El término Lupus viene del latín, que significa “Lobo”,

Una enfermedad sin cura.        

El término Lupus viene del latín, que significa “Lobo”, se atribuye a médico italiano del Siglo XII Rogerio Frugardi, que nombró así a la enfermedad debido a que las lesiones en la piel tenían similitud con los daños ocasionados por la mordedura de un lobo.

La función del sistema inmune es proteger al cuerpo de organismos extraños como virus y bacterias (también llamados Antígenos), lleva anticuerpos a la zona para que se adhieran a los antígenos y formen complejos inmunológicos. El lupus es una enfermedad autoinmune, provoca que nuestro sistema inmunológico ordene a estos complejos  que viajen a través del torrente sanguíneo y se alojen en células y tejidos sanos  distantes, dañando principalmente órganos importantes como el corazón, el cerebro, los riñones; la piel y los vasos sanguíneos.

El tipo más común es el lupus eritematoso sistémico que perjudica muchas partes del cuerpo, entre otros tipos se encuentran: El lupus erimatoso cutáneo subagudo, causante de llagas al momento de exponer la piel al sol; El lupus erimatoso discoide, que provoca sarpullido en la piel; y el lupus neonatal, es muy raro y afecta a los bebés recién nacidos.

Cualquiera puede contraer esta enfermedad, aunque es más común que afecte a las mujeres hispanas, asiáticas, afroamericanas e indígenas de américa. El lupus no es mortal en todos los casos, el 90% puede alcanzar una expectativa de vida normal, siendo tratados y controlados. Todavía se desconoce el causante de este padecimiento. Existen varios desencadenantes como: la exposición prolongada los rayos UV, consumiendo ciertos medicamentos o antibióticos, estrés, infecciones y algunos cambios hormonales (como el periodo fértil en las mujeres). 

Los síntomas más comunes suelen ser: la pérdida de cabello, fiebre inexplicable, dolor de músculos y articulaciones, sarpullido enrojecido e inflamación en la piel (principalmente en el rostro), anemia, las extremidades pueden tornarse pálidas o púrpura. Es muy difícil diagnosticarlo debido a los numerosos exámenes de laboratorio que se deben efectuar; puede ser diagnosticado por el internista, reumatólogo, nefrólogo y por un dermatólogo.

No hay una cura para el lupus, pero un diagnóstico temprano puede salvarle la vida al que padece esta enfermedad siguiendo un tratamiento. Éste varía dependiendo del grado y la zona afectada. Un tratamiento básico son los corticoides debido a que todos los afectados los precisan en algún momento. Cuando hay manifestaciones menores como la artritis o daños cutáneos, se suelen utilizar antiinflamatorios junto con corticoides; si los órganos como los pulmones, el corazón, el riñón o el sistema nervioso central, el tratamiento es más agresivo, suministrando al paciente dosis muy altas de corticoides  y complementos inmunosupresores; si los síntomas son fiebre, cansancio excesivo o afecciones cutáneas, el tratamiento dependerá de corticoides tópicos y/o antipalúdicos. También se recomienda a los diagnosticados que lleven una dieta sana, completa, equilibrada y que tengan un extremo cuidado frente a la exposición solar.

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