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Embarazo A Niñas Menores


Enviado por   •  3 de Octubre de 2014  •  9.332 Palabras (38 Páginas)  •  284 Visitas

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Desde el punto de vista de la salud sexual y reproductiva la agresión sexual representa un alto riesgo de embarazo y de transmisión de ITS y VIH/Sida, así como de lesiones genitales y daños en otras partes del cuerpo. Se estima que de cada 10 mujeres que sufren una agresión sexual, aproximadamente una quedará embarazada. En Estados Unidos, 5% de todos los embarazos de mujeres de 12 a 49 está asociado a violación. En Costa Rica se reportó que el 90% de los embarazos en menores de 14 años era por violación y un estudio en Chile encontró que el riesgo relativo de abuso sexual en embarazadas menores de 15 años era de 5.9.

El riesgo promedio de infección de VIH después de un solo acto de penetración vaginal sin protección es entre el 1 y el 2% si el hombre es el que está infectado y de 0,5% a 1% si es la mujer la que está infectada. El riesgo promedio de infección por el VIH en el caso de coito anal sin protección es entre 5 y 30%. En casos de violación es probable que se produzcan desgarros macroscópicos o microscópicos de la mucosa vaginal, especialmente en adolescentes, lo que aumenta enormemente la probabilidad de transmisión del VIH.

Los equipos de salud no siempre están preparados para detectar y dar respuestas integrales a

La complejidad de la problemática de las adolescentes que presentan embarazos forzados. La intervención en estos casos implica tres niveles de responsabilidad: médica, legal y psico-social.

Por un lado, los mayores riesgos obstétricos y perinatales asociados al embarazo en menores de 15 años se acrecientan aún más, cuando son consecuencia de abuso y agresiones sexuales.

Por otro lado, un embarazo en una menor de 15 años implica analizar el tema en el marco de la familia, pues es indispensable descartar la existencia de un abusador sexual en ese entorno.

La intervención jurídica es importante en relación con la protección de la niña y la identificación y persecución penal del violador. Al mismo tiempo se deben desarrollar estrategias de apoyo psicológico y social que contribuyan a restaurar los daños subjetivos de la violencia y acompañar a la niña en “las decisiones” -abrumadoras para su edad- sobre qué hacer con la criatura que está por nacer y procurando evitar nuevas victimizaciones, como por ejemplo, los pactos de silencio, la Culpabilizarían o las tendencias expulsivas del grupo familiar.

Asimismo, existe evidencia que relaciona la experiencia de abuso y agresiones sexuales en la infancia y adolescencia con una mayor probabilidad de adoptar conductas de riesgo, como tener sexo a edades tempranas, no utilizar anticoncepción, tener varias parejas sexuales, baja autoestima y baja capacidad de control, factores que generan contextos sociales y emocionales que contribuyen a la ocurrencia de embarazos no previstos en la adolescencia.

Explotación sexual

La explotación sexual comercial infantojuvenil es el empleo comercial para actividades de índole sexual de personas menores de edad a cambio de remuneración económica u otro tipo de beneficios. Incluye prostitución, pornografía, trata de personas y turismo sexual

La explotación sexual de niños/as y adolescentes es una de las más serias violaciones de sus derechos humanos y dignidad. Es un tema complejo atravesado por cuestiones legales, económicas y sociales, ligado a situaciones de pobreza, tráfico de personas, abuso sexual, niños en situación de calle, desempleo, migración y farmacodependencia, entre muchas otras.

La explotación sexual afecta a 10 millones de niños/as y adolescentes de 10 a 17 años en todo el mundo. Las niñas y adolescentes menores de 15 años muchas veces son raptadas por las redes de tráfico de personas o son entregadas o “vendidas” por sus familias y viven en situaciones de esclavitud. Los niños y niñas de la calle son particularmente vulnerables a la explotación sexual.

Se estima que 65% de los niños y niñas en situación de calle en las capitales de los países latinoamericanos son explotados/as sexualmente y para muchos/as ese es un recurso de supervivencia.

Las niñas y adolescentes explotadas sexualmente están expuestas a un alto riesgo de embarazo no deseado y contagio de ITS y VIH, así como a otros problemas, incluyendo abuso de drogas, desnutrición, violencia física y sexual, y problemas de salud mental como estrés postraumático y suicidio.

En estos contextos las niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual no siempre tienen conocimiento adecuado sobre anticoncepción y prevención de ITS y VIH/Sida ni acceso a los servicios de salud. Además, las situaciones de encierro y la coacción, presión y violencia que pueden sufrir por parte de los “clientes” y proxenetas para no usar condones las vuelven aún más vulnerables. Cuanto más joven es la niña, mayor es el riesgo de contagio de VIH, tanto por motivos biológicos como por su menor capacidad para negociar la utilización del condón con los clientes, especialmente cuando éstos están dispuestos a pagar más para tener sexo con niñas pequeñas, asumiendo que les representa a ellos una menor posibilidad de contagio de ITS y VIH.

Las adolescentes que quedan embarazadas tienen alto riesgo de recurrir a métodos de aborto inseguro, muchas veces obligadas por sus explotadores. De las que continúan el embarazo, pocas reciben atención médica, con el consecuente riesgo de sufrir complicaciones del embarazo.

Uso de métodos anticonceptivos

La edad de inicio de relaciones sexuales es cada vez más temprana, pero la capacidad de prevenir el embarazo no acompaña este comportamiento. Entre los 10 y los 14 años no existe la madurez emocional e intelectual necesaria para aplicar medidas adecuadas de prevención. Esto dificulta la posibilidad de las adolescentes de ejercer un control reflexivo sobre el ejercicio de la sexualidad y sus consecuencias, así como la capacidad para negociar con sus parejas las decisiones sobre la actividad sexual y la prevención de embarazos, máxime si éstas las superan ampliamente en edad.

En muchos países de la región las mujeres en edad reproductiva tienen poco conocimiento sobre el cuerpo y procesos fisiológicos como el ciclo menstrual y el período fértil. Este desconocimiento es mayor en las adolescentes más jóvenes. En casos extremos, el embarazo no es reconocido hasta el momento del parto. De igual forma, a edades tempranas el conocimiento sobre las formas de evitar el embarazo es escaso, o circula información errónea o distorsionada acerca de la fecundación y los métodos anticonceptivos.

El uso de anticoncepción en la primera relación sexual suele ser muy bajo por la imprevisibilidad del hecho. La ENSA 2000 en México muestra que del total de adolescentes de 12 a 19 años que tuvieron relaciones sexuales, 37% utilizó

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