El pizarrón

Tecnologías

El Mural De Las ideas

El pizarrón, como hoy lo conocemos, lleva en su génesis histórica la fusión entre naturaleza y conocimiento.

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           Antigua pizarra pizarrín de escuela.

Vamos introduciéndonos en nuestra cápsula del tiempo, somos tres viajeros amigos, al presionar el botón rojo… comienza el viaje. Nos dirigimos aceleradamente al año 1840, aterrizamos en algún lugar de Europa, sabemos que, por aquellos años la educación formal surgía novedosa y con fuerza dando sus primeros pasos, de repente, vemos a la distancia lo que aparenta ser un espacio educativo, nos acercamos, hay un profesor, está dictando una clase de Geografía, los estudiantes atentos, sentados en unos pupitres van tomando notas, curiosamente lo hacen sobre una especie de “roca sedimentaria”, son como pequeños bloques, algo así como los antecesores de nuestros cuadernos de escritura.

En un momento, el docente siente la necesidad de tomar uno de estos objetos y colocarlo en la pared para que todos sus estudiantes puedan ver el mensaje escrito.

Sin saberlo, estábamos en presencia de la invención de la pizarra como actualmente se conoce, es decir: Un rectángulo colocado en el muro frontal del aula en donde, con una tiza, se escribe lo que se quiere transmitir.

Su evolución adaptativa:

Con el tiempo y ya en la década de los años cincuenta, un fotógrafo asiático advirtió que se podían borrar las marcas de fibrón de unos negativos, este suceso sirvió de  inspiración para la posterior aparición de la pizarra blanca, hecha de un material que permite escribir en tinta con la posibilidad de  borrar.

Ya a partir del año 2000 surge el pizarrón digital, gracias a varias marcas de desarrollo tecnológico.

Dicha tecnología propone unos modos de consumir, producir y transmitir conocimiento básicamente ligado a la educación, tanto formal como informal, con la valiosa posibilidad  que conlleva el poder colectivizar lo que se expresa.  

El pizarrón convive en nuestras vidas como un gran aliado/guia a la hora de comprender, analizar, organizar y compartir  el conocimiento, de plasmar conceptos o pensamientos en formas múltiples, tal es así, que nos resulta difícil concebir un espacio educativo, sin al menos una  pizarra o pizarrón.  

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