “Tú hazle caso a tu madre, que tu madre sabe mucho de esto…” ¿De dónde creen que ha podido sacar una madre una frase así? Pues del cursillo.
Lo primero que les enseñan en el curso es a repetir mucho las cosas. Por eso, cuando eres bebé hablan contigo como un disco rayado:
- ¿Cómo estás? ¿cómo estás? ¿cómo estás?
Seguro que si el bebé pudiera hablar, les diría:
- Hasta el gorro, hasta el gorro, hasta el gorro…
En el cursillo también les dan clase de lenguaje, y aprenden a incluir en todas sus frases el “mi” y el “me”. Un ejemplo: “mi niño no me come”, “mi niño no me duerme”. Son tan posesivas que en la agenda, ponen todos los teléfonos de sus hijos en la letra M: “mi Paco”,”mi Alberto”,”mi Jose”.
Gracias a estos cursillos, las madres son capaces de hablar de dos temas la vez:
- Mamá, quiero hablar contigo.
- ¿Qué te pasa, hijo mío? ¡No arrastres los pies!
- Es que estoy pensando en dejar de estudiar…
- ¡No te toques los granos! ¿Pero cómo vas a dejar los estudios?
- Es que no me gustan
- Uy, hay tantas cosas que no me gustan a mí…¡Ponte derecho, que te va salir chepa!
Y llega un punto en que, sin saber porque, ambos mezclan las conversaciones y acaban por zanjar ellas la cuestión:
- Pero ¿cómo vas a tener ganas de estudiar si no arreglas tu habitación? Venga, que no hay quien entre…¡Y estudia!
En estos cursillos de madre les inculcan, sobre todo, tres principios: Que tome calcio, que respete las dos horas de la digestión y que en invierno se tape la boca. Aunque tengas noventa años y tu madre ciento veinte,
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