El peronismo (Adriana Puiggrós)
Enviado por Ccanals • 30 de Agosto de 2019 • Trabajo • 1.550 Palabras (7 Páginas) • 576 Visitas
El peronismo (Adriana Puiggrós)
El escenario
Cuando el peronismo llegó al poder, toda la gente que había votado a la Unión Democrática temió por la educación. La oligarquía y la clase media alta tenían miedo de que los “cabecitas negras” invadieran las limpias aulas de las escuelas. Durante todo el período peronista fue creciendo su preocupación por desarrollar un sistema de educación privada, independiente del gobierno.
Una profunda fractura dividía los discursos políticos pedagógicos de los dos grandes movimientos nacionales: el radicalismo y el peronismo. Junto con los radicales y demócratas progresistas formaban un bloque con mucha influencia en la docencia, que defendía la educación estatal, laica, obligatoria y gratuita y la reforma universitaria. Los educadores escolanovistas que eran socialistas, demócratas progresistas, radicales y comunistas se alinearon en la defensa de los principios educativos liberales contra el avance del nacionalismo, identificando peronismo con fascismo. El gobierno peronista no intento atraerlos sino que se dedicó a perseguirlos.
Las mujeres querían estudiar, los empresarios reclamaban personal más capacitado, los inmigrantes del interior que llegaban a Buenos Aires necesitaban atención educacional. El sistema educativo argentino vivía una crisis de crecimiento.
El primer ministro de educación fue el jurista Belisario Gache Pirán, quien consideraba que la justicia social se debía ejercer mediante la educación humanística, desde una doctrina antimaterealista, antitotalitaria y antirracionalista. Proponía que la educación estimulara el espíritu de iniciativa, la capacidad creadora y el sentido de justicia social. El segundo ministro fue Oscar Ivanissevich, cirujano ultranacionalista, quien impulso tanto desde la UBA como desde el ministerio, una política oscurantista con contenidos enciclopédicos y elitista. El tercer ministro de Educación del peronismo fue Armando Méndez San Martín quien acompaño el proceso de ruptura de relaciones entre Perón y la Iglesia Católica en los últimos años del segundo gobierno.
Las relaciones con la docencia
Al comenzar la década peronista, la docencia estaba cargada de demandas insatisfechas y requería un ordenamiento del campo técnico profesional que aclarara las reglas del juego entre los docentes y el Estado. Hacía falta legitimar una relación estable y reglamentada entre funciones, estatus, remuneraciones y cargos en el sistema educativo, capacitaciones adquiridas y antigüedad. Las demandas de los docentes abarcaban también aspectos pedagógicos y político-educacionales, como la educación de la población en zonas de fronteras y de los discapacitados y la capacitación laboral.
La suspensión de la aplicación de la ley 1.420 y la posición antilaicista militante del Ministro de Educación fueron las cuestiones que más enervaron la relación de los docentes con el peronismo. A comienzos de la década de 1950 muchos reaccionaron contra la creciente demanda de adhesión partidaria por parte del justicialismo. Se incrementaron las cesantías por razones políticas, y el enfrentamiento de los maestros y profesores con el gobierno tuvo un ritmo creciente.
En 1954 se promulgó el Estatuto Docente Argentino del General Perón, que alcanzo a todos los docentes nacionales. Este cayó bastante mal entre muchos maestros y profesores porque cometía el error de darle al cuerpo legal un tono partidario.
Un plan nacionalista popular
Las reformas más importantes al sistema educativo fueron realizadas durante el primer gobierno peronista y se fundamentaron en los principios del Primer Plan Quinquenal que establece que debe haber una enseñanza práctica y profesional en el nivel medio. Jorge Pedro Arizaga fue el autor del programa de educación del Primer Plan Quinquenal.
La opinión oficial fue que los problemas educacionales se debían a las insuficiencias del normalismo positivista y liberal, a la falta de sentido nacional, a la persistencia del enciclopedismo y a defectos en la organización escolar de base positivista.
Arizaga pretendía formar en el niño la inteligencia práctica, sin dejar de enseñarle el dominio de las normas, los sentimientos y la voluntad de superación moral. Incluía la educación moral y religiosa, porque consideraba que el hombre no puede vivir de la razón y que los niños necesitan sentir la religión por contagio.
La reforma introducía formas de preaprendizaje general que no llegaba a orientar al alumno hacia una profesión u oficio, sino que pretendían ejercitar el trabajo manual paralelamente al intelectual. El nuevo plan contemplaba una enseñanza primaria formada por un primer ciclo optativo preescolar de dos años (4 y 5 años de edad); un segundo ciclo obligatorio de cinco años (6 a 11 años de edad); un tercer ciclo también obligatorio de dos años (12 a 14 años de edad) llamado de preaprendizaje general, con cultura general. Ese último ciclo se compañía de cursos mixtos y cursos separados para varones y niñas. El preaprendizaje atendía a la urgencia de formar obreros con nivel de oficiales para todas las especialidades.
La reforma mantenía también bachilleratos clásicos, con un ciclo mínimo de cinco años, tres de conocimientos generales y luego dos de capacitación en artes y oficios. El ciclo era gratuito solamente para quienes demostrasen su imposibilidad de pagarlo. Después de cinco años de especialización los maestros de primaria podían optar por ingresar a dos modalidades de enseñanza superior no universitaria, el magisterio primario y el profesorado secundario, ambas de dos años y con acceso a la universidad.
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