El viaje del susto

EL VIAJE DEL DESCONOCIDO

En un poblado lejano donde vivían muchas personas, con muchas casas, animales y luces; rodeada de cerros y montañas con variedades de plantas y sembradíos; al borde de un grandioso rio que se ampliaba cuando las aguas bajaban del cielo, vivía la familia Poyqui con sus dos hijos. Don Ramón era una persona que trabajaba en sus sembradíos y en las entidades que se le presentaba, y su esposa Clementina hacia las cosas de las casa cuidando y educando a sus hijos Anastacia y Satuco que iban a la escuela del pueblo “Tupak Katari”; que solo era del nivel primario. Todos los años se mantenían del trabajo de la chacra de papa y oca; la familia tenía el sueño de tener un día su propia movilidad para poder viajar y conocer otros lugares del país y del mundo.

Un día el sueño de la familia y por mucho trabajo que le pusieron, lograron comprar un automóvil de la forma de un zapato; estaban muy feliz y decían: “ahora si podremos conocer muchos lugares”, de esa manera festejaron con bombos y platillos su primera movilidad. El primer fin de semana que llego; después de ver a sus animales y sus sembradíos se pusieron de acuerdo en viajar rumbo a San Andrés de Machaca, alistaron sus cosas y se pusieron en camino rumbo a su destino. En la carretera observaron muchas cosas entre otras movilidades, motos, animales, plantas y distintos campos geográficos; cuando llegaron a Machaca visitaron una gran feria en donde compraron ropas y zapatos porque eran más baratos que en su pueblo.

Cuando empezaba anochecer toda la familia se dispuso en retornar a su pueblo, pero antes de embarcarse decidieron quedarse a comer la cena y así llegar directo a dormir a sus camas, para levantarse temprano en la jornada siguiente y realizar sus quehaceres; mientras tanto la hora pasaba, la oscuridad se hacía más oscura; cuando ya retornaban en por la vía felices y después de haberla pasado en familia como a las diez de la noche a lo lejos observaron una persona que requería un aventón; era un varón vestido con poncho, chicote, pantalón de tela, zapatos y una mochila cargada, don Ramón paro la movilidad y le pregunto: “¿a dónde quiere ir?”, él respondió: “llévenme por favor a donde pueda tomar un auto a La Paz, tengo una reunión mañana temprano en Oruro”, y de esa manera el hombre se embarcó en el coche; en el camino fueron hablando con el hombre haciéndole varias preguntas:

Don Ramón: ¿de dónde estás viniendo?

La persona: de chayuna

¿En dónde está ubicado?

Es por allá a unos 15 minutos.

De repente apareció otra persona vestida igual que el hombre que recogieron en la vía, de pronto el hombre expreso que lo recogiéramos “álcenle es mi paisano de la otra comunidad”, pero no había espacio en el auto así que pasamos directo y el hombre exaltado y medio alocado dijo: “déjenme aquí”, cuando don Ramón quiso parar observo por el retrovisor que venía una movilidad a mucha prisa y decidió no parar diciéndole al hombre: que le dejábamos en Nazacara; después de eso el hombre abrió la puerta y se lanzó fuera del auto. Del susto que paso en ese momento Clementina grito diciendo: “¡no pares, son ladrones nos quieren robar!”, don Ramón acelero y no paro hasta llegar al pueblo.

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