Eleccion De Maestria
Enviado por RositaFon • 25 de Octubre de 2012 • 1.299 Palabras (6 Páginas) • 368 Visitas
En la vida, cada cierto tiempo, uno debe hacer un autoanálisis: hay que mirar y buscar bien adentro, mirar atrás, ver el camino recorrido y ver el camino por recorrer. Yo lo hago constantemente, sin embargo, cada cinco años me gusta hacer una introspección más detallada. Hace cinco años empezaba con la licenciatura en psicología, el tiempo era el estimado y los siguientes años serían para terminarla, incorporarme al colegio de psicólogos y a partir de ahí tomar nuevas decisiones. Cinco años después, aparecen nuevos planes, nuevos proyectos y uno de esos, es la maestría.
Desde mi niñez, siempre estuve clara en estudiar contabilidad, tuve como modelo a mi hermana mayor, siendo yo la menor de cinco hermanos, que de acuerdo con la teoría de Alfred Alder, discípulo de Freud, la hermana mayor suele ser más seria, formal, responsable, introvertida y receptora de valores, quien junto con el resto de los hermanos deja abierto el camino a su hermana menor para superarse. Antes de entrar al colegio técnico, me preparé con los libros y cuadernos de mi hermana y mientras recibí clases amaba lo que aprendía, y a la fecha es de gran valor todo lo que he logrado a través de la contabilidad.
Al salir del colegio y ya inmersa en el mercado laboral, le di énfasis al desarrollo del idioma inglés, ya que prácticamente se trata de la lengua del mundo actual y se dice que es en la era de la globalización la lengua internacional. Ya reforzado el idioma, mis planes eran iniciar la universidad, y lo ideal sería estudiar algo relacionado con contabilidad: contabilidad propiamente, finanzas, economía, administración, mercadeo, entre otras. Sin embargo, me gusta recibir siempre toda la asesoría posible; creo que visité casi todas las universidades del país haciendo test vocacionales, y en todos, sin excepción se me asignaba la carrera de psicología como vocación, lo que fue difícil de aceptar, cuando ya tenía más o menos un camino a seguir. Analicé, planeé, organicé y tomé la decisión de estudiar psicología. Hoy, como psicóloga creo en los test vocacionales como profesional y aunque sea subjetivo, creo en ellos en lo personal. Lo orientan a uno, a estudiar lo que a uno verdaderamente le gusta y así el trabajo se ejecutará con pasión.
Pero en la actualidad, en nuestro país Costa Rica, que posee uno de los índices de alfabetización más alto de América Latina donde la educación primaria y secundaria es gratuita, el título de bachiller o licenciatura de la universidad ya no es suficiente. El costarricense quiere saber más, quiere especializarse. No solo el joven, el que recién sale del colegio o la universidad, también el adulto mayor busca el conocimiento por crecimiento personal o para saber hasta dónde llegan sus límites, su habilidad de aprender, su capacidad cerebral: para ponerlo en práctica o no, o simplemente por pura satisfacción personal.
En mi caso, hay un poco de todo. A mis treintas, descubro que he logrado muchas de mis metas y que me faltan muchas por lograr. Mi límite académico no está en la licenciatura, está más allá; ni siquiera puedo mencionar una maestría como un límite, porque si puedo hacer más, estoy segura que lo haré. Mi duda al dar el paso, era una maestría en qué. En un principio pensé en una maestría propiamente en psicología laboral, pero a pesar de las grandes empresas que funcionan en el país con influencia de otros países, esta psicología no está bien posicionada. Pocas son las empresas que se preocupan por ir más allá de solo obtener una utilidad para sí mismos. Por otro lado, yo no estoy dedicada el cien por ciento en la psicología; trabajo como contador junior de una empresa líder en bebidas. En valores numéricos, ejerzo la psicología en un 10%, por lo tanto, la contabilidad en un 90%. Debía encontrar algo que asocie mi habilidad lógica numérica con la habilidad de integración y facultades viso-espaciales, sensaciones y sentimientos.
La
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